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OPINIÓN - MARTES, 21 DE MAYO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Pendiente de un hilo
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Cada vez que he entrevistado a un político del Partido Popular, en el cuestionario ha figurado siempre esta pregunta: ¿por qué aceptaron ustedes todas las corruptelas del GIL y qué razones tuvieron para proteger a ese grupo de individuos corrompidos y gozadores del poder sin escrúpulos?

La respuesta, tras poner las personas entrevistadas caras de circunstancias -la de nuestro alcalde era un poema-, fue más o menos la misma: “Ceuta se estaba arruinando con el GIL y para evitar males mayores decidimos hacernos cargo del Gobierno aun a costa de ser muy flexibles en varios asuntos muy delicados”.

Con esta contestación tipo, y que puede representar a todas las que me fueron dadas, los gobernantes del PP trataban de no cargar con las responsabilidades adquiridas por estar encubriendo los negocios corruptos de los dirigentes “gilistas”.

En todas las entrevistas tuve la sensación de que los inquiridos habían llegado a creerse que los ciudadanos deberíamos estarles agradecidos por el sacrificio que hicieron al conseguir el poder, mediante un voto de censura a cualquier precio, para acabar con la presidencia de Antonio Sampietro. Craso error.

Grave error, sin duda alguna, porque haber asumido, de prisa y corriendo y por afán de gobernar, todos los hechos vergonzosos y denigrantes cometidos por el Grupo Independiente Liberal, dejó a nuestro alcalde sometido al peligro de Damocles. Que no es otro que vivir siempre pendiente de esa espada afilada de la basura pendiendo de un hilo sobre su cabeza.

Mucho ha tardado nuestro alcalde en percatarse de que su acuerdo con Jesús Simarro puede cercenarle de un tajo su reputación. Y que puede pasar de ser el “bueno” por antonomasia al “malo” por haber cometido deslices imperdonables en los pagos a Urbaser. Y es que, según me dice un experto en la materia, de aquellos polvos vienen tales lodos. Y lo que te rondaré, morena.

A nuestro alcalde, el ‘caso Urbaser’ le está minando el crédito a pasos agigantados. Al cual se le podría unir en breve el de la Manzana del Revellín. Una obra de la que si le diera por hablar a mi estimado Adolfo Espí, no me cabe la menor duda de que se armaría la de Dios es Cristo (a propósito: AE, lector de este medio allá en Murcia, sabe que me debe una confesión de los entresijos de la manzana. Y, sobre todo, de la actitud que, en cierto momento, adoptó Aróstegui entre bastidores).

Pero no es el momento aún de opinar de la manzana estando como estamos metidos de hoz y coz en la basura. Por una razón muy simple: Quien mucho abarca… Y al refrán conviene darle su importancia. No en vano se suele decir que es “la sabiduría de las naciones”.

Para sabiduría la del Fulano que planeó el voto de censura a precio de oro y se fue con la pasta gansa a disfrutar de ella como mandan los cánones de la cara dura. Un Fulano que le dio a nuestro alcalde la oportunidad de eternizarse en un cargo hasta llegar éste a convencerse de que la ciudad le pertenece de cabo a rabo. Flaco favor el que nos hizo.

Y, dado que hemos hablado de refranes, conviene recordarle al monterilla que nos manda ese de quien a hierro mata… Por consiguiente, esperamos con cierta impaciencia la intervención, en el ‘caso Urbaser’, de la Policía especializada en delincuencia económica. La espada de Damocles sigue pendiendo de un hilo sobre la cabeza de nuestro alcalde.
 

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