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OPINIÓN - DOMINGO, 14 DE ABRIL DE 2013

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 8.

La muerte de Sara Montiel me hace mirar hacia atrás. En 1974 conocí yo a Pepe Tous: editor de Última Hora, periódico vespertino balear. Pepe era un tío encantador. Y dado que la redacción del periódico estaba a la vera del Jaime III, donde yo me alojaba, muchos días disfrutábamos del aperitivo en la cafetería del hotel. Un día, Pepe tuvo a bien invitar al presidente del Mallorca, Antonio Seguí, a Juan Daniel Pascual, directivo, y a mí, a tomar una copa en su casa. Y allá que nos presentamos en su domicilio. Y nos encontramos con la agradable sorpresa de ser recibidos por Sara: Antonia para los amigos. Pasamos una velada extraordinaria. Surgieron las anécdotas y la actriz fue la primera que no dudó en amenizar el rato de ocio. Incluso me echó en cara, con su sorna habitual, el tener acaparada la prensa de la Isla con mis declaraciones diarias. A partir de ese momento, y mientras yo estuve en Palma de Mallorca, Pepe Tous me trató siempre más que bien. Ah, Sara y yo recibimos los premios naranja y limón por parte de la asociación de la prensa. Ella, lógicamente, se hizo acreedora al naranja y servidor al limón. La entrega de premios se convirtió en una fiesta magnífica. Sara Montiel y Pepe Tous formaban una pareja singular.

Martes. 9

Decía yo la semana pasada, en esta sección, algo que era de cajón: el Madrid no debe concederle al Galatasaray la menor oportunidad para que pueda creerse que el milagro de la remontada sea posible. El Madrid impuso su ritmo y su ley durante veintitantos minutos. Y hasta logró un gol muy pronto. Así que todo transcurría bajo los mejores auspicios. Y el estadio Turk Telecom Arena, conocido también como el “infierno”, lleno de bote en bote, parecía domeñado por el fútbol de los jugadores madridistas. Pero hete aquí que, cuando se llevaban jugados los veintitantos minutos ya reseñados, se lesionó Michael Essien, jugador ghanés. Y su baja causó un enorme trastorno en el equipo. A partir de ese momento el rendimiento del conjunto comenzó a resentirse y en la segunda parte cundió la alarma en todos los sentidos. La entrada de Arbeloa fue funesta. Curioso: Essien, metido ya en años y muy castigado por las lesiones, llegó recomendado por Mourinho como futbolista polivalente, disciplinado, y curtido en mil batallas. Los de siempre, es decir, Relaño De la Morena y compañía, hicieron hasta mofa de él. Con el transcurrir del tiempo, sin embargo, se han tenido que tragar sus palabras. Essien, cada vez que ha jugado partidos muy importantes, ha cuajado grandes actuaciones. Y si no que se lo digan al Barcelona.

Miércoles. 10

Cada equis tiempo me da por visitar a Diego Sastre. A quien le tengo ley. Porqué durante muchos años me ha demostrado que es merecedor de mi confianza y amistad. Hoy me he sentado frente a él y le he contado algunas anécdotas. Y no ha tenido más remedio que reírse. Lo cual no es moco de pavo en los tiempos que corren. Tiempos recios, que diría Santa Teresa de Jesús. Tan recios como para estemos viviendo en estado de alerta permanente, por lo que pueda ocurrirnos en cualquier momento. Pegando la hebra estábamos cuando se unió a la conversación un empresario con el que hacía mucho tiempo que no cruzaba yo palabra alguna. Y, claro, no tuvimos el menor inconveniente en charlar sobre mis opiniones acerca de un político que a ellos les cae mejor que a mí. Eso sí, debatimos el asunto con tranquilidad y con la ironía que el asunto requería. En fin, que mi visita a Diego Sastre fue un acierto. Habrá que repetirla. Con el permiso de Diego. Por supuesto.

