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					Todo está preparado en el Pantano del Renegado. Los minutos 
					juegan en contra. Cuatro militares pertenecientes a la 
					Sereco, la Sección de Reconocimiento del Batallón de 
					Zapadores del Regimiento de Ingenieros nº 7, corren hacia la 
					mitad del puente que atraviesa el pantano con la intención 
					de instalar explosivos y volar por los aires la estructura. 
					Camuflados para pasar desapercibidos, sacan de sus mochilas 
					el arnés y el mosquetón y descienden haciendo ‘rappel’ hasta 
					colocarse justo debajo de las vigas. Instalan los 
					explosivos. Descienden hasta el agua, se colocan las aletas 
					y bucean hasta encontrarse a una distancia prudencial a la 
					que estén fuera de peligro. El tiempo del que disponen, 
					apenas unos minutos, lo marca la distancia de la mecha antes 
					de que el Renegado se convierta en el escenario de una 
					explosión.  
					 
					Apenas ha transcurrido media hora. Las embarcaciones de la 
					Sereco se avistan a los lejos en la playa Benítez. Un grupo 
					de hombres salta al mar. Las burbujitas en el agua, apenas 
					apreciables, son indicios de que están buceando. Armados y 
					preparados llegan al supuesto territorio hostil, la 
					desconocida playa. A gran velocidad, se quitan las aletas y 
					hacen un rápido reconocimiento de la zona. No hay peligros 
					visibles por lo que utilizan sus propias aletas para 
					señalizar el terreno. Desde el mar, el resto de compañeros 
					ha visto la jugada, la operación se ha saldado con éxito y 
					la señalización simboliza luz verde para que se acerquen las 
					embarcaciones mientras los militares que ya están colocados 
					en la arena hacen labores de vigilancia. El resto del equipo 
					llega. La playa ya está tomada por la Sereco.  
					 
					¡Peligro! Hay varios hombres a punto de ahogarse. Piden 
					auxilio haciendo señales con las manos al avistar la Zodiac 
					del Batallón de Zapadores. Sólo tendrán una oportunidad de 
					subirse a ella cuando esta pase a su lado a gran velocidad. 
					Los militares subidos en la embarcación lanzan una especie 
					de cuerda para que el buzo coja impulso y suba. Uno a uno lo 
					van logrando, todos han conseguido salvarse.  
					 
					En esta ocasión no son situaciones reales, pero podrían 
					serlo. Son escenificaciones que la Sereco realizó la pasada 
					semana, dentro de sus ejercicios de entrenamiento, de los 
					que EL PUEBLO fue testigo y que sirvieron para demostrar que 
					si se convierten en realidad, están preparados para actuar.  
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