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                     Aún quedan algunas cuestiones por 
					esclarecer en el denominado caso Ponferrada. En mi primer 
					artículo puse de manifiesto la incongruencia de una 
					formación política que criticó la conducta del Partido 
					Popular tras conocerse las acusaciones a las que debía 
					enfrentarse el ex alcalde popular de Ponferrada, Ismael 
					Álvarez. Un personaje que finalmente ha visto cumplidas sus 
					pretensiones de venganza, gracias al pacto firmado con el 
					grupo socialista ponferradino, de arrebatar la alcaldía a 
					quien le expulsara de la política activa para entregársela a 
					quien le ha prestado su apoyo incondicional.  
					 
					Somos conscientes que el ex alcalde de Ponferrada fue 
					condenado en 2002 por acosar sexualmente a su compañera de 
					grupo parlamentario y ex pareja, Nevenka Fernández. Como 
					consecuencia, fue expulsado automáticamente del Partido 
					Popular y tras varios años alejados de la política activa, 
					regresó nuevamente como cabeza de lista de una formación 
					localista en 2011. Un regresó propiciado por la ausencia 
					total de trabas legales que impidieran al regidor acceder 
					nuevamente a la política activa. Purgar su pena tan solo le 
					costó una multa de 2.160€ y una indemnización de 12.000€ 
					pese a los intentos de la defensa puesto que, ningún 
					tribunal lo inhabilitó para ejercer cargo público. 
					 
					Los ciudadanos hemos expresado a través de las redes 
					sociales nuestra indignación primero, con un sistema 
					judicial que le permitió continuar en política y por 
					supuesto, por una decisión asumida por la dirección 
					socialista que jamás tuvo que producirse. Pocos, muy pocos 
					entendemos la decisión de pactar con el ex edil condenado 
					adoptada desde la agrupación socialista leonesa, pero aún 
					menos entendemos el apoyo ofrecido desde la secretaría de 
					organización de Ferraz, competente en estas cuestiones. En 
					definitiva, las vagas explicaciones ofrecidas al respecto 
					por los máximos dirigentes socialistas acrecientan las dudas 
					en esta formación tanto de la propia militancia socialista, 
					como de la ciudadanía en general. 
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