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economía - MIÉRCOLES, 31 DE JULIO DE 2013


UGT y CCOO vuelven a mostrar su rechazo a la reforma laboral. archivo.

datos
 

El peso de las rentas del
trabajo cae sobre el PIB, mientras crecen los beneficios

UGT y CCOO vuelven a mostrar su rechazo a la reforma laboral puesta en marcha por el Gobierno y aseguran que “no ha servido para crear o frenar la destrucción de empleo”
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Los datos de la Encuesta Anual de Coste Laboral ponen de relieve, según UGT y CCOO, el “fortísimo impacto que ha tenido la reforma laboral del gobierno del PP en los salarios de los trabajadores”. Ambos sindicatos manifiestan en un comunicado que “la reforma no ha servido para crear o frenar la destrucción de empleo. Todos sabíamos que no sería así, puesto que facilitando el despido en época de recesión solo puede aumentar el número de despidos”.

Los datos de la Encuesta Anual de Coste Laboral, tal y como destacan UGT y CCOO a través de un comunicado de prensa, son “elocuentes”, ya que se muestra que hay 673.000 empleos asalariados menos en el último año, 2 de cada 3 de ellos indefinidos, y una mayor precariedad que se refleja en todos los indicadores.

Ambos sindicatos recuerda que “no era ese su objetivo real”, sino el que reflejan los indicadores salariales, a pesar de que no estuviera entre sus objetivos declarados: para inducir una intensa devaluación salarial, haciendo cargar el peso del ajuste sobre los trabajadores y preservando del mismo a los perceptores de otras rentas, a quienes más tienen. Cargar, en definitiva, el peso del ajuste sobre los asalariados y pequeños autónomos.

En 2012 el coste laboral ha caído un 0,8%. Es decir, que a las empresas les cuesta un 0,8% menos producir. Sin embargo, los precios no se han reducido, como cabría esperar si las empresas hubieran trasladado la rebaja salarial a los precios de sus productos, para hacerlos competitivos. El IPC ha aumentado en 2012 un 2,4%. Es decir, que mientras a los empresarios cada vez les cuesta menos producir, a costa de las retribuciones de los asalariados y de sus condiciones laborales, cada vez venden más caro. “¿Dónde está el beneficio para nuestra competitividad que preconiza la teoría de la devaluación salarial?”, se preguntan ambos sindicatos.

La Encuesta Anual de Coste Laboral ofrece también otros resultados en este sentido que merecen destacarse. De un lado, los costes de indemnización por despido han caído un 12% en 2012, lo que viene a reafirmar el efecto esperado por la reforma laboral, al abaratar y facilitar dicho coste. De otro, un 11,2% de los trabajadores han visto modificadas las condiciones de convenio, en lo que supone otro efecto de la reforma, que otorga en último término al empresario la potestad para disponer unilateralmente de las condiciones pactadas libremente en los convenios. Todo ello refleja un importante aumento de la inestabilidad y precariedad laboral. Caminamos hacia un mercado laboral con menos empleo y de peor calidad, lo que supondrá una economía con menos capacidad de generar riqueza y menos competitiva en el medio y largo plazo. Porque la competencia vía costes laborales tiene un recorrido muy corto y estrecho.

Desde 2010, año que comenzaron los drásticos recortes u la austeridad extrema, los costes laborales en términos reales, un vez descontada la inflación, han caído un 6,3%. Como consecuencia, se está produciendo un cambio estructural en la distribución de la renta en España: el peso de las rentas del trabajo en el total del PIB cae continuamente , mientras que los excedentes de las empresas y las rentas mixtas han crecido hasta alcanzar niveles máximos. Por eso desde el cuarto trimestre de 2012 suponen una porción mayor que la remuneración de asalariados (46,3% frente a 44,7%), una situación anómala y excepcional en el contexto europeo. En definitiva, los datos del coste salarial reafirman el pernicioso impacto que está teniendo la reforma laboral impuesta por el del PP en 2012, así como de las políticas económicas y laborales puestas en marcha desde 2010 y, con mayor intensidad, desde finales de 2011, con la llegada al poder del Partido Popular y la imposición de un programa máximo de recortes y contrarreformas.
 

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