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OPINIÓN - LUNES, 29 DE ABRIL DE 2013

 

OPINIÓN / AL SUR DEL SUR

El bienio rojo
 


Juan Carlos Trujillo Muñoz
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad. Quien no conoce su historia está condenado a repetir los errores del pasado. En esta ocasión, y como consecuencia de los incidentes acontecidos en los últimos días, compartiré con los lectores de este medio de comunicación algunas reflexiones sobre un periodo de tiempo equiparable a los actuales, la Segunda República Española, proclamada el 14 de abril de 1931 en sustitución de la monarquía de Alfonso XIII. Un periodo convulso de nuestra historia que desembocó definitivamente en la denominada Guerra Civil Española.

Los historiadores dividen cronológicamente la Segunda República Española en tres etapas claramente diferenciadas. Un primer bienio caracterizado por las profundas reformas introducidas por la coalición republicano-socialista gobernante. Un segundo bienio denominado por las izquierdas como el “bienio negro” como consecuencia de los triunfos electorales de la derecha española y la consiguiente insurrección socialista conocida como la Revolución de octubre de 1934, sofocada por el gobierno con la intervención del ejército. Y la tercera etapa, marcada por el triunfo electoral en febrero de 1936 de la coalición de izquierdas conocida como Frente Popular.

La Segunda República Española vino precedida de una economía mundial sumida en la Gran Depresión, por intensas reivindicaciones de libertades y derechos para los trabajadores y por tasas de desempleo crecientes. Prolegómenos caracterizados por conflictos sociales, enfrentamientos callejeros, revueltas anárquicas, huelgas revolucionarais, asesinatos por grupos extremistas e intervenciones del Ejército. Debo recordar que la agitación social arremetió con violencia inusitada sobre dos símbolos del Estado, la Jefatura del mismo y la Iglesia. En definitiva, un corto periodo de nuestra historia equiparable en muchos aspectos con los momentos actuales, pero con una gran diferencia, hoy la inmensa mayoría de españoles gozamos de firmes principios democráticos.
 

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