PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 10 DE FEBRERO DE 2013

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 4.

El Ceuta ganó al Sevilla C y convenció con su juego. Los aficionados hablan y no acaban de lo bien que se lo están pasando en el Murube, cuando juega el primer equipo de la localidad. La gente no entiende a cuento de qué la Federación de Fútbol de Ceuta se opone a que la publicidad conseguida por el club no pueda exhibirse en los sitios adecuados al efecto en el campo. Y hasta puede que un día invadan los aficionados al terreno de juego cuando se vuelvan a producir los lamentables hechos ocurridos el domingo pasado. Los lamentables hechos consisten en lo que les voy a relatar. En vista de que los empleados de la FFC se oponían a que la publicidad luciera en los paneles adecuados, los directivos decidieron exponerla en el césped, sostenida por los recogepelotas. Y cuando éstos estaban cumpliendo con ese cometido, los aspersores comenzaron a funcionar. Para que los chavales tuvieran que abandonar el terreno de juego. Lo ocurrido, si volviera a suceder, debería tener una respuesta ejemplar: que el público salte al campo y acabe con semejante barrabasada.

Martes. 5

Cuatro de la tarde. Reunión de amigos en sitio donde se está más que bien. Se habla de todo durante la sobremesa. Uno de los presentes me dice que le había gustado lo escrito por mí el pasado día tres. Una columna cuyo título rezaba así: “El lápiz rojo de la censura”. Y argumenta lo que dice: “Lo que tú opinaste, ese día, ha empezado a cumplirse. Pues ya se está persiguiendo al mensajero que ose referirse al ‘Caso Bárcenas’ y no se ponga de parte del Partido Popular. Y mucho me temo que nos quedemos sin saber lo que ha ocurrido. Tampoco me extraña que la verdad del asunto sea conocida cuando pasen muchos años. Es lo que ha venido ocurriendo siempre en España. Que nos cuesta aceptar la realidad y terminamos echando una tonelada de tierra sobre cualquier desmán cometido por los políticos”. Los políticos deberían darse cuenta, digo yo, que están poniendo a prueba la paciencia de los ciudadanos. Y cualquier día, cuando menos lo esperen, se armará la de Dios es Cristo. Oído al parche, pues.

Miércoles. 6

Hacía un mundo que no coincidía con Pepe Torrado, presidente de la Autoridad Portuaria, por si alguien no lo sabe todavía, y nos pusimos a conversar. Pepe, a quien conozco desde hace la friolera de treinta años, en cuanto nos vemos, siempre me recuerda pasajes vividos otrora, y de los que yo, a pesar de presumir de mi buena memoria, tengo ya vagos recuerdos. Tras los primeros minutos de charla, PT tiene a bien ponerme al tanto de cómo se encuentra Francisco Antonio González, después de haber sido operado en Madrid, la semana pasada. Y, en vista de que las noticias son alentadoras, lo celebro echándome un rioja al coleto. Brindando para que la salud de Pacoantonio tome la buena senda. Y le permita seguir entusiasmado con su cometido como delegado del Gobierno. Tarea complicada. Y no iba a ser menos en una ciudad de la que no me cansaré de decir que es pequeña pero que tiene problemas de urbe grande.

Jueves. 7

A mí no me asombra ya nada. Ni por lo que he vivido ni por mi edad. Puesto que he visto cosas increíbles y he oído disparates tan enormes como la catedral de Burgos. Pero confieso que me hubiera gustado tener la posibilidad de decirle cuatro impropios a la directora general de la Agencia Tributaria, Beatriz Viana. Que no por tonta, tonta de solemnidad, está eximida de que alguien hubiera decido ponerla como chupa de dómine. Sucedió que, tras ser preguntada por varios periodistas sobre la amnistía fiscal de la que podría haberse beneficiado Luis Bárcenas y otros imputados de la trama Gürtel, respondió a su aire… Y, creyendo que ya no la oía nadie, sacó a pasear su necedad: “Yo no sé ni lo que he dicho, ahora me van a sacar cualquier barbaridad que haya dicho”. Cómo es posible que sea directora general de nada esta mujer. Pero no por ser mujer, no vayan a creer que van por ahí los tiros, sino por haber demostrado que es inválida para desempeñar cualquier cargo. Y menos para el cargo que ostenta. La señora Viana, Beatriz ella, tendría que salir corriendo de su despacho y no volver nunca más a ejercer su cometido.

Viernes. 6

Conversación entre personas que echan la vista hacia atrás. Y alguien saca a relucir el nombre de Aida Piedra. A mí se me ocurre decir que era mujer que se metía por los ojos. Su cuerpo, cuando yo la conocí, era fuerte y hermoso. Así que hombres y mujeres la miraban con codicia. Y ella, recién llegada a Ceuta, formando parte del GIL, supo interpretar a la perfección el papel de “Belinda”. Parecía sorda y muda. Mientras Antonio Sampietro se la comía con los ojos y daba muestras evidentes de estar colado por ella. Y, claro está, tan prendado de ella estaba que lo arruinó políticamente. Aida Piedra supo disfrutar de lo lindo en esta ciudad. Y, además de holgar y de vivir más que bien, hizo feliz a otras personas que la siguen echando de menos. Participó en un voto de censura contra el GIL, debido a que estaba de Sampietro hasta el mismísimo. Y porque se había entendido muy bien con una mujer que fue, luego, la perdición y la alegría de otras. Aida Piedra, sin duda, forma parte de la historia de esta ciudad.

Sábado. 7

Coincido con Ángel Gómez, superintendente jefe de la Policía Local, en la cafetería del Hotel Tryp. Y, como siempre que ello ocurre, nos ponemos a charlar sin tapujos. Ya que entre nosotros, debido a los años que hace que nos conocemos, no caben conversaciones de medias tintas. Tras charlar de cuestiones relacionadas con su cargo y del trato que recibe la Policía Local por parte de la prensa, me dice que, desde hace un mes, tiene en su casa una botella de vino de la Ribera del Duero dispuesta para que llegue a mis manos. Y, entre bromas y veras, le digo que mentir no se la da muy bien. En ese momento, aparece Cristina, su mujer, a la que le tengo ley, y sin saber de qué iba la conversación, va y me dice que en su casa hay una botella de buen vino destinada para mí. Y que está harta de decirle a su marido que me la entregue. Menudo favor le ha hecho Cristina a su marido. Porque a ver cómo me atrevo yo, a partir de ahora, a poner en duda lo que diga Ángel Gómez. Superintendente Jefe de la Policía local. Que no es moco de pavo.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto