PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 21 DE FEBRERO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Faena con el pico de la muleta
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Francisco Umbral dijo una vez que, atendiendo a la mala conciencia que tenía por haberse chungueado de Mariano Rajoy, había decidido compensarlo con buen trato. Y, a partir de ese momento, se dedicó a hacerle el artículo cada dos por tres. Ante la extrañeza de sus innumerables lectores.

Semejante cambio de parecer, en quien destacó como figura indiscutible del columnismo periodístico, durante muchos años, me imagino que pudo deberse a que había comenzado a enfadarse con Rajoy, cuando antes no se lo había tomado en serio. Que es algo que suele ocurrir con frecuencia.

Veamos: siempre he oído, además de haberlo vivido en propia carne, que cualquier personaje público prefiere ser abroncado en su tarea a que se mofen de él. Tal y como ocurría con El Piyayo: “¡A chufla lo toma la gente, y a mí me da pena y me causa un respeto imponente!”.

Me van a permitir, antes de continuar, que me valga de este ejemplo: Juan Vivas nunca ha gozado de mi confianza, por motivos que no vienen al caso referir ahora; pero sí tenía de él un concepto de seriedad que ahora no tengo. Que es un caso al revés del que deduzco se suscitó entre Umbral y Rajoy. Y ello hace que desde hace cierto tiempo lo vea de la otra manera.

Lo que quizá vio Paco Umbral en MR, anterior a la rectificación, es un tipo que bien podía, con sus hechuras, hacer el don Tancredo en cualquier plaza de toros, acompañado de la correspondiente cuadrilla de los enanos toreros. Y, por esa visión del personaje, le dio por escribir sobre él de manera burlona, con guasa y escarnio. Por considerarlo candidato inválido para ser presidente del Gobierno de España.

Lo que tal vez no llego a vislumbrar el mejor escritor en periódicos del columnismo español, incluso cuando terminó dedicándole ditirambos, fue que, precisamente, el tancredismo de Rajoy, ese permanecer impertérrito en el centro del ruedo ibérico, es el que le iba a salvar su carrera como cargo político.

La carrera del presidente del Gobierno de España se está salvando gracias a que todos los casos de corrupción de su partido se los está pasando por la entrepierna. Y a fe que hay que reconocerle que lo hace con una sangre fría que deja a sus adversarios sumidos en la perplejidad.

Y además se ha atrevido, cual preámbulo de su actuación en el Debate sobre el estado de la Nación, a dirigirse así a sus ministros: “Importa la economía, lo de Bárcenas escampará”. Es decir, que da por hecho que por más que Luis El Cabrón intente tocarle los dídimos a él, MR, cuenta con poder suficiente para que la gente acabe olvidándose del asunto. A tal actitud, impávida a todas luces, se le llama valor sereno, en el mundo taurino.

Eso sí, una vez que uno ha recurrido a las expresiones taurinas, convendría recordarle a Mariano Rajoy que toda su faena en el Debate sobre el estado de la Nación la ha construido con el pico de la muleta. Faena, entiéndase por discurso, ventajista y, por tanto, carente de la verdad necesaria. Dando siempre el pasito atrás. Arriesgando lo mínimo, aunque componiendo la figura como si la temporada que lleva en La Moncloa estuviera jalonada de éxitos.

Hay seis millones de parados. Y la culpa la sigue teniendo Zapatero. A quien hasta puede que sea imputado (!) por lo de “Bárcenas” y por la trama Gürtel. El Debate ha sido un fiasco en todos los aspectos. La clase política sale del trance peor parada.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto