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sociedad - DOMINGO, 31 DE MARZO DE 2013


Sebastián Herrera. gilabert.

reportaje / DISCAPACIDAD
 

Paso a paso en la
autonomía de un ciego

Un invidente o una persona con un resto
visual deben superar varias fases hasta conseguir la autonomía completa, desde moverse en los interiores de su propia vivienda hasta el uso del bastón blanco en la calle
 

CEUTA
Ángela Gilabert

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Autonomía, orientación y movilidad. Tres aspectos que el técnico de rehabilitación de ONCE, Sebastián Herrera Ruiz, trabaja con todos los afiliados con los que trabaja. Autonomía para poder tener la vida que antes llevaba si era adultos. Orientación para poder ubicarse en el espacio. Y movilidad para desplazarse con o sin ayuda de otra persona.

Para poder optar a los servicios que ofrece la ONCE, los usuarios deben estar afiliados y es requisito indispensable tener resto visual inferior al 10 por ciento o un campo visual reducido a 20 grados.

Actualmente, el técnico de rehabilitación de ONCE de Ceuta trabaja con cuatro adultos, todos ciegos. En cuanto a menores, actualmente trabaja con seis alumnos de seguimiento, en coordinación con el profesor del alumno. Actualmente trata a tres ciegos totales, dos muy pequeños y otra chica de 15 años. El resto tienen restos visuales.

En primer lugar los usuario deben acudir a un oftalmólogo, que se encuentra en Algeciras, y que valora el campo visual, contraste, etc. Es en este punto donde el día a día de los afiliados a la ONCE puede mejorar el día a día de personas con resto visual gracias filtros para las molestias del sol, telescopios para la visión lejana y así poder ver el nombre de las calles, el número del autobús o ver a los animales en el zoo como demandaba una niña al técnico.

Cuando existe un informe de oftalmólogo y óptico, es el momento en que el técnico de rehabilitación se adentra en la realidad del día a día del usuario.

A continuación se aborda la autonomía, existen una serie de técnicas y habilidades que enseñan al usuario para que se pueda manejar lo mejor posible. “Los programas para una persona adulta se encaminan en qué era lo que hacía antes y que ahora se ha dejado de hacer, para poder conseguir lo mismo con algunas técnicas”, asegura el técnico de rehabilitación de ONCE en Ceuta y Algeciras, Sebastián Herrera Ruiz.

En adultos primero se empieza por los desplazamientos en interiores, con la técnicas de protección que consiste en llevar la mano adelantada y ofrece una distancia de seguridad. A continuación se enseña a moverse en interiores no conocidos, como por ejemplo la habitación de un hotel. En este caso la táctica es hacer un estudio por cuadrículas del espacio, desplazarse en líneas rectas y hacer un pequeño esquema mental con los muebles y su disposición. Uno de los puntos más importantes en interiores es que las puertas estén siempre abiertas o cerradas, nunca a medias, eso puede suponer un golpe para el ciego. Si se convive con otra persona es imprescindible no cambiar de ubicación los objetos.

Una vez que se controlan los desplazamientos de espacios interiores, se comienza con la ‘Técnica guía’. En este caso el invidente coge al guía por encima del codo, este último siempre va un paso por delante. De esta forma el ciego percibe los movimientos y los puede realizar a continuación: pararse por un semáforo, bajar o subir en escalón, etc. Esta técnica ofrece la libertad de poder mantener una conversación y no tener que comentar en cada momento qué debe hacer. Pero este suele ser un trabajo en familia, a la que se debe enseñar también las pautas.

Tras la Técnica guía, se realizan recorridos por el exterior, que como norma general suele provocar más ansiedad, principalmente por lo ruidos.

En este punto llega el momento del manejo del bastón. Herrera asegura que hay muchos modelos, aunque el más común es el tipo ‘Madrid’. Y no solo lo usan los ciegos, también las personas con resto visual como aviso a los conductores de que la persona tiene una discapacidad. Asimismo, dentro del uso del bastón también hay varias técnicas: de dos puntos, de deslizamiento para ver que obstáculos hay en el camino.

Que un adulto complete todas estas fases, suele suponer de seis meses a un año, todo depende de cada persona, su implicación y sus habilidades.

Por último, estaría el perro guía que se enseña en Madrid.
 

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