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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE FEBRERO DE 2013

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Xenofobia en los estadios
 


Domingo Ramos
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Hace ya unos cuantos años (febrero de 2006) que Samuel Eto’o amenazó con retirarse del terreno de juego, en el partido Zaragoza – Barcelona, por escuchar gritos racistas simiescos en referencia a su origen africano. La intervención del árbitro y los jugadores de ambos equipos lograron calmarlo y que reanudara su participación en el encuentro. Este incidente volvió a colocarlo en el centro de las discusiones futbolísticas, que ya sabemos que en España eran mas numerosas que las políticas (en la actualidad, por desgracia, se ha cambiado las tornas). Posteriormente, tras haber escupido a un rival, volvió a colocarle en el centro de discusiones al ser aludido polémicamente por el entrenador Javier Clemente con la expresión: “los que escupen son los que bajan de los árboles”…

Otro caso notable ha sucedió días pasados cuando en el partido amistoso Pro-Patria y el A. C .de Milán, al futbolista de origen africano Boateng se le acabó la paciencia ya que no pudo aguantar mas tiempo los insultos racistas que desde una parte de las gradas le caían y abandonó el terreno de juego, solucionando el “réfere” la situación suspendiendo el partido. Quienes no somos racistas ni sentimos rechazo, hostilidad ni odio al extranjero, tampoco estamos por el insulto o palabras que se utilicen con la intención de lastimar u ofender a otro. Pero seríamos injustos si únicamente nos refiriéramos a los insultos racistas, pues también se corean otros insultos en los estadios (como podemos apreciar en las retransmisiones televisivas de partidos) en los que se refieren a la madre o a la esposa de tal o cual futbolista, entrenador, arbitro o, inclusive, directivo de cualquier club. Pongamos como ejemplo las hinchadas de muchos equipos que alientan a sus equipos a través del “he……………….., he……………, he………!! caaa…bróoon¡¡, (lo que en román paladino se entiende por consentidor del adulterio de su mujer), dirigido al guardameta del equipo contrario cuando va a efectuar el saque de portería, acompasando la “música con los pasos” del citado guardameta. Y no digamos las expresiones de “hijos de puta”, dirigidas en los estadios por la hinchada local, que pueden ser mil o cincuenta mil personas a la vez, hacia los entrenadores, árbitros o directivos visitantes ¿que culpa tendrá la madre de estos profesionales o dirigentes de que el equipo local vaya perdiendo en su confrontación con el visitante?. Y seguimos preguntándonos ¿no son igual de lesivas y producen mas daño estas últimas expresiones que van en detrimento, perjuicio, menoscabo, molestia y dolor moral entre los receptores de los mismas?.

No queremos aquí entablar un debate sobre la xenofobia en los estadios, pero pensamos que no estaría de mas que la Federación Española de Fútbol tomara cartas en el asunto para evitar estos desmanes, so pena de verde sometida cualquier día a un plante total de protesta colectiva (al estilo Samuel Eto’o o Boateng) o a que los árbitros paralicen el juego o suspendan el partido hasta tanto, como mínimo, que se acallaran los agravios de los espectadores.
 

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