PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE JUNIO DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

El solsticio de verano y la noche de san Juan

Por Miguel R. Calderón


Define el Diccionario de la RAE el verano como la “época más calurosa del año, que en el Hemisferio Septentrional comprende los meses de Junio, Julio y Agosto. En el Hemisferio Austral corresponde a los meses de Diciembre, Enero y Febrero”. Conviene matizar, no obstante, para los escrupulosos de las fechas, que el verano finaliza el 23 de Septiembre , día en el que da comienzo el Otoño, y el invierno el 21 de Marzo, fecha de entrada de la primavera, todo ello referido al Hemisferio Norte.

En efecto, en el Hemisferio Norte entra el verano el día 21 de Junio, mientras que en el Hemisferio Sur dejan atrás el otoño y darán la bienvenida al invierno. Es en este día cuando se produce el solsticio, que puede variar entre el 20 y 21 de Junio.

La palabra solsticio proviene del latín “solstitium” o “sol quieto” y es el día en que el Sol alcanza su cenit o punto más alto sobre el Trópico de Cáncer en el caso del Hemisferio Norte y, por tanto, es el día en el que el astro rey luce durante más tiempo y la noche es más corta, iniciándose a continuación un lento declinar que nos conducirá hacia el otoño y el nuevo solsticio, esta vez de invierno, donde la noche consigue su máxima duración y de nuevo se reinicia el ciclo.

Los efectos del solsticio se trasladan también a las regiones polares. Así, el 21 de Junio en el Círculo Polar Ártico el sol tocará la línea del horizonte pero sin llegar a ponerse, es decir, el único día donde durante las 24 horas se hallará por encima del horizonte, mientras que en el Círculo Polar Antártico sucede justo lo contrario: el Sol se mantendrá las 24 horas por debajo de la línea del horizonte. Dicho de otra manera más asequible: el 21 de Junio el día dura 24 horas en las regiones polares del Hemisferio Norte y la noche dura 24 horas en las regiones antárticas del Hemisferio Sur.

Los solsticios son una fecha especial desde la Antigüedad, a la que muchos pueblos dedicaron fiestas y ceremonias.

En diferentes culturas se convirtieron en fechas destacadas de sus calendarios. En el caso del de verano, aparece muy unido el rito de la Noche de San Juan, una noche llena de simbolismos mágicos donde en sitios como Galicia, se cree que el mundo de los vivos y el de los muertos se comunican, lo que no es más que una cristianización de los antiguos cultos paganos europeos, donde se encendían las hogueras para ayudar al Sol con su calor frente al creciente poder de la oscuridad.

En realidad se entendía que el fuego es el elemento purificador que destruye todo lo que es malo y dañino para los humanos. Curiosamente, en España las hogueras se encienden el día de San Juan, el 24 de Junio, y no el día del solsticio, 20 o 21 de Junio como así ocurre en otros países.

Quizás el antecedente más directo sobre el que se asienta la tradición de las hogueras en el solsticio de verano, haya que buscarlas en el mundo celta. Para este pueblo las estaciones del año constituyen una rueda que gira sin cesar, sucediéndose en un ciclo que se repite una y otra vez. La luz, el calor, la energía que regala el Sol a los hombres y a la naturaleza en general, se encarga además de regular los ciclos de crecimiento de las cosechas y de los animales, de los que, a su vez, depende la existencia humana.

En sus canciones los celtas llamaban al verano “la estación más hermosa” y durante su celebración encendían grandes fogatas y paseaban entre ellas a sus reses para protegerlas de cualquier enfermedad y se daba la bienvenida a la mitad más luminosa del año.

También en la mitología griega encontramos los antecedentes de nuestras celebraciones del solsticio. Para los griegos, el dios del verano era Apolo que también lo era de las Artes y de las letras. Hermano gemelo de la diosa Artemisa, era también dios de la luz y el sol y como tal, era venerado por los helenos que en la noche del solsticio encendían hogueras para purificar el mal acumulado durante los meses de invierno.

Un rito parecido tenían los romanos dedicado en este caso a la diosa Diana (la Artemisa de los griegos), encendiéndose también hogueras y saltando tres veces sobre ellas.

Pero el Santo que da nombre en la actualidad a esta celebración es San Juan , hijo de Zacarías e Isabel. Según recoge el evangelio de San Lucas, cuando la Virgen María visita a su prima Isabel ésta estaba en el sexto mes de su embarazo. Si Isabel estaba en el mes sexto y María acababa de recibir el anuncio de la concepción de Jesús, la Iglesia dedujo que esto sucedió en el mes de Marzo, teniendo en cuenta que Jesús nacería nueve meses después, el 24 de Diciembre. Por tanto, Juan tuvo que nacer tres meses después de la visita de María a Isabel, lo que nos lleva a concluir que la fecha del nacimiento de Juan, llamado el Bautista, se produjo seis meses antes del de Jesús, es decir el 24 de Junio.

Nada se vuelve a decir de la vida de Juan hasta que lo encontramos en el desierto “ en el año decimoquinto de Imperio de Tiberio, siendo Poncio Pilatos gobernador de Judea” (Lucas 3,1-2) y predicando y bautizando al pueblo, al tiempo que anunciaba la llegada del Mesías. “Él os bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego” (Lucas 3, 16-17).

Aquí es donde podemos encontrar la razón por la que la Iglesia utilizase la figura de San Juan para sustituir los cultos paganos, identificándolos por el fuego en el bautismo por el Espíritu Santo y el fuego predicado por San Juan.

En España destacan particularmente “dos noches de San Juan”: la de Alicante y la de Galicia. En Alicante su origen se pierde en el tiempo, derivada de ritos paganos pero el origen moderno tiene lugar en 1928 cuando se celebran las primeras “hogueras” que son el equivalente de las fallas valencianas.

En Galicia , una de las áreas de influencia de la cultura celta, las hogueras se encienden en la medianoche entre el 23 y el 24 de Junio, y se celebra el rito de saltarlas nueve veces como signo de fortuna y prosperidad. Un dicho gallego se refiere a esta fecha como la ocasión propicia para espantar el mal, pronunciando estas palabras: “ Por San Juan, meigas y brujas huirán” . Que todo el mal se aleje de vosotros, amables lectores, y que la fortuna os acompañe en los próximos meses. Que así sea.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto