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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE FEBRERO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Revisión de precios…
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Me llama un amigo de la infancia, que lleva la tira de tiempo como concejal de un pueblo gaditano. Un amigo con quien suelo conversar de tarde en tarde y siempre a través del aparato telefónico. Y como lector que es de ‘El Pueblo de Ceuta’, gracias a Internet, va y me dice que se me nota muchísimo la tirria que le tengo a los políticos. Y no se corta lo más mínimo en achacarme que me estoy ensañando con ellos.

-No exageres, Carlos, que aún los hay que me reprueban lo benevolente que soy con quienes han llevado a España a la ruina.

Y Carlos se enciende. La ira le puede. Y me lo imagino, porque lo conozco muy bien, con los ojos acuosos, y la mirada, de natural limpia, empañada. Y, claro, me llega la primera andanada:

-A ver cuando se te ocurre denunciar los disparates urbanísticos, y hablar del enorme poder de las promotoras sobre los ayuntamientos, la corrupción rampante… Es más, no todos los políticos son corruptos; sin embargo, pocas promotoras pueden decir lo mismo.

-Perdona, Carlos, pero no sé de lo que me estás hablando…

-Vaya, Manolo, no te hagas el tonto… Que nos conocemos más que bien. De cualquier manera, te voy a recomendar un libro para que te pongas al día de cómo la corrupción urbanística ha sido la causa de que este país esté sumido en la ruina económica. Toma nota… “La ola que arrasó España” es el título del libro que ha escrito Guillermo Valcárcel, quien pasó diez años entre obras, primero en la empresa privada y, finalmente, como inspector de urbanismo del Ayuntamiento de Madrid. Y se refiere a los años felices del pelotazo, del ‘España va bien’ o el ‘vamos a superar a Alemania’. Donde se explica que el verdadero negocio de la industria de la construcción no era tanto las viviendas como el suelo. Tanto es así que eran las promotoras las dueñas y señoras de los terrenos que se recalificaban. En fin, lo dicho, que procures leer ese apasionante libro.

-Bien, Carlos, te prometo que lo haré. Que mañana mismo me daré una vuelta por todas las librerías a ver si consigo encontrarlo. Pero, aprovechando que ya te has desfogado, me gustaría que me dijera si las promotoras obtienen beneficios en eso que llaman revisión de precios y de metros construidos demás.

-Tengo la impresión, Manolo, de que intentas quedarte conmigo. Que hemos crecido juntos, ¿eh? Así que no te hagas el estrecho en un asunto que tú debes conocer al dedillo.

-Pues no tengo ni idea, créeme.

-Bueno, a otro con ese cuento. Aunque te diré que yo estoy harto de ver que las promotoras cuando acceden a semejante petición es que alguien necesita dinero urgente y hay que sacarlo de la caja pública. Puede ser un partido político o bien algunos señores a los que conviene contentar en ciertos momentos para que esas empresas de la construcción puedan quedar a salvo de denuncias… ¿Te vale la información?

-Sí, claro que sí. Aunque te vuelvo a repetir, Carlos, que yo nunca le he prestado atención a los asuntos de la construcción a gran escala. Pero, a partir de ahora, no tendré más remedio que hacerlo. Para conocer la otra parte de la corrupción. Es decir, la que hace posible que los políticos, que no es tu caso ni el de otros muchos, se corrompan. En fin, que me haré con el libro, titulado “La ola que arrasó España”. Para estar más preparado al respecto. Y poder escribir con cierta propiedad.
 

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