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OPINIÓN - JUEVES, 18 DE ABRIL DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Portada espectacular
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La prensa libre puede ser desde luego buena o mala, pero con toda seguridad, sin libertad no puede ser más que mala. Es lo que pensaba Albert Camus al respecto. Y la verdad es que no era un intelectual cualquiera.

El Pueblo de Ceuta fue puesto a prueba cuando el GIL se apoderó de la voluntad de una mayoría de ceutíes que vio en el dueño de Imperioso al hombre que nos iba a conducir hasta la tierra prometida. Las mentiras de los dirigentes de unas siglas corruptas hicieron posible que lo más granado de la ciudad se dedicara a hacer proselitismo de Antonio Sampietro y de una tal Aida Piedra. Ambos personajes forman ya parte de la peor historia de esta tierra.

Insisto: El Pueblo de Ceuta fue puesto a prueba en momentos donde convenía decirles a los ceutíes que se anduvieran con sumo cuidado ante las falsas promesas de unos fulanos que habían decidido arribar a Ceuta para esquilmarla. Para ponerla en la senda de los despropósitos. Con el fin de conducirla por la ladera que llevaba irremisiblemente a la sima donde reinaba solamente la perdición y la ruina.

Fue entonces, y sé de lo que hablo, por haber vivido aquel tiempo intensamente, cuando El Pueblo de Ceuta decidió ser un periódico libre. Un periódico dispuesto a oponerse a los intereses de una burguesía local. La cual estaba convencida de que el GIL le iba a resolver todas las necesidades económicas a la que aspiraban sus más destacados miembros.

El Pueblo de Ceuta estuvo, durante tres largos años, amenazado, perseguido, boicoteado: pero su editor decidió no doblegarse ante las innumerables dificultades con las que era atosigado por la línea editorial del medio. Aquel comportamiento, tan apreciado por Albert Camus, influyó tanto en mí, que, en cuanto se me presentó la oportunidad, no dudé lo más mínimo en hacerme con la contraportada de El Pueblo de Ceuta.

Diez años llevo en esta Casa. Y en ella, como en cualquier casa de familia, he pasado y sigo pasando por momentos mejores y peores. Ya que si escribir es difícil, mucho más lo es cuando las discrepancias se suceden entre opinante y editor. Por razones obvias. Por cuestiones de intereses opuestos. Aunque es verdad que siempre terminamos por someternos a la razón de los resultados positivos de nuestro acuerdo.

Pues bien, válgame todo lo dicho para decirles a mis lectores que hoy me lo he pasado en grande. Hoy, quiere decir miércoles, que es cuando escribo. Y me explico: acabo de llegar de la calle donde todo el mundo habla de la portada de nuestro periódico. De la primera página. De la careta sensacional que El Pueblo de Ceuta les ha ofrecido a los ceutíes.

El título ha sido el siguiente: “Presunta malversación de fondos públicos”. Y la noticia se ha ilustrado con una fotografía de un alcalde al cual se le notan demasiado las huellas del desgaste de quien está a un paso de perder el norte. Lo cual sería una auténtica hecatombe para él. Por razones que no vienen al caso referir en estos momentos. Donde ha de imponerse la calma. Por el bien de todos.

Y digo de todos. Porque no está el horno para bollos. Y si los ceutíes creen que la basura ha sido el medio apropiado para que unos cuantos sinvergüenzas se lo hayan llevado calentito, mal asunto. Y, claro, El Pueblo de Ceuta piensa como Camus. Y no hay más.
 

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