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OPINIÓN - JUEVES, 20 DE JUNIO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Amigos del alma
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Uno, que tiene que escribir todos los días y fiestas de guardar, ha de estar siempre prestándole oído a lo que se dice en nuestra ciudad, mayormente. Hay veces en las que me encuentro con el tema local adecuado para sacarle punta. Y otras en las que me cuesta lo indecible hallarlo y que merezca, además, las seiscientas palabras que suele contener “El Oasis”.

Hoy, cuando me disponía a escribir, tras haber repasado todas las noticias locales, era patente que estaba condenado a opinar una vez más de la corrupción generalizada o del pánico de los parados; del ‘caso Urbaser’; de los líos de la Familia Real o de cómo los futbolistas del Barcelona andan pidiendo a gritos que Vicente del Bosque sea, en cualquier momento, entrenador azulgrana. Por ser éste arquetipo de bondad y más justo que Salomón (con Del Bosque, de presidente del Gobierno, a buen seguro que nuestra España comenzaría a carburar a media vuelta de manivela). Cuando mi intención era, como casi siempre, dar mi parecer sobre algo ocurrido en Ceuta.

Cuando estaba sumido en un mar de confusiones, debido a carecer de motivo ceutí para darle vida a la columna, me dio por poner la radio situada en mi salita de escribir, algo no habitual en mí, y oí unas declaraciones en la Cadena Ser donde Juan Luis Aróstegui hablaba de la amistad. Y dije para mí: Tate, Manolo, el líder de la coalición Caballas te ha salvado ya el compromiso del día.

A propósito: mentiría si no dijera que, desde hace ya sus años, el secretario general de CCOO me facilita la labor de emborronar el folio y medio. Reconozco, como persona agradecida que soy, que el sindicalista me suele sacar de muchos atolladeros. Y es así, porque cuando se pone a largar, además de no tener fin, dice lo primero que se le viene a la boca.

Por consiguiente, nada extraño hubiera sido que, hablando de su reconocida confraternidad, se le hubiera ocurrido expresarse de tal guisa: “Dicen que soy un mafioso, porque mi sentido de la amistad es tal que recuerda un poco a la de los gansters”. Pero no; créanme que Aróstegui no hizo suya las palabras que un día dijera Gabriel García Márquez. Aunque tampoco tienen desperdicios las pronunciadas sobre su relación afectuosa con Juan Vivas.

Aróstegui, haciendo uso de una entonación digna de una declaración tan ansiada, a fin de que todos los ceutíes conocieran, de una vez por todas, que él y nuestro alcalde están unidos por el compañerismo, la camaradería, el aprecio, la devoción y la lealtad a raudales, propaló a los cuatro vientos que él y Vivas llevan treinta años siendo amigos. Amigos de verdad. Por más que a algunos les pese.

Cierto es que, confesado el hecho, el amigo del alma de nuestro alcalde puso el pero: Lo cual no quiere decir que la forma de gobernar de mi amigo no sea detestada por mí. Ya que atenta continuamente contra quienes venden los huevos… o sirven a los poderosos. Lo de siempre: Aróstegui arremetiendo contra un sector determinado de la ciudad. Más o menos así acabó su manifestación de amistad con Vivas.

Amistad que no hay que poner en duda. Pero yo no recuerdo haber visto a Vivas, hace treinta años, disfrazado de Che Guevara, dándose pote de revolucionario por las calles de Ceuta y metiendo la pata en establecimientos públicos. De cualquier manera, habré de preguntárselo a Manolo González Bolorino. Que debe saberlo mejor que nadie.
 

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