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OPINIÓN - LUNES, 29 DE ABRIL DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Del drama a la tragedia
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

España llevaba ya tiempo instalada en el drama. Debido a los despilfarros cometidos años atrás y a los desaciertos de quienes nos gobiernan desde hace un año y medio. Los gobernantes actuales, cuando eran oposición, decían a una voz: El PSOE es paro, paro, paro… El Partido Popular es empleo, empleo, empleo… Al frente de la comitiva que tan buenas nuevas proclamaban y que nos hacían pasar de la tristeza a la alegría, iba el campeón de los populares: Javier Arenas.

Al cabo de un año y medio, los políticos que auguraban alegrías no han sabido qué hacer para que del drama se haya pasado a la tragedia. El desastre económico se está produciendo en un país al borde de la ruina total, envilecido por la corrupción y donde los reinos de Taifas hacen y deshacen a su antojo.

Ante tanto infortunio, Mariano Rajoy cierra los ojos y puede que nos desayunemos un día con la noticia de que el presidente ha sido superado por las circunstancias de una España en bancarrota y que los médicos le han aconsejado que se vaya a recuperarse a un balneario donde entre masajes, habanos y lecturas de periódicos deportivos, pueda recuperar su maltrecha salud. Cosas peores se han visto.

El presidente del Gobierno, sometido a Ángela Merkel, esclavo de ella, no sabe cómo decirles a los españoles que estamos a un paso de volver a vivir como en los años del miedo. Algo que él no vivió pero que sí recordamos quienes nacimos cuando aún sonaban los últimos cañonazos de la guerra incivil.

Rajoy quiere que vayamos preparándonos para lo peor: es decir, para hacernos comprender que seis millones de parados son pocos; que lo más seguro es que tengamos que llegar a once o doce millones para contentar a las autoridades alemanas, holandesas y filandesas. Que hablan de los cerdos de la Europa sureña, como si tal cosa. Y en el ambiente flota el miedo y la ira. Por lo que la insurrección ciudadana puede darse en cualquier momento.

Tal y como están las cosas, no debe resultar extraño que Rajoy haya decidido echarse en los brazos del ministro Cristóbal Montoro; así que ya podemos invocar a todos los santos. O decir lo que solían decir nuestros mayores ante situaciones trágicas: que Dios nos coja confesados.

Las cosas están para echarse a llorar. Así que el presidente del Gobierno les ha dicho a presidentes autonómicos y alcaldes que allá ellos con sus problemas. Que él se llana a andana en estos momentos. Que bastante tiene con irse a Bruselas, cada dos por tres a lisonjear a la Merkel. Y tener que soportar que ésta le llame calzonazos por no haber cortado de un tajo las corrupciones que no cesan. Las corrupciones que no cesan y los endeudamientos tampoco ceden. No hay más que ver la portada de este periódico -en el día de ayer- donde se nos dice que Ceuta es la primera ciudad relativamente grande, más endeudada. Lo cual supone un varapalo para nuestro alcalde.

Nuestro alcalde, en momentos donde la tragedia se masca en el ambiente -no hay más que haber leído ‘La Razón’ del domingo, periódico de cabecera del PP y que tiene a Francisco Marhuenda, su director, como principal adulador de don Mariano, para percatarse de que el Gobierno está tocando fondo-, en vez de sacar a relucir el sentido común, ha decidido fomentar las guerras intestinas. Cuando las trágicas circunstancias concurrentes aconsejan medir muchísimo las decisiones que se toman.
 

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