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OPINIÓN - SÁBADO, 19 DE ENERO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Gobernar es muy difícil
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Si hoy existiera la pena de la hoguera, algunos políticos serían los más sujetos a ellas. No cabe la menor duda de que esta frase tiene un componente de odio hacia quienes vienen demostrando que se han ganado con creces la aversión que sienten los ciudadanos hacia ellos.

Conviene decir, cuanto antes, que mandar es muy difícil y mandar bien es tremendamente complicado. Ahora bien, robar parece ser que está alcance de cualquier monterilla de pueblo. Lo cual está causando un daño irreversible a la democracia y está propiciando que el populismo y los antisistemas vayan rumiando la posibilidad de alterar el orden reinante.

Francisco Antonio González, Delegado del Gobierno, ha reconocido que ser autoridad es tarea compleja. Y lleva toda la razón del mundo. Porque “la moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política cuando se está en el poder”. Y él, que tanto ha clamado contra las decisiones tomadas por anteriores delegados, ahora está sufriendo en sus carnes las dificultades que entraña ocupar ese cargo.

Pacoantonio, hipocorístico por el cual es más que conocido, tiene la enorme fortuna de caer bien en esta ciudad. Lo cual no deja de ser una gran ventaja para él. Amén de conocer una tierra a la que vino por azar y se quedo en ella para siempre. Lleva, pues, tantos años en la ciudad y en su partido como para conocer perfectamente quienes son sus enemigos. De no ser así, difícilmente hubiera sido nombrado Delegado del Gobierno. Hablando de enemigos, yo no creo que nuestro alcalde lo sea del delegado del Gobierno. Como llevan diciendo, desde hace cierto tiempo, los correveidiles de corrillos y mentideros. Pero tampoco descarto que entre ellos haya habido varios desencuentros.

Encontronazos que no han ido a más porque ambos se respetan y conocen al dedillo que sus funciones les impiden comportarse de manera chabacana. Lo cual sería dar malos ejemplos. Y bastante tenemos ya con los de la corrupción. Ahora bien, tampoco creo conveniente que ambos, es decir, alcalde y Delegado del Gobierno, se den abrazos chillados a cada paso con el fin de acallar las voces que propalan que no se pueden ver ni en pintura.

Los abrazos chillados son contraproducentes en estos casos. Pues terminan produciendo el efecto contrario al buscado. Y harían muy bien en prescindir, a partir de ahora, de los intercambios de ditirambos. Siempre tan innecesarios y, sobre todo, cuando sobrepasan el baremo impuesto por Juan Ramón Jiménez: más de tres adjetivos es pasarse de la raya.

Lo que sí me ha gustado de lo dicho por el Delegado del Gobierno en la sede de Ainara es, sin duda alguna, lo concerniente al problema de la frontera y a su repercusión en la vida de la ciudad en lo tocante a los problemas creados por los delincuentes que vienen de Marruecos. Y me ha gustado porque se asemeja muchísimo a lo escrito por mí el viernes, 11 de enero, en este periódico, bajo el título ‘Ciudad pequeña con problemas de urbe grande’. Una columna a la que pueden acceder y cotejarla con las declaraciones de Francisco Antonio González.

En fin, que gobernar es difícil, claro que sí. Pues el don de mando significa el arte de imponer nuestra voluntad sobre otros en forma tal de obtener obediencia, confianza, respeto y cooperación leal. Pero también exige cualidades del mando y, por encima de todo, tener un enorme conocimiento del cargo que se ocupa.
 

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