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OPINIÓN - LUNES, 11 DE MARZO DE 2013

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Los parados “pasan” de manifestarse

Los parados se quedaron en su casa. Una vez más, el nulo sentido reivindicativo del que hace gala Ceuta se dejó sentir en la manifestación de ayer donde hubo quinientas personas de un registro de parados de casi 13.000 personas. Una escasa representación, como signo inequívoco de una evidencia: los parados se quedaron en casa. Ahora bien, como dato positivo los jóvenes sí salieron a manifestarse y con ellos nace un nuevo sector crítico: esa juventud, cuyas tasas de desempleo son alarmantes en nuestra ciudad y que demandan ya un cambio para acceder al mercado laboral. Un sector que hay que comenzar a escuchar y que se hace notar en la calle, aparte de en las colas del paro.

La incomparecencia de los desempleados que están inscritos como tales o, al menos, una proporción importante de ellos, “pasaron” olimpicamente de echarse a la calle. Una vez más, Ceuta demuestra su nulo, sentido crítico con las políticas que, en otras regiones españolas, se rebaten con más coraje y contundencia. Para defender los mismos derechos, en Ceuta el personal se muestra muy timorato y tolerante con una permisividad que resulta incomprensible. Esta despreocupación ciudadana por mostrarse en público es un síntoma tradicional de las manifestaciones en Ceuta, sean del tipo que sean, aunque en esta ocasión, el “leit motiv” era la lucha contra el paro, los recortes y la corrupción política. Tres aspectos que tienen a buena parte del país revolucionado y que, en el caso de Ceuta, da la sensación de resultar indiferentes a la inmensa mayoría. La pasividad ceutí a la problemática nacional se hace patente en la calle. Este sentimiento de “invisiblidad” se deriva más hacia el conformismo que a una mayoría silenciosa de aceptación. Con cerca de 13.000 personas sin trabajo, no podemos interpretar, en este caso, el dicho de “quien calla, otorga”. No es aceptable vivir sin trabajo o carecer de ingresos y guardar silencio. Sería como sufrir y, encima, reir.
 

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