Jueves. 11

Me doy mi paseo por el centro de la ciudad. Lo cual es algo que me encanta. Y me sucede lo de siempre: que hay personas que deciden abordarme con el fin de pegar la hebra conmigo. Lo cual es de agradecer. Hoy, durante mi recorrido, se me ha preguntado acerca de cuestiones distintas y que han sido motivos de atención de este periódico. Lo cual demuestra que nuestros lectores siguen aumentando. Llegado a la puerta del Casino Militar, Pedro Moreno llama mi atención. Y allá que me paro con él. Y lo primero que me dice es que está celebrando su jubilación. O sea, que está jubilante: vamos, gozoso, alegre como unas castañuelas. Tan alegre, a sus 65 años, como cuando yo lo conocí con veintitantas primaveras celebrando un gol espectacular conseguido por él en el Mirador de Algeciras, siendo jugador de la Agrupación Deportiva Ceuta. Mi amistad con Pedro Moreno, a pesar de que a veces nos tocó militar en frentes distintos, siempre tuvo la pujanza suficiente para salir ilesa de las dificultades que nos salieron al paso. Así que le deseo a mi amigo que disfrute de su pensionado.

Viernes. 12

Días atrás, con motivo del Debate del estado de la Ciudad, se me volvió a preguntar por parte de persona con la que tengo confianza, el porqué llevaba tantos años sin acudir a las sesiones plenarias y demás cuestiones relacionadas con la actividad política. Y le dije que, cuanto concierne a ese asunto me resulta inaguantable. Y, claro, le expuse lo siguiente: el tono y el timbre de los debates exceden a mi capacidad de aguante: más exactamente me producen náusea. La sociedad, la que tanto detestaba Margaret Thacher, está harta de demagogia. Los plenos, desgraciadamente, sirven para hacer uso de la bronca permanente. Los concejales llegan a ellos dispuestos al enfrentamiento. Y a ver quién es el que dice la mayor burrada con la que ganarse el titular correspondiente al momento. En las sesiones plenarias no hay maneras, no hay humor, no hay finura; sólo un tedioso y permanente griterío. Los políticos, desgraciadamente, no se acaban de percatar de que cada vez producen más sonrojo y vergüenza ajena. Pero les da igual. Se han acostumbrado a vivir en una charca y ni se inmutan. De modo que siguen dando espectáculos bochornosos.

Sábado. 13

En el año 2001, si la memoria no me falla, creo que fue cuando leí ‘Cuaderno Amarillo’, escrito por Salvador Pániker. Catalán de Nueva Delhi, indio de Pedralbes, según dice de él Umbral en su ‘Diccionario de Literatura’. Y a veces me gusta volver a leer el libro, escrito en forma de diario. Lo cual que estoy haciendo este fin de semana. Así que voy por la página 89. Dice así: “El primer recurso para convertirse uno en un tipo valiente y decidido es pensar que uno es un tipo valiente y decidido. Convencerse de algo es un ejercicio relativamente simple, sobre todo cuando ese algo es asunto tan penúltimo como una máscara social. Tan penúltimo y tan arbitrario. Cuando éramos adolescentes, íbamos al cine y, a la salida, nos poseía una cierta mímesis del héroe protagonista del film: si era un duro, nos poníamos duros, si era un frívolo jugábamos a ser frívolos, y así sucesivamente, con la permeabilidad del que todavía no es nada, ni nadie: la novedad está en saberlo. Saber que cualquier manera de ser es pura pantomima. Ah, si yo fuese un tipo seco y correoso como un detective de la Série Noire, o incluso como un ballenero de Melville, qué fastidio: me pasaría la vida fingiendo que soy un tipo duro y seco y correoso, trataría de imponer siempre mi voluntad, reprimiría mi porosidad y mi fragilidad, mi tendencia a ser veleta, y, al final, me estrellaría contra el mundo. Felizmente, no soy un tipo duro; tampoco blando. Cuando se trata de tomar decisiones, prefiero abandonarme al tao, como hacen los gatos”.
 

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