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ACTUALIDAD - JUEVES, 23 DE MAYO DE 2013


GUILLERMO MARTÍNEZ, DIEGO SASTRE Y JOSÉ CARLOS GARCÍA. ARCHIVO.

  ‘caso concurso’
 

El concurso de publicidad podría acabar en la Fiscalía Anticorrupción por los delitos de prevaricación y fraude

El presidente impulsa desde la sombra la idea
de arbitrar un concurso público de publicidad cuyo ganador ya estaba elegido mucho antes de su convocatoria

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Las críticas realizadas por ‘El Pueblo’ a la gestión del Gobierno de la Ciudad durante la presente legislatura, no fueron del agrado de Juan Vivas, quien se marcó como prioridad eliminar a ‘El Pueblo’, para lo cual era preciso acudir a alguna estratagema que garantizara el objetivo. Así, el Presidente Vivas con la colaboración de Guillermo Martínez (persona en extremo obediente a Vivas), impulsa desde la sombra la idea de arbitrar un concurso público de Publicidad Institucional que permitiera restringir al máximo la posible concurrencia de licitadores y que finalmente, solo participara en él una empresa de total confianza, ‘El Faro’.

El ganador del concurso para la adjudicación del contrato de Publicidad Institucional ya estaba elegido antes de que se publicara la convocatoria. La decisión del Gobierno de Vivas de que fuese ‘El Faro’ la empresa que ganara el concurso se tomó mucho antes de que la convocatoria se publicara en el BOCCE.

Esta afirmación fluye de manera natural del análisis de las pruebas y de la pluralidad de indicios absolutamente acreditados obtenidos durante todo el proceso. Una prueba de singular potencia acreditativa y de naturaleza inequívocamente acusatoria, es la proposición económica presentada por Joaquin Ferrer y Cia S.L, empresa editora de ‘El Faro’, que ascendió a la cantidad de 3.052.000 euros, cuando el presupuesto base de licitación era de 3.058.417,30 euros. Es decir, ‘El Faro’ solo mejoró el precio de licitación en un insignificante 0,2% (6.417,30€), lo que, teniendo en cuenta que el único criterio objetivo de adjudicación era el mejor precio, es prueba evidente que tenía conocimiento de que sería el único licitador y por tanto que no tendría competencia, ya que el Gobierno de Vivas se encargaría de restringir al máximo la posible concurrencia de licitadores.

La trama

Las críticas realizadas por ‘El Pueblo’ a la gestión del Gobierno de la Ciudad durante la presente legislatura, amparado por la Libertad de Información, y más concretamente las críticas por los incumplimientos que provocaron la desaparición de la Asociación Deportiva Ceuta y las denuncias sobre los sospechosos pagos al presidente de la Federación de Fútbol y administrador de Viajes Trujillo, Antonio García Gaona, a su vez suplente al Senado por el Partido Popular, no fueron del agrado de Juan Vivas, quien se marcó como prioridad eliminar a ‘El Pueblo’, para lo cual era preciso acudir a alguna estratagema que garantizara el objetivo.

Así, el Presidente Vivas que reconocidamente posee conocimientos de la contratación administrativa, derivados de su participación en la función pública como funcionario, con la colaboración fundada de Guillermo Martínez, responsable de la consejería de Economía, Hacienda y RRHH (persona en extremo obediente al Presidente Vivas), impulsa desde la sombra la idea de arbitrar un concurso público de Publicidad Institucional que permitiera restringir al máximo la posible concurrencia de licitadores y que finalmente, solo participara en él una empresa de total confianza para Vivas, ‘El Faro’. Y a ese planteamiento presidencial se avino Rafael Montero, editor de ‘El Faro’, a quien el Presidente Vivas había participado la inminencia de la convocatoria de un concurso, tras multiples reuniones, e incluso cenas en el domicilio particular del empresario.

Plan de publicidad

El primer paso era redactar un Plan de Publicidad y Comunicación Institucional de la Ciudad Autónoma de Ceuta, que justificara la discriminación, limitando las acciones publicitarias a un solo medio escrito debido a las restricciones presupuestarias aplicadas por la Ciudad Autónoma, con “una reducción del presupuesto destinado a la publicidad de en torno a un 50%”, que “no alcanzaría ni tan siquiera para abarcar a los dos diarios existentes en este momento en Ceuta”. Un argumento falso, como queda demostrado con los datos en la mano, correspondientes a las últimas partidas presupuestarias de publicidad: 1.121.5000 euros para esta anualidad (2013) cuando, la del pasado año fue de 970.000 euros. Por lo tanto no solo no se ha reducido el presupuesto para el ejercicio 2013 sino que se ha aumentado.

