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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 21 DE AGOSTO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Casillas: tiene el carisma podrido
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Le preguntan a una mujer en la calle, para un programa deportivo de una televisión nacional, sobre qué le parece que Iker Casillas quiera irse del Madrid, por haber sido suplente frente al Betis, el pasado domingo, y la señora responde:

-Sería un contradiós que un chaval tan guapo se tuviera que ir a otro equipo. Es, además, tan carismático…

La respuesta de la señora inquirida no tiene desperdicios. Y pone de relieve, una vez más, que es más fácil ser guapo que feo. Tan fácil como para que Alfredo Relaño, director del Diario As, hable a cada paso de las orejas operadas de Diego López, como si ello limitara sus cualidades futbolísticas.

Cierto es que AR, reconocido esteta, podría, en cualquier momento, aplicarle a Diego López la misma medicina que le aplicó a Costinha, internacional portugués, cuando éste jugaba en el Atlético de Madrid: además de mal jugador es más feo que Picio. Así que puerta… Dijo don Alfredo.

No cabe la menor duda de que muchos periodistas llevan en la cartera la fotografía del chico nacido en Móstoles y que en privado no se cortan lo más mínimo en gritar que por él matan. Más o menos con el mismo desgarro con que Belén Esteban se refería a la defensa que haría de Andreíta, llegado el caso.

El director del Diario As, que trata por todos los medios de acollonar a Florentino Pérez y que se atribuye haber sido el principal hacedor de la marcha de José Mourinho, ha continuado su cruzada contra la institución blanca, en cuanto Ancelotti no ha seguido su consejo: el portero titular del Madrid debe ser el carismático Casillas. Y lo ha de ser en todos los partidos.

Lo peor de los carismáticos, ya sean políticos, artistas, o futbolistas –de malísimo tienen mucho- “es la naturalidad con la que se atribuyen todo lo bueno sin mezcla de mal alguno (como el cielo) y se sacuden todo lo malo sobre la banda por ellos elegida”. Indiferentes a sus defectos y a los estropicios que suscitan, siguen sonriendo, como si no ocurriese nada, cada vez con una sonrisa de talco y dentera.

Iker Casillas ha venido enmascarando su verdadera forma de ser. Mientras que todo le iba viento en popa y le llovían los ditirambos y le otorgaban premios y la prensa lo aclamaba tanto como para festejarle todas sus intervenciones e ignorar sus fallos, parecía ser ese muchacho que toda madre desea tener como yerno. Atento, cortés, amable, cariñoso, respetuoso, educado, etcétera. Un encanto de hombre.

Generoso con los más necesitados, daba gloria ver a Casillas acudiendo en vacaciones a sitios adecuados donde los niños lo rodeaban como ese héroe que sacrifica gran parte de su tiempo ocioso para compartirlo con los desamparados. Ante semejante actitud, ante tanta bonhomía, se pedía a gritos que se le concediera un Balón de Oro. Pero, por lo visto, el poder de Relaño y compañía de los madriles no llega a tanto.

Uno, sin embargo, venía avisando desde hacía muchos años, que, además de ser un portero sobrevalorado, con defectos técnicos enormes, era un muchacho repleto de falsa modestia y de engañosa bonhomía. Y, claro, me ponían verde. El tiempo me está dando la razón: Iker Casillas, al caérsele el carisma al suelo, por sus malas acciones, está provocando reacciones desfavorables y exaltadas. Mientras Diego López resiste con asombroso estoicismo los envites de un niñato que tiene ya el carisma podrido.
 

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