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					DDicen que el tiempo pone todo en su lugar, que sólo hay que 
					esperar a que él, cuando llegue el momento oportuno, lo 
					coloque todo donde debe estar. En Ceuta, el tiempo juega un 
					doble papel: el primero de ellos es el que hace que los días 
					transcurran sin posibilidad de pararlos, el segundo, aquel 
					que nos empuja hacia un lado o hacia el otro, según sople 
					poniente o levante.
 El papel secundario del tiempo es el que ayer, de nuevo, 
					puso a cada cual en su sitio. A unos, allí donde se posa 
					nuestra vista cuando miramos al horizonte con los ojos 
					puestos más allá de un Estrecho azul oscuro, azul de 
					tormenta. A otros, aquí, donde hay que estar cuando hay que 
					estar, donde los días pasan con la esperanza de que “el 
					tiempo” deje de cerrarnos las puertas a muchas cosas, 
					también a la información.
 
 Y la esperanza, que es verde, se traslada desde los 
					ciudadanos de a pie hasta los empresarios que tienen puestos 
					sus “dineritos” en las páginas de los diarios donde, cada 
					día, buscan ávidos su anuncio, la imagen de su empresa. Pero 
					ésta se pierde en el azul de la tormenta y esos “dineritos”, 
					los de su publicidad, se diluyen entre las olas que “el 
					tiempo”, en su segundo papel, ha traído de manera vehemente 
					hasta nuestra orilla.
 
 No es la primera vez que ocurre, ni será la última. Una 
					mañana más, contra viento y marea, nunca mejor dicho, “El 
					Pueblo de Ceuta” estuvo puntual en todos y cada uno de los 
					lugares donde habitualmente está antes de amanecer (5:00h.). 
					Una vez más, los anunciantes, los empresarios que destinan 
					parte de sus beneficios a publicitar sus negocios, 
					obtuvieron el servicio por el que pagan: que los ciudadanos 
					tengan en sus manos a primera hora de la mañana, cuando las 
					noticias todavía son noticias, periódicos con la imagen de 
					su empresa entre sus páginas.
 
 Invertir en Ceuta no es sólo vivir de lo que sus ciudadanos 
					y empresarios generan, es hacer que la inversión se de la 
					vuelta, que el dinero circule interiormente y los impuestos 
					sean una pescadilla de prosperidad que se muerda siempre la 
					cola. Invertir en Ceuta no es pagar a empresas foráneas por 
					hacer lo que se tiene que hacer aquí, donde desaparece el 
					temor a que unas rayas de levante en el telediario impidan 
					llevar la información a primera hora a los ciudadanos, 
					porque no hay olas que lleguen hasta nuestra rotativa. 
					Invertir en Ceuta es darle a los ceutíes el servicio por el 
					que pagan.
 
 El tiempo pone todo en su lugar, qué cierto es… tan cierto 
					como que la esperanza por ver a amanecer la publicidad en 
					este diario, por motivos obvios, nunca se pierde. Y es que 
					la esperanza, queridos lectores, ha sido y es siempre verde.
 
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