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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 29 DE MAYO DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Luz y los taquígrafos para despejar dudas

Por Alejandro S.


Ni el pretexto de eliminar duplicidades e ineficiencias ni la austeridad pueden hacerse con procedimientos que no se ajusten a la ley. No es posible que las sociedades mercantiles dependientes de la Ciudad pasen en el proceso de integración a Organismos Autónomos manteniendo sus Convenios Colectivos, porque habrían de acoplarse al régimen de personal laboral de la Administración local y constituir una uniformidad de salarios y acogerse al Convenio de la Ciudad Autónoma de Ceuta.

Por otra parte, en cuestión de categorías, es muy difícil –por no decir ilegal-, que se equiparen trabajadores de sociedades municipales con personal laboral de la Administración local que han accedido por concurso-oposición, ya que el cambalache que se hizo con Servicios Tributarios en su día, para convertirlo en Organismo Autónomo, fue un enjuague en el que los sindicatos silenciaron una situación en la que se equiparaba a personal contratado con personal laboral del Ayuntamiento. No dijeron ni pío y nadie fue al Juzgado.

De manera que, lo que era un organismo de recaudación externo a la Ciudad Autónoma de Ceuta con unas funciones muy específicas, se convirtió en Organismo Autónomo por esas florituras que convierten nuestra Administración local en un verdadero coladero en la que los frecuentes contratos por “obras y servicios” llevan a convertir en fijos a muchos trabajadores con la anuencia de quienes emprenden la ilegalidad inicial y luego traducen el clientelismo político en favores pagados con puestos de trabajo. La puerta de atrás en el Ayuntamiento es un coladero tremendo.

El silencio de los sindicatos en el Plan de reestructuración del sector público de la Ciudad Autónoma de Ceuta, solo se entiende desde la complicidad para compartir con el Gobierno responsabilidades en un procedimiento que no se ajusta a la ley y que únicamente pretende un lavado de imagen para el Gobierno de Juan Vivas, ante las continuas llamadas de atención realizadas desde Madrid, ya que en otras comunidades autónomas sí se están llevando a cabo reajustes importantes en este sentido. Aunque siempre se apela a las singularidades de Ceuta, lo cierto es que se quiere “adelgazar” el sector público de las sociedades municipales, para dar sensación que hay ahorro sin explicar dónde.

La justificada cuestión de la movilidad funcionarial es un asunto nimio, porque en este tema de lo que se está hablando siempre es de dinero, de ahorro de dinero y subsidiariamente, el factor de puestos de trabajo redistribuidos. Por ello, si no hay ahorro económico, la disponibilidad de empleados es mera anécdota.

No se entiende que el personal de las sociedades se integre en sus condiciones actuales en los organismos autónomos, con su misma organización y convenio colectivo, (como expresa el documento entregado a los sindicatos) ya que supondría un verdadero galimatías y contradice la mencionada integración, ya que si mantienen su “status” ¿dónde está la integración? Y si se mantienen los convenios colectivos, ¿dónde está la unificación que se busca? Otra cosa será que, a medida que vayan venciendo la temporalidad de los Convenios se haga un Convenio único, donde se reagrupen a todos los Organismos Autónomos. Sin embargo, a efectos, jurídicos y legales, esta cuestión entraña más dificultades de las que, aparentemente, no se especifican. La anuencia sindical no tiene rango de ley. Tal vez, sí de complicidad y silencio, pero no de legalidad a carta cabal.

El silencio que se ha demandado a los sindicatos desde el Gobierno local, el sigilo sobre esta cuestión, no parece a primera vista un síntoma de confianza ni una prueba de satisfacción para los empleados públicos de las sociedades municipales que se encuentran en un marasmo de dudas, con no pocas interrogantes sobre su futuro y lo que se quiere hacer de su destino laboral. Los delegados sindicales no se han reunido con su gente. Se desconoce a qué esperan. Tal vez a una Mesa General en la que unifiquen criterios, pero mientras, el empleado público se cuestiona tantas cosas sobre su futuro que tanto silencio, más que beneficiar, perjudica.

La Ciudad ha despachado en tres folios y medio un borrador para el estudio de los sindicatos y éstos, lo han guardado como un preciado tesoro. Los destinatarios lo han conocido a través de este periódico y, de momento, nadie dice ni pío. Muy al contrario, algún sindicato se ha mostrado contrariado por la publicación de este documento “secreto”.

Bueno sería que la luz y los taquígrafos surgieran para despejar dudas, aclarar situaciones y contarnos la verdad sobre este asunto de tanta trascendencia que parece querer llevarse a hurtadillas.
 

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