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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 24 DE JULIO DE 2013

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Las consecuencias de un voto de censura
 


Domingo Ramos
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Si el 89 %, según la prensa, piensa que el presidente del gobierno debe comparecer en el Congreso, creemos que es llegado el momento de que Mariano Rajoy haga ya su aparición en el hemiciclo, que es lo mismo que decir para todos los españoles, y no en una entrevista para los medios de difusión.

Si después de ello, estamos convencidos que socialistas y comunistas, principalmente, quienes insistían en platear un voto de censura (que, dicho sea de paso, no obliga a Mariano Rajoy a asistir a esta sesión del Congreso) no lo harán a sabiendas de que nada va a perder el Partido Popular, pues es conocido que ni socialistas, ni la oposición al completo, tienen votos suficientes para obligar el cese de Mariano Rajoy.

Siguiendo la trayectoria iniciada en 1980 cuando Felipe González interpuso el primer voto de censura de nuestra democracia contra Adolfo Suárez, defendida por Alfonso Guerra y rechazada por Rafael Arias Salgado derrotada por la mayoría de votos de la extinta U.C.D. La segunda, propuesta por Alianza Popular contra Felipe González, presentada por Antonio Hernández Mancha, estuvo abocada al fracaso, como la que ahora se preveía llevar a cabo, por la mayoría absoluta de los votos socialistas, o sea, las dos únicas veces que la democracia española ha vivido votos de censura sus convocantes fracasaron estrepitosamente.

La situación política, no obstante, también según la mayoría de los comentaristas políticos especializados en la materia, no está preparada para la celebración de un próximo proceso electoral, cuando es inminente el de las Elecciones Europeas (que pueden ser un punto de referencia para el resultado de las Generales), el de la Junta de Andalucía en 2013, de Cataluña, País Vasco, Gallegas y las Locales en mayo de 2015.

Lo que si estimamos en todo su valor es la comparecencia de Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados para, como ha anunciado, “que es bueno que él mismo tenga una comparecencia en la Cortes Generales, que no le ha influido la moción de censura que ha anunciado el PSOE y que comparecerá para hablar de la situación económica de España y dar su versión sobre el caso Bárcenas”.

Esto nos dará ocasión de comentar un nuevo combate Mariano Rajoy VS (contra) Alfredo Pérez Rubalcaba, en el que el primero dejará patente los “derechazos” que se han venido aplicando para el aumento de la contratación laboral así como la mejoría de la economía española, después del desastre o herencia recibida de José Luis R. Zapatero y, el segundo, el lamento a la errónea y catastrófica gestión como son los elementos provocadores del rescate bancario y otras medidas equivocadas e injustas, además de haber hecho recaer el peso de la crisis en las clases medias trabajadoras, todo ello guardando muy mucho sus flancos para no recibir golpes directos (los ERES, Roldan, Filesa -con condenados por falsedad ideológica en documento mercantil, fiscal, financiación ilegal de su partido, malversación de fondos públicos, apropiación indebida, delito monetario, tráfico de influencias, asociación ilícita-, aparte del grave delito cometido por los GAL y otros de menor identidad) que, en comparación con el caso Bárcenas, pudieran dejarlo K.O. en cuanto empezara el primer asalto del combate que hemos creado en nuestra imaginación.

Eso sí. Un voto de censura en toda regla, se decir con la mayoría de votos, ocasionaría la dimisión del presidente del gobierno y provocaría unas nuevas elecciones que, de seguro, si se sigue el descenso de electores y de simpatizantes que se viene dando en el PP, con la unión por otra parte de todas las fuerzas de la oposición mas los radicales, indignados, verdes, etc. podrían acabar con la hegemonía de este Partido y, por ende, con su liderato no solo en el gobierno de la nación, sino en Autonomías, Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales. Por lo tanto, ya puede Mariano Rajoy extremar su “guardia” (que en el argot boxístico quiere decir su integridad física) y estrategia para no ver a su Partido inmerso en esta vorágine que supondría su cese como jefe del Gobierno de España.
 

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