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OPINIÓN - MARTES, 16 DE JULIO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

¿Por qué no trincar todos?
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Corren tiempo difíciles en lo económico; algo que es conveniente recordar a fuer de caer en la repetición. La corrupción es la tentación fácil de los tiempos difíciles. Puesto que trinca el de arriba, menos necesitado, ¿por qué no trincar todos? La corrupción, como estoy harto de ver y leer, no es siempre de dinero, a veces implica privilegios, sobornos morales o reciprocidades.

Dice Antonio Gala: “Nada es tan contagioso como el mal que desciende de lo alto, de quienes deberían ser ejemplares, y son, además de corruptos, corruptores. Hasta conseguir, como vemos, que la sociedad, envidiosa desee ser corrompida y admire a los ladrones”.

En la cárcel de Soto del Real está ingresado Luis Bárcenas. Y en apenas dos semanas ha conseguido que sus compañeros le den tratamiento de héroe. Ahí es nada haberse apropiado de millones y millones de euros siendo un simple tesorero del Partido Popular. Lo cual resulta tarea que no está al alcance de un cualquiera. Y a fe que Bárcenas no lo era.

LB era ya un listo cuando don Manuel Fraga lo colocó en el PP. Un listo, tieso como una mojama, que llegó a los madriles con un traje con brillo y unos zapatos sucios y, quizá, pidiendo a gritos que le echaran unas medias suelas. Y pronto se percató de que en la sede del PP a los políticos más relevantes se les iban los ojos detrás de los dineros.

El onubense, LB, aprendió con celeridad que había políticos que no le hacían ascos a recibir regalos. Billetes procedentes de empresarios dispuestos a todo con tal de salir ganadores como participantes en concursos donde se barajaban sumas cuantiosas de euros.

LB, siempre preocupado de su físico, veía a políticos, banqueros y vividores de toda laya, sentados, con sus tripas cansadas, hartos de aperitivos, llenos de promesa incumplidas y de palabras empeñadas. Y tardó nada y menos en poner en marcha su plan. No sólo para hacerse rico sino también para humillar a quienes decían estar en la política para servir a los ciudadanos. Y lo hizo repartiendo sobres a granel.

Un hombre que reparte sobres durante mucho tiempo, procedentes de mordidas, a lo más granado de su partido, no deja de ser un tipo que va adquiriendo un poder que puede llegar a ser omnímodo. Y que le permite tratar a sus superiores como si fueran vulgares trincones.

LB, en los momentos de esplendor, es decir, cuando ya ejercía de tesorero principal, seguramente que disfrutaba de lo lindo cuando le llamaban o le visitaban compañeros de partido para decirle que no llegaban a final de mes y que necesitaban un remolque de billetes de quinientos euros.

Los billetes de quinientos euros son capaces de nublarles la vista a los más encopetados políticos. Ya que con ellos se hacen acreedores a tener un ritmo de vida al cual jamás hubieran podido acceder ni siquiera teniendo una profesión liberal de mucho cartel.

A medida que LB iba repartiendo la pasta gansa, que se había convertido, al parecer, en una costumbre, más seguro se iba sintiendo. Y llegó a creerse que disfrutaba de inmunidad. Pero un tonto del PP, o bien una tonta, decidió no hacerle caso a Javier Arenas cuando éste le dijo que no se le ocurriera tocarle las narices al onubense. Que era hombre que nunca iba de bromas. Y el resultado ha sido demoledor: Bárcenas tiene acojonado a Rajoy.
 

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