Primer obstáculo

Antes, para la realización del citado Plan de Publicidad, el Gobierno de Vivas se vio obligado a cesar con fecha 30 de junio de 2012 al, hasta encontes, responsable de la Publicidad Institucional, Sebastián Fernández, quien había ejercido dicha labor durante los últimos 11 años. Fernández se negaba a prestarse a este tipo de actuaciones y se convertía por tanto en un obstáculo para llevar a cabo los objetivos previstos.

Posteriormente el Gobierno de Vivas nombra como responsable de Publicidad Institucional, en sustitución de Sebastián Fernández y en base a una ‘irregular encomienda de gestión’, a Diego Sastre Ruiz, personal laboral de la empresa municipal PROCESA.

Junto a Sastre, el Gobierno utiliza de forma premeditada, a uno de sus empleados eventuales, José Carlos Garcia, nombrado por Vivas ‘a dedo’ como asesor de prensa. Con esa decisión el Presidente Vivas consigue que el concurso público esté impulsado por personas de la administración que están bajo la dependencia funcional e inmediata del Gobierno, debiendo establecer en sus decisiones no lo más correcto y oportuno, sino lo más satisfactorio al Ejecutivo, ya que su puesto depende de asumir o no decisiones que rozan la ilegalidad.

Pliego de condiciones

Una vez superado el primer obstáculo y redactado el Plan de Publicidad por los señores antes mencionados, José Carlos Garcia y Diego Sastre, el citado Plan es aprobado, el 21 de septiembre de 2012, en Consejo se Gobierno por unanimidad de los presentes.

Posteriormente, el 7 de noviembre de 2012, el Consejero de Economía, Hacienda y RRHH, Guillermo Martínez, inicia el trámite de contratación de “inserción de publicidad y comunicación institucional” en la prensa escrita por un periodo de cuatro años y un importe de 767.925,44€ cada año. De esta forma comienza la tramitación del expediente de contratación, con la aprobación de la propuesta y del gasto, junto a la realización de los pliegos de prescripciones técnicas y cláusulas administrativas.

Solvencia técnica

El siguiente paso era poner trabas a lo largo del pliego de cláusulas administrativas, para debilitar la participación de cierta pluralidad de licitadores e imposibilitar en la medida de lo posible la concurrencia de ‘El Pueblo’. Para ello, entran de nuevo en acción José Carlos Garcia y Diego Sastre, que elaboran un informe técnico con el objetivo antes mencionado restringir al máximo la posible concurrencia de licitadores para que solo participara ‘El Faro’.

La principal traba impuesta en el pliego hace referencia a la acreditación de la solvencia técnica, ya que “para ajustarse a las cifras de venta y difusión de los diarios” pretenden tomar como “referencia los datos de la Oficina de la Justificación de la Difusión (OJD)…” ¿Y por qué la OJD? Porque el Gobierno sabe de antemano que de los dos periódicos escritos de ámbito local de la Ciudad Autónoma de Ceuta (El Faro de Ceuta y El Pueblo de Ceuta), sólo uno de ellos (El Faro) es socio de este órgano asociativo privado como la OJD. Es decir, en ninguno de los casos se está dando un tratamiento igualitario a ‘EL PUEBLO’, ya que se pretende tomar como referencia que acredite la solvencia los datos de una oficina privada, de naturaleza asociativa, cuyo miembro es solo uno de los licitadores del concurso: ‘EL FARO’.

Esta cirscunstacia conlleva un grave agravio comparativo y una merma de los principios de igualdad, transparencia y libre concurrencia de licitadores, ya que todo ello vulnera el artículo 117 del TRLCSP al establecer una “procedencia determinada” para la referencia de los datos que acrediten la solvencia técnica. Así, las Reglas para el establecimiento de prescripciones técnicas exponen que: “2. Las prescripciones técnicas deberán permitir el acceso en condiciones de igualdad de los licitadores, sin que puedan tener por efecto la creación de obstáculos injustificados a la apertura de los contratos públicos a la competencia.

8. Salvo que lo justifique el objeto del contrato, las especificaciones técnicas no podrán mencionar una fabricación o una procedencia determinada o un procedimiento concreto, ni hacer referencia a una marca, a una patente o a un tipo, a un origen o a una producción determinados con la finalidad de favorecer o descartar ciertas empresas o ciertos productos.”

