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OPINIÓN - VIERNES, 24 DE MAYO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Así fue Fraiz
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Dado que la semana pasada escribí yo un artículo en el que destacaba un mal comportamiento de Francisco Fraiz, siendo éste alcalde cuando principiaban los años noventa, he recibido un correo electrónico en el cual se me pregunta cómo era realmente como persona. Y, aunque yo hace ya mucho tiempo que dejé de responder a los mensajes que se me envían, he decidido contestar a éste usando la columna.

Francisco Fraiz, con quien mantuve muy buenas relaciones desde que yo arribé a esta ciudad, era el político que más fervor e interés despertaba en esta ciudad. Tal era así que llegó a cautivar a innumerables personas y éstas acudían a votarlo confiadas en que lo hacían por alguien que merecía la pena.

Fraiz era campechano y desprendido a la hora de alternar. Pocos le ganaban a meterse la mano en el bolsillo para convidar a discreción. Se llevaba a la gente de calle. Caía la mar de bien y, lógicamente, se adueñaba de la voluntad de muchos ciudadanos. Con lo cual pudo obtener, en dos ocasiones, un capital político incalculable.

La primera al frente de una lista del Partido Socialista de Ceuta; la segunda, liderando una formación localista: Progreso y Futuro de Ceuta. Y las dos veces tiró todo lo conseguido por la borda. Ante la desesperación de quienes confiaban ciegamente en él y, sobre todo, haciendo padecer a cuantas personas le tenían ley.

A qué se debía que FF, amable, educado, desprendido y excelente contertulio cuando no era alcalde, se transformara, en cuanto ganaba la alcaldía, en un persona total y absolutamente distinta. Yo, a pesar de los años transcurridos, sigo pensando lo mismo que entonces: en cuanto tocaba poder se convertía en un sujeto variable, irascible, malencarado, malpensado y hasta malhablado.

Fraiz, nada más tomar posesión de su cargo como alcalde, andaba siempre presto a tronar para intimidar a todo quisque y dejar sumamente claro quién era el gallo del corral municipal. Amante de los hechos consumados se fue buscando la ruina política y el desencanto de sus votantes fue aumentando hasta marchitarse la atracción que ejercía sobre ellos.

Lo peor de todo es que fue llevado a juicio en varias ocasiones y en casi todas, por no decir todas, FF acabó perdiendo. Con los consiguientes escándalos de público y prensa. Nuestro hombre tuvo también parte de culpa en el hacer de Manolo Peláez durante los primeros meses de éste como Delegado del Gobierno. Ya que Peláez, primer delegado de la democracia en Ceuta, llegó a esta ciudad huérfano de conocimientos sobre ella y se dejó asesorar por Fraiz. Una pena. Puesto que Manolo no merecía que le indujeran a cometer errores de bulto. Que los cometió durante sus comienzos en el cargo.

En cuanto a que Fraiz podría haber sido alcalde de esta ciudad muchos años si hubiera logrado domeñar ese cambio para mal que lo convertía en un ser diametralmente opuesto al que todos conocíamos cuando luchaba denodadamente para hacerse con la alcaldía, no me cabe la menor duda. Puesto que reunía cualidades suficientes para desempeñar tal menester.

Pero era sentarse en la poltrona y comenzar a desvariar. A cometer desatinos. A querer imponer su ley por encima de las leyes existentes. A creer que sus adversarios políticos eran enemigos acérrimos con los que debía ensañarse porque sí. En fin, que el poder cambia a los hombres. A veces para mal. Así fue Fraiz.
 

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