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OPINIÓN - VIERNES, 1 DE FEBRERO DE 2013

 

OPINIÓN / LA ZARPA

Corruptores
 


Julio Basurco Díaz
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Joan Rosell, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), dice que ve un ‘desprestigio total de la función pública’, debido a los múltiples casos de corrupción de los que estamos siendo testigos. Este honrado caballero echa balones fuera y no señala que detrás de cada caso de corrupción pública existen empresas privadas que se benefician económicamente, que son las que ponen los sobres encima de la mesa esperando que el político de turno les conceda el favor por el que pagan. No hay corruptos sin corruptores y si los primeros son cargos públicos, los segundos son siempre grandes empresas. Conviene no olvidar la situación en la que se encuentra el anterior presidente de la CEOE, el señor Díaz Ferrán. Joan Rosell debería tener este hecho en cuenta antes de ponerse a hablar de la función pública, de “la picaresca española” o del “problema del país”. La institución que preside no puede dar lecciones de honradez a nadie.

No es nueva esta manía que tiene la gente de pasta de descubrirnos a la gente de a pie cuales son nuestros problemas, quienes son los culpables y cuales son las soluciones. La famosa frase “A trabajar, aunque sea en Laponia” fue pronunciada por José Luis Feito, presidente de la Comisión de Economía y Política financiera de la CEOE, culpando del paro a los mismos parados. El mismo Díaz Ferrán dijo en su día aquello de “trabajar más y cobrar menos”, echando más cargas sobre las espaldad de una clase trabajadora que no es culpable de la crisis y que, en cambio, no deja de ser la que paga todos los platos rotos. El jefe de Mercadona, Juan Roig, dijo que lo que había que hacer era “trabajar como chinos”. El gran empresario, defensor a ultranza de la gestión privada, siempre ve como culpable de todos sus males a la gestión pública, y como vividores y vagos a los trabajadores a su cargo, igual que los señoritos terratenientes siempre se han permitido y se siguen permitiendo el lujo de llamar vagos a los campesinos que se parten la espalda de sol a sol por una miseria.

Si nuestra gestión pública es una vergüenza (que está desprestigiada se queda corto) es precisamente por el sometimiento de lo público a los intereses privados de los que el señor Rosell es representante. En nuestro sistema, gobernar en favor de los intereses de las grandes empresas es ley y si encima gobierna el Partido Popular la ley ya pasa a convertirse en dogma. La derecha (PP al completo y las cúpulas del PSOE) no tiene ideología, sino intereses. Esta realidad queda reflejada en la famosa frase de Eduardo Zaplana “yo estoy en política para forrarme” o con el fenómeno de las puertas giratorias: dirigentes de los dos grandes partidos que gobiernan en favor de empresas de las que luego pasan a ser asesores por un jugoso sueldo. La gestión pública es una mierda, sí, pero porque se gestiona en favor de lo privado. Los sobres no vienen de los que piden Eduación o Sanidad Pública, sino de los que se benefician de las privatizaciones. Y los intereses de estos piratas no los defiende CCOO ni UGT, sino la CEOE de la que el señor Rosell es presidente.
 

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