No obstante, ante la imposición de algunos técnicos del área de Contratación y en un intento del Gobierno de Vivas de dar apariencia de legalidad al concurso, el pliego expone la “posibilidad” de que “si, por una razón justificada, el empresario no está en condiciones de presentar las referencias solicitadas, podrá acreditar este criterio por medio de cualquier otro documento que se considere apropiado y que el Órgano de Contratación considere válido”. Es decir, que dicha “posibilidad” que se ofrece de acreditar la citada solvencia técnica mediante otro documento distinto a la OJD está sometido al criterio y aprobación de la Mesa de Contratación, lo que constituye una grave barrera de entrada al concurso para cualquier licitador no miembro de la citada Oficina.

Beneplácito

Una vez realizada la ideación del concurso por el Presidente Vivas con el apoyo de Guillermo Martínez y la colaboración de José Carlos Garcia y Diego Sastre en la planificación de su puesta en escena, solo quedaba la obtención del beneplácito de todos los que iban a ser actores de su ejecución desde una u otra perspectiva, para dar dar visos de legalidad a todo el procedimiento. Así, tanto el Interventor como el técnico Miguel Angel Ragel (cuya posterior participación en la Mesa de Contratación resulta determinante) realizaron los correspondientes Informes, justificando el procedimiento a seguir.

Convocatoria en el BOCCE

El siguiente paso era realizar la convocatoría del concurso. Con fecha 19 de marzo se publica en el Boletin Oficial de la Ciudad de Ceuta la contratación mediante procedimiento abierto de la inserción de las campañas de Publicidad y Comunicación Institucional de la Ciudad Autónoma de Ceuta en la prensa escrita de la Ciudad, en expte. 75/12.

Una vez transcurridos los quince días naturales para la presentación de ofertas, solo dos empresas presentan la documentación: Joaquin Ferrer y Cia (editora de El Faro de Ceuta) y Cealfe S.L. (editora de El Pueblo de Ceuta’).

Mesa de Contratación

El pasado día 13 de mayo se constituyó la primera Mesa de Contratación formada como presidente, Manuel Carlos Blasco, (Viceconsejero de Economía y Hacienda), y como vocales Miguel Angel Ragel (técnico de la Administración General, por delegación de la Secretaria General), Susana García (Suplente del Interventor Accidental), Josefina Álvarez y Francisco Díaz (vocales de la Mesa permanente).

Una vez ideado, planificado y puesto en marcha, solo quedaba escenificar el ‘amaño’ en el ‘plató’ de la Mesa de Contratación. En ese instante, surgen de nuevo las figuras de José Carlos Garcia y Diego Sastre, que asisten sorpresivamente en calidad de asesores de la Mesa. Éstos serán los encargados de materializar, junto a tres de los miembros de la Mesa, los planes del Presidente Vivas: conseguir restringir la concurrencia de licitadores descartando del procedimiento a ‘El Pueblo’ y lograr que finalmente, solo fuera admitido un solo licitador, ‘El Faro’.

Tal y como se había planificado, la mayoría de los presentes convertirían las prescripciones técnicas en un obstáculo injustificado a la apertura del contrato público a la competencia, utilizando éstas como escusa para descartar ‘El Pueblo’.

José Carlos García actuó con una grave falta rigor profesional, desacreditando la certificación presentada por ‘El Pueblo’ realizada por una empresa de reconocido prestigio nacional e internacional, sin pedir información complementaria en caso de no estar conforme con lo certificado por la empresa auditora. Acto seguido decide que la certificación no es suficiente para acreditar la solvencia técnica de este medio, afirmando que “no existen razones objetivas que permitan determinar la veracidad de los datos aportados, sino todo lo contrario”. Y todo ello en tiempo de 5 minutos, es decir, sin estudiar, leer y conocer los documentos y cifras que se ofrecen desde la empresa auditora, y sin dar opción de requerir a este medio para que acredite o complemente la información suministrada, como así lo solicitaron dos de los técnicos y queda reflejado en el acta, sino que era más conveniente excluir al licitador que no interesa.

Los argumentos de José Carlos García y Diego Sastre no logran convencer a los técnicos vocales de la Mesa Permanente, Josefina Álvarez y Francisco Díaz, que votan en contra de la exclusión de ‘El Pueblo’. Sin embargo, ‘convencen absolutamente’ al Presidente de la Mesa, Manuel Carlos Blasco junto a Miguel Angel Ragel y Susana García, curiosamente los técnicos que actúan por delegación de la Secretaria General y del Interventor, y por tanto con una dependencia directa del Gobierno de Vivas. En este aspecto hay que recordar que los puestos de Interventor y Secretario General no están siendo desempeñados por funcionarios de habilitación estatal.

Deficiencias del ‘El Faro’

Pero la gravedad del asunto no queda ahí. La otra empresa licitadora Joaquin Ferrer y Compañía S.L., editora de ‘El Faro’ no presenta en el sobre nº1, correspondiente a la documentación administrativa, la relativa a la acreditación de la solvencia económica, siendo necesaria la aportación de las cuentas anuales presentadas en el registro mercantil correspondiente de conformidad con lo establecido en el pliego. ‘El Faro’ presentó documentación económica de una persona física mediante un documento bancario, incumpliendo el pliego y aún así la Mesa de Contratación consideró que era necesario otorgarle 3 días habiles para subsanar este defecto.

Además, el pliego como norma aplicable al concurso define perfectamente y sin ningún género de dudas que, para acreditar la solvencia técnica, se deberá acreditar suficientemente el número de ejemplares vendidos en Ceuta en el último año, que si tenemos en cuenta el propio tenor literal del requisito hace referencia al año 2012, con lo que la certificación acreditativa de tal solvencia ha de referirse al período comprendido entre el 1 de enero de 2012 y el 31 de diciembre de 2012.

Pues bien, por parte de ‘El Faro’, se aporta certificación de la OJD del período comprendido entre Julio 2011 a Junio 2012, con lo que evidentemente dicha certificación incumple palmariamente el requisito establecido en el pliego de condiciones. Por ello, el período presentado por el diario ‘El Faro’, no debería haberse aceptado como válido, debiendo haber quedado excluido automáticamente. En cambio, el presidente de la mesa, Manuel Carlos Blasco, hace caso omiso al pliego, y acepta y admite como válida la citada certificación.

Todo eso sucede en el mismo acto en el que al otro licitador, ‘El Pueblo’, cuya documentación es correcta y completa, es excluído, al considerar de manera subjetiva que no es suficientemente fiable la certificación presentada, sin ofrecerle la posibilidad de ampliar la información o dar las explicaciones necesarias a solicitud de la mesa, o presentar cualquier otra documentación oportuna.

Todo ello demuestra que todo formaba parte de una idea preconcebida y premeditada pendiente de ejecutar.
 


Un proceso marcado por la desfachatez de Guillermo Martínez y Rafa Montero

Todo el proceso de planificación y elaboración del concurso para adjudicar la publicidad institucional por un período de cuatro años y por un total de 3 millones de euros a un solo medio escrito (El Faro) está adornado por la desfachatez de dos actores principales: Guillermo Martínez y Rafa Montero. El primero hace tiempo que se quitó el disfraz de timorato y una vez realizada la convocatoria del concurso, le dijo textualmente a la cara al editor y al asesor jurídico de este medio de comunicación que “El Pueblo no recibirá ni un euro de publicidad institucional”. Así de claro y así de sencillo. En relación al segundo personaje, Rafa Montero, existen muchos testigos y, además, dispuestos a declarar que se ha interesado en los despachos durante el último año sobre “¿cómo va mi contrato?”, en referencia a las bases que iban a conformar el pliego de condiciones. Una expresión, “¿Cómo va mi contrato?”, que significa hecho a su medida, sentimiento de propiedad no oculto, interés por algo prometido y cuyo cumplimiento quiere ver hecho realidad cuanto antes. “¿Cómo va mi contrato?”, significa una nueva modalidad, llevada al ámbito empresarial del tan socorrido “¿qué hay de lo mío?”. En resumen, significa una fórmula de “amaño”, de traje a medida, de poca vergüenza con dinero público.
 


José C. Garcia y Diego Sastre, ex empleados de ‘El Faro’

Los redactores del Pliego de Prescripciones Técnicas, Diego Sastre y José Carlos García, que asisten a la primera Mesa de Contratación como ASESORES no son técnicos de la administración de la Ciudad Autónoma de Ceuta, sino personal laboral y eventual de esta administración. José Carlos García es licenciado en ciencias de la comunicación y ocupa el puesto de Asesor de Prensa perteneciente a la Relación C de personal eventual de la Ciudad Autónoma de Ceuta, nombrado ‘a dedo’ por el presidente de la Ciudad. Diego Sastre es nombrado como responsable de Publicidad Institucional en septiembre de 2012 en base a una ‘irregular encomienda de gestión’, ya que es personal laboral de la empresa municipal PROCESA. Carece de titulación universitaria relacionada con el tema del que se le impone informar, así como carece de cualquier otro titulo universitario o titulación inferior. Además ambos son ex empleados de ‘El Faro’. En el caso de Diego Sastre, además mantiene actualmente relaciones comerciales con Rafa Montero, quien tiene alquilado un local a la empresa Papel de Aguas S.L.
 


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