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OPINIÓN - MARTES, 5 DE MARZO DE 2013

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Ha llegado, al parecer, el momento de los populistas. El populismo se ha arraigado en los países subdesarrollados y ha extendido sus tentáculos a los países desarrollados, donde los pueblos están dando sus votos para que los populistas sean quienes les gobiernen.

Que en los países subdesarrollados, donde abundan los analfabetos, nada es de extrañar que sean los populistas los que gobiernen, pero que esos mismos populistas se instalen en los gobiernos de los países desarrollados parece una incongruencia.

Sin embargo la prueba de ello la tenemos en Italia, donde han triunfado dos populistas baratos que nada van a aportar a la política y al desarrollo de sus país al que, como es habitual en esa clase de gobernantes, le llevarán a la ruina.

Cómo se hace el populismo. Los populistas son como aquellos antiguos charlatanes, que recorrían los pueblos, vendiendo elixir que alargaba la vida, jarabe que curaba cualquier clase de enfermedad, pócimas milagrosas e incluso peines sin púas para los calvos.

Y el personal los creía, comprándoles esas mercancías, incluso los calvos les compraban los peines sin púas para peinarse. Puede parecer la comparación ridícula pero es cierto te venden humo para llevarse todo el dinero de la personas de esos pueblos y cuando los pueblos despiertan y se dan cuenta de la estafa a la que han sido sometidos, ellos se marchan con los bolsillos llenos, dejando a los pueblos en la miseria.

Lo primero que hacen los populistas, es decirte lo que quieres escuchar y tú le das tu voto para que gobiernen, porque con ellos en el gobierno de tu país, vas a vivir como jamás has vivido. Seguidamente crean una policía paralela, encargada de los trabajos sucios para aquello que van contra sus deseos. Al mismo tiempo, toda la riqueza del país la emplean en comprar armamentos y ayudar a otros gobiernos, donde al frente de los mismos, esté otro populista.

Todos aquellos que les rodean y son de su absoluta confianza, vivirán a cuerpo de rey, que diría la sabia de mí abuela, mientras al pueblo llano se le racionaran los alimentos de primera necesidad y la corrupción aparecerá con más fuerza que nunca.

El apoyo de esos incondicionales, los únicos que viven bien, se demostrará a cada momento, incluso si se pone enfermos, saldrán a la calle portando pancartas y rezando para que su amado jefe sane de cualquier enfermedad que haya podido coger. Para eso es su amado jefe, su ídolo, su dios.

La oposición, los que no viven del cuento, los que de verdad quieren sacar a sus pueblos de la miseria en los que le ha metido el populista de turno, dictador barato, para sus fieles seguidores, o sea para los que viven bien, son los demonios que quieren acabar con su ídolo de los píes de barro.

Pobres pueblos donde gobiernan esos populistas, vendedores de pócimas milagrosas y de peines sin púas para los calvos, vencedores de humo, trincones y charlatanes baratos que llevan a sus pueblos a la miseria. Pero eso, para desgracia de la Humanidad, es lo que está imperando en los momentos actuales, gracias a la enorme corrupción existente y la poca credibilidad que tiene la clase política.
 

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