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sociedad - VIERNES, 29 DE MARZO DE 2013


afectados del choque del ‘Milenium’. ep.

PSICOLOGÍA en urgencias y crisis
 

El Colegio de Psicólogos pide que se les incluya en el protocolo para actuar en emergencias

Destacan que es “necesario y crítico” disponer de profesionales “estructurados, coordinados” e incluidos en los planes de actuación de la Ciudad y con formación “específica adecuada”
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El Colegio Oficial de Psicólogos de Ceuta pide que se les incluya en el protocolo de actuación en emergencias. Por ello, crearon en 2006 el GIPEC, un grupo de psicólogos especializados en intervención psicológica en crisis, emergencias, desastres y catástrofes, que tras unos años paralizados han retomado su actividad. “Se detectó la necesidad de crear el servicio por la localización geográfica de Ceuta y la dificultad que esto genera en tener una pronta respuesta en estas situaciones”, explican sus integrantes.

El Colegio Oficial de Psicólogos de Ceuta destaca la importancia de que ellos participen en la atención en catástrofes y pide que, por lo tanto, se les incluya en el protocolo de actuación en emergencias. Ofrecen la colaboración del GIPEC, un grupo de psicólogos especializados en intervención psicológica en crisis, emergencias, desastres y catástrofes. Este grupo surgió en el año 2006, a raíz de un curso realizado por algunos de sus miembros sobre estos aspectos y en el que contactaron con integrantes de otros grupos de similares características de la península. “Se detectó la necesidad de crear el servicio por la localización geográfica de Ceuta y la dificultad que esto genera en tener una pronta respuesta en estas situaciones”, explican desde el GIPEC.

El grupo, sin embargo, paralizó su actividad, y ahora, con la incorporación de la nueva decana del Colegio, Toli Escalante -en sustitución del anterior, Juan Delgado Muñoz-, contemplan entre sus objetivos reactivar este grupo, ya que consideran necesario que la Ciudad acuerde un protocolo de actuación y destacan, además, la gratuidad de esta actividad.

La Ciudad, en ocasiones precedentes en las que esta cuestión se ha llevado a debate, especialmente en interpelaciones del Grupo Socialista, ha explicado que existen 17 psicólogos para estas situaciones. Sin embargo, desde el GIPEC consideran que no están coordinados. “El problema no radica en la cantidad de profesionales que puedan emplearse en un momento dado para la intervención psicológica en situaciones de emergencia o de catástrofes, lo necesario y crítico es disponer de un grupo de profesionales de la Psicología estructurados, coordinados e incluidos en los protocolos psicológicos de actuación de la Ciudad y con la formación específica adecuada, y Ceuta no cuenta en la actualidad con este tipo servicio”, explican, y añaden: “De nada sirven 17 psicólogos esparcidos en diversos servicios, descoordinados y sin criterios comunes de actuación”.

“Beneficios” del GIPEC

Por ello, desde el GIPEC destacan los “beneficios” que pueden obtener, a su criterio, los centros, tanto públicos como privados, si incluyen la prestación de servicios psicológicos. “Tanto para las administraciones o centros públicos como para grandes empresas que puedan resultar afectadas, con psicólogos aprenden a saber qué decir, cómo, cuándo, quién, a quién, de qué manera, empleando qué medios”, matizan los psicólogos, que alertan de que “puede convertirse en una situación difícil si no se cuenta con un esquema de actuación claro en el que es de gran importancia la intervención psicológica”. “Si además existen muchas personas implicadas y sus respectivos familiares a quienes dar información en esos momentos, la situación se complica aún más”, añaden. “Esto puede provocar, entre otras muchas consecuencias, reacciones agresivas -de forma individual o colectiva- contra esos centros públicos o privados, a los que se les consideraría causantes de las mismas. Esta agresividad se descargaría a corto, medio o largo plazo perjudicando gravemente a la institución y a sus representantes políticos, así como una repercusión negativa de la imagen y de los servicios prestados por la empresa privada”.

El GIPEC considera que con una adecuada intervención psicológica se conseguiría el efecto contrario, pues la entidad sobre la que se descargaría esa agresividad “se transforma en protectora al ocuparse de las necesidades psicológicas de los afectados, ayudando a que éstos lleguen a asumir los hechos ocurridos sin necesidad de tener que proyectar su agresividad al exterior, evitando así unas consecuencias limitantes para la comunidad”.
 


Diferencias entre emergencias, accidentes, desastres o catástrofes

El grupo de psicólogos especializado en intervenciones de emergencia destaca las diferencias en las actuaciones en diferentes situaciones. “En un accidente se ven afectado un número reducido de víctimas, sin llegar a perturbar al resto de la comunidad y la institución dispone de los recursos necesarios para afrontar la situación”, explica. Por su parte, en una emergencia “hay un mayor número de afectados y supone la ruptura de la normalidad del sistema”. “El desastre afecta a toda la población. En la catástrofe se rompe la normalidad del sistema, por lo tanto la población no podrá contar con la ayuda institucional al menos en los primeros momentos y en la crisis se rompe el equilibrio y la normalidad del sistema”, matiza.
 


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