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OPINIÓN - DOMINGO, 7 DE JULIO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Cena benéfica
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Alguien me dijo el martes pasado que muy pocas veces se me veía a mí frecuentar la noche ceutí. Y le aclaré el motivo: he ido perdiendo esa costumbre a medida que me he ido haciendo mayor. Siendo como era asiduo noctámbulo.

Mis pocas salidas nocturnas las suele programar Alberto Gallardo. Sí, así como suena. AG es quien hace posible que yo acuda a cualquier fiesta que él organice con fines benéficos. En cuanto él me lo propone, allá que salgo pitando hacia el lugar elegido con sumo gusto y la predisposición adecuada para pasármelo más que bien.

El lugar elegido, en esta ocasión, fue el Club de Tenis Ceuta, situado en Loma Margarita. 150 comensales nos dimos cita el viernes por la noche, debido al poder de convocatoria que tiene el anfitrión y, desde luego, porque los dineros recaudados son destinados a cumplir un objetivo digno de encomio: que pueda funcionar cuanto antes el Centro de Día para enfermos de Alzheimer.

Debo reconocer que a mí me hacen más tilín las fiestas en las que no haya que sentarse a mesa alguna. Ya que prefiero los corrillos. Pues me agrada sobremanera recorrerlos para pegar la hebra. Charlando con unos y otros y procurando hacer nuevas relaciones. Y, por qué no decirlo, no permaneciendo allí donde mi presencia no sea bien vista o bien a mí me pueda el tedio. Aunque debo decir que en la fiesta del viernes compartí mesa con tres matrimonios encantadores.

Pero antes de acomodarnos en nuestros sitios pude conversar con Adela Julios, directora de Radio Nacional de Ceuta y con Monserrat Taboada, locutora de COPE Ceuta. A la que hacía un mundo que no veía. Y recordamos cuando yo hacía mis pinitos en la radio. Gloria y yo nos lo pasamos en grande con Clemente Cerdeira y Charo, su mujer; cuya forma de ser contagia optimismo a raudales.

Isidro Hurtado de Mendoza, acompañado de Yolanda, su esposa, me pone al tanto, con la lógica satisfacción, de que ha obtenido el carné nacional de entrenador de fútbol. Y a mí me hace adentrarme en el túnel del tiempo: y me veo en el verano de 1973, internado en el Instituto Nacional de Educación Física en Madrid. Para hacer el curso de entrenadores dirigido por José Villalonga. El cual sufrió un infarto que le costó la vida.

De pronto, ante mi extrañeza, veo que Luz Marina hace su entrada en el recinto conducida en silla de ruedas. Pierna escayolada pero alegre el semblante, mi estimada amiga y mujer de Alberto Gallardo se ve obligada a dar explicaciones a cuantos desean saber por qué se ha quebrado el peroné. Y lo hace como si tal cosa. Y uno entiende su estoicismo. No lo voy a entender… Gran mujer, pues, Luz Marina.

Alberto Gallardo se me acerca y descubro que goza de un aspecto físico estupendo. Y que anda subido de tono. Y así se lo manifiesto mientras le doy el abrazo correspondiente. El cual va impregnado de los mejores deseos para él. Y no hace falta que diga nada más. Lo que sí diré es que la fiesta benéfica, una más de las que La Fundación Eduardo Gallardo viene llevando a cabo para darle vida a ese esperanzador Centro de Día para enfermos de Alzheimer, fue un éxito rotundo. Fiesta que me sirvió a mí para vivir la Ceuta nocturna, en un recinto estupendo. Conque ya estoy deseando que AG me diga, cuanto antes, ¡Manolo, que te espero en tal sitio!...
 

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