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					El Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) 
					se muestra preocupado ante el aumento de situaciones -todas 
					ellas en la misma zona, en un contenedor cercano a las 
					Caracolas, en el Príncipe- en las que son avisados para 
					extinguir un fuego cuando en realidad la intención de 
					quienes alertan es tenderles una emboscada para apedrearlos. 
					Así ha sucedido en los últimos días, y los bomberos reclaman 
					más protección, pero también que se haga una mayor 
					incidencia en la “prevención” para actuar sobre estos hechos 
					antes de que sucedan, ya sea a través del acompañamiento 
					policial o de la educación cívica.
 “Prevención” y “educación” es lo que creen que hace falta 
					para cortar de raíz el problema de los continuos 
					apedreamientos. El Servicio de Extinción de Incendios y 
					Salvamento (SEIS) apuntaba ayer a EL PUEBLO que es necesario 
					que se tomen medidas al respecto. Hace tiempo que llevan 
					sufriendo ataques en sus salidas al Príncipe, pero en los 
					últimos días, como ha recogido este medio, la incidencia ha 
					sido mayor.
 
 Tanto el viernes como el sábado, el SEIS fue avisado para 
					que sus efectivos acudieran a extinguir el fuego de un 
					contenedor en una zona próxima a las Caracaolas. En todas 
					estas ocasiones se trató de fuegos provocados para tenderles 
					una emboscada y apedrearlos cuando acudieran a realizar su 
					trabajo.
 
 Tan sólo se libraron de las pedradas, en la ocasión en que 
					les acompañó la Policía Local. Sin embargo, según explican 
					los bomberos, la Policía -en este caso, la Nacional- se 
					niega a acompañarlos, a no ser que se les esté apedreando y 
					por lo tanto tuvieran obligatoriamente que acudir por 
					motivos de seguridad. El SEIS considera, sin embargo, que 
					“teniendo en cuenta los antecedentes” y sabiendo que las 
					llamadas en esa zona son las excusa para los apedreamientos, 
					la Policía Nacional debería realizar de manera 
					“protocolaria” este acompañamiento, es decir, un trabajo de 
					escolta previo, no una vez se les haya apedreado.
 
 Ante esta negativa que denuncian los bomberos, el personal 
					ha planteado su malestar a sus superiores, estudiando 
					incluso el por qué ellos tendrían que acudir al servicio, 
					cuando los agentes de las Fuerzas de Seguridad se niegan. En 
					este sentido, explican, han escrito un informe interno.
 
 Los bomberos consideran que esa actitud de “prevención” 
					también debe destinarse a llevar a cabo una “concienciación” 
					entre los jóvenes. De este modo, recuerdan la historia que 
					les sucedió en una ocasión. Narran que fueron requeridos 
					para extinguir un fuego que habían provocado 
					intencionadamente unos chavales, los cuales se divertían 
					alrededor del mismo. “¿Qué pasa si mientras estamos apagando 
					este fuego que habéis encendido hay un incendio en vuestra 
					casa? -preguntaron a los chicos- Que no podríamos apagarlo 
					porque no tendríamos ni medios ni personal, y tú familia, 
					que está dentro, no se salvaría”. Según explican los 
					bomberos, los chicos se quedaron reflexionando y 
					aparentemente arrepentidos. Por todo ello, creen que 
					“llegando a ellos y explicándoles la situación”, se 
					conseguirían avances en materia de civismo y se reducirían 
					los actos vandálicos en este sentido. “Pero los políticos 
					están preocupados en otras cosas”, lamentan.
 
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