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OPINIÓN - LUNES, 4 DE MARZO DE 2013

 

OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

Volviendo al mar
 


Javier Chellarám
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

El mar es inmenso, el mar es eterno, el mar nunca muere, el mar siempre está ahi, y yo en este tiempo me lo había perdido. Lo tenía a mano todos los días, pero sólo lo saboreaba en la playa, respirando su brisa, vigilando sus rincones, y surcando sus aguas, cada vez que volvía a pisar la gran piel de toro.

En la pasada edición del curso de monitor de vela, volví a tener las grandes sensaciones, la botavara, la orza, amolla, ceñida empopada, de través, de largo, la caña del timón, y el frío de los vientos racheados, por el tráfico interior del puerto de Ceuta.

Los escarpines, me hicieron volver a la rampa del Club Nautico Cas, y sumergirme en sus aguas, aunque tuviera helado medio cuerpo, eran los estímulos que nunca olvidé, el que me volviera a sentir que fui marinero.

Recogida de material, sacando de sus aguas, el Rakero, el barco escuela, acompañando al patrón, vigilando la mar, ayudando a los compañeros y compañeras, y sufriendo por las temperaturas, que nos daba este mes de Enero y Febrero, llegó el dia que volví a mis orígenes...

Era el dia , que me debían una navegación, diferente, porque al ofrecerme tanto en la mar, a exponerme en la mar, y compartir en la mar, tanto, que me quedé sin navegar, un dia antes, y por eso, pedí la embarcación de nivel C, la zodiac.

Les recordé a los profesores, que tenía el titulo de embarcaciones menores, que aquello no se me había olvidado, y vieron que la pericia y la practica, y sobre todo, las nociones y respeto por el mar, no se habían olvidado.

El recordar a los profesores, que teníamos tres hombres en el agua, con las tablas deslizadoras, la llegadas de los fast-ferry,s , la salida de embarcaciones de recreo, y el dominio de poder visualizar el litoral, me daban ese plus, de saber que había estado ya en situaciones parecidas.

Provenía de la Armada, de la Cruz Roja del Mar, y haber pertenecido a la Brigada Naval de Salvamento, y lo que es el mar, tan rebelde y peligroso a veces, acompañas en la maniobra por un minuto al rakero, y de repente, ves que te falta, un hombre, con su traje de neopreno y su tabla de surf, el poniente, lo había llevado hasta las escolleras del Parque Marítimo...

El profesor, metió fuerza a la vía, y con el walki- en mi chaleco adaptado, mi casco y mi agarre, al sillón de mando, el patrón , imprimió velocidad en la busqueda del surfista, la zodiac se elevaba en las aguas de poniente, y ahí en esos segundos, sentí una liberación y un bienestar total, porque volvía veintiseis años después, a sentir las mismas emociones, a bordo, y volviendo a rescatar y ayudar como cuando serví en la mili.

Vimos al compañero, que las corrientes, no le dejaban incorporarse, y volvimos con la tabla, y el surfista a bordo de nuestra zodiac, felizmente, y recordando la anecdota de la corriente, que en su momento de velocidad, no pudo con la botavara ni la driza.

Las maniobras, el manejo, el control, el salvamento, el trabajo en equipo, la coordinación, y la recogida de la embarcación, con sus bragas, pestrechos, y remolques, me dió una satisfacción personal y emotiva, que mereció la pena, aquel día, compartiendo con profesores, monitores y compañeros, que el destino, me decía, que otra vez, estaba volviendo al mar.
 

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