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                     El balance de la campaña de verano 
					en cuanto a la vigilancia de la Policía local en nuestra 
					playas ha sido muy positivo. La presencia de los 13 
					integrantes de este operativo en la Ribera, El Chorrillo y 
					Benítez ha tenido un evidente efecto disuasorio para la 
					delincuencia y, por ende, una consecuencia positiva para el 
					ciudadano que se ha visto beneficiado por la tranquilidad 
					que aporta la presencia de los agentes con carácter 
					disuasorio, principalmente, para los amigos de lo ajeno que 
					pueden aprovechar cualquier descuido de los bañistas para 
					apropiarse de sus pertenencias. Una garantía que el usuario 
					agradece porque se hace necesario un servicio público de 
					estas características que, en el caso de este verano, ha 
					desarrollado la mayoría de sus actuaciones de índole 
					humanitario en un 32%, aunque también ha realizado un 10% 
					del total de sus intervenciones en decomisos de mercancía 
					perecedera por su venta ilegal y un 8% por consumo de 
					estupefacientes. 
					 
					Es importante que nuestras playas, aparte de la calidad que 
					se les reconocen por las banderas azules, también cuentan 
					con ese otro componente no menos importante para el 
					ciudadano como la seguridad. Un lugar de máxima 
					concentración de personas de todas las edades, ha de contar 
					con este servicio que ya viene demostrando su eficacia 
					durante varios años y que se convierte en una necesidad 
					fundamental para garantizar la convivencia y la tranquilidad 
					de los bañistas. No se entenderían unas playas óptimas con 
					inseguridad, como tampoco a la inversa, pero el asunto de la 
					presencia policial incide en un atractivo más de nuestras 
					playas. El carácter disuasorio que la policía ejerce para el 
					delincuente, se traduce en beneficio social y tranquilidad 
					para quienes van a la playa para disfrutar de su ocio. 
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