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OPINIÓN - VIERNES, 31 DE MAYO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Viceconsejero bocón
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Cada mañana, tras leer las últimas noticias y opiniones varias, acostumbro, desde hace muchos años y, salvo las lógicas excepciones, a dirigirme a los anaqueles donde descansan los libros de mi modesta biblioteca y con los ojos cerrados alcanzo uno de ellos. Y lo suelo abrir sin mirar.

En esta ocasión, jueves –ya viernes para ustedes-, cuando he acudido a practicar mi juego favorito, se me ha echado ya encima la hora vaga de mediodía. Hora más que apropiada para reírme con el capítulo que me ha tocado en suerte: Tontos con balcones a la calle. Páginas 24-25 y 26 del libro “Un millón de gracias” y cuyo autor es Antonio Burgos (a propósito, no sabía yo que Manolo Abad es tan amigo del gran periodista y escritor sevillano).

En las referidas páginas, AB, con su ironía fina, sosegada, con toques de andalucismo y preñadas además de humor sencillo, nos cuenta la diferencia existente entre tontos con balcones a la calle y los que dan a un patio interior. Resumiendo: son tontos con balcones a la calle los tontos con pretensiones. En cambio, los de patio interior se dejan ver menos y son menos propensos al lucimiento.

Y, claro, ha sido leerme el capítulo de Tontos con balcones a la calle y acordarme, inmediatamente, de Manuel Carlos Blasco: viceconsejero de Economía y Hacienda. Y apenas he tardado unos segundos en incluirlo en el apartado de los tontos con balcones a la calle. Y lo he hecho porque el muchacho sigue sin tener conciencia de su estulticia, y no sólo se presta a cualquier cosa con tal de figurar y aparentar, sino que se permite el lujo de seguir ahondando en la herida de sus despropósitos. Y mucho me temo que, si no le lee la cartilla quien debe hacerlo, el tal Blasco seguirá alardeando de que ocupa un cargo desde el cual corta el bacalao.

Nuestro viceconsejero de Economía y Hacienda, MCB, no conforme con participar en un asunto ya harto conocido por sus irregularidades, va dándose pote de estar disfrutando de una situación de poder que le permite poner a ciertas personas en su lugar descanso. Con el fin de que estas personas aprendan a respetar a quienes han obtenido mayoría absoluta en las urnas.

Nuestro viceconsejero de Economía y Hacienda va propalando su mensaje a bufidos. Con el rostro congestionado y calcado el ademán al del tío que acaba de ser investido con pito y gorra y, por si fuera poco, acompañado de un despacho en el cual se siente dueño y señor de la Ceuta marinera…

Más dura será la caída de MCB. Tiempo al tiempo. En cuanto llegue al límite de sus incapacidades, linde que ya ha sobrepasado, y no sirva ni siquiera para ir presumiendo de lo que él sabe muy bien que nunca se le va a perdonar. Y es que nuestro viceconsejero de Economía y Hacienda se ha emplazado en el centro del ruedo de la animadversión que siente hacia todos los que formamos parte de este medio y nos dedica anatemas a la par que nos augura un final terrible.

Y uno se pregunta: ¿no hay nadie de los suyos que le llame la atención al respecto y, además de aconsejarle que se tape ya mismo, le explique que las cosas no son como empiezan sino como terminan. No vaya a ser, digo yo, que luego nos veamos obligados a tener que pedir para él el perdón y la piedad que pedimos para Pedro Gordillo, en su día. ¿Le suena este nombre a Manolo Blasco, viceconsejero de Economía y Hacienda? (Nota: Bocón significa que habla más de la cuenta y echa bravatas).
 

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