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                     El martes de la semana pasada tuvo 
					lugar la comparecencia del Presidente de la Ciudad, D. Juan 
					Vivas, en relación al tema del caso Urbaser. Estamos en el 
					inicio de los comparecientes sobre la Comisión de 
					Investigación que deliberará sobre este asunto. Después de 
					escuchar las diversas intervenciones de la anterior 
					comparecencia, voy a manifestar e incidir sobre algunas 
					cuestiones, que me parece conveniente resaltar. 
					 
					En primer lugar expresar la gravedad de lo sucedido respecto 
					a este tema, que afecta a las arcas municipales, al erario 
					público municipal y por tanto a toda la ciudadanía de Ceuta. 
					Nuestra ciudad ha sido perjudicada y quien tenía la 
					obligación de defender los intereses legales y su 
					aplicación, era el Gobierno local con su Presidente a la 
					cabeza. Se han producido presuntos errores de gasto y 
					contabilidad notables, quedando malparada la gestión 
					oficial, detrás de la cual están presuntamente los 
					responsables políticos mencionados. 
					 
					Está bien reconocer errores en la intervención del 
					Presidente, pero como decía el Secretario General del PSOE, 
					José Antonio Carracao, esta comparecencia no ha sido por 
					voluntad propia del Presidente. A lo anterior hay que añadir 
					las descalificaciones graves que Carracao tuvo que padecer, 
					por los representantes políticos del Gobierno y del propio 
					ejecutivo. Gracias a su valentía, honestidad y decisión 
					llevando el tema al terreno judicial, ante la falta de 
					explicaciones iniciales del Presidente, este caso está 
					siendo enfocado, para que la opinión pública pueda también 
					ser participe de un modo pormenorizado sobre lo sucedido.
					 
					 
					Son millones de euros de los que estamos hablando que 
					reclama la ciudad y que se han gestionado mal. Como decía el 
					representante socialista el tema no se resuelve pidiendo 
					disculpas, sino dirimiendo responsabilidades, puesto que el 
					Presidente ha actuado presionado por los grupos de la 
					oposición. Es necesario que José Antonio Carracao continúe 
					con tenacidad y equilibrio, desarrollando sus obligaciones 
					de oposición, profundizando en todos los matices y aspectos 
					como los gastos de explotación y el pago del IPSI. Es 
					importante que junto al resto de la oposición contribuya al 
					definitivo esclarecimiento del caso y se depuren 
					responsabilidades, porque la Comisión de Investigación está 
					para servir a todos los ciudadanos de Ceuta .  
					 
					Entrando en el tema del problema territorial, que en estos 
					momentos afecta a nuestro país, sin duda, como decía Alfredo 
					Pérez Rubalcaba, el Gobierno y España se enfrentan a tres 
					problemas fundamentales actuales, el político, el económico 
					y en el que nos vamos a detener, el territorial. La 
					celebración de la Diada con la cadena independentista, ha 
					aumentado la intensidad de las luces rojas del 
					independentismo en Cataluña. 
					 
					Es un asunto serio, pero que no se ha puesto en evidencia en 
					estos días, llevamos una serie de años en los cuales se han 
					producido graves desencuentros, donde las actitudes de 
					determinados grupos políticos en Cataluña, especialmente 
					Convergencia y Unión, así como Izquierda Republicana, no han 
					favorecido situaciones de encuentro, alimentando esta 
					espiral determinadas actitudes legitimas, pero a mi modo de 
					ver intransigentes por el Partido Popular y la Política de 
					“Avestruz” a la que nos tiene acostumbrado el proceder del 
					Sr. Rajoy. 
					 
					Al Presidente del Gobierno le suelen salir bien sus tácticas 
					de silencio, inacción con determinados problemas que son 
					notorios a nivel interno, como sucede en el caso Bárcenas, 
					el retraerse para que las dificultades se solventen sin 
					implicarse directamente, así como en el caso de otros 
					problemas dentro de su partido ocurridos en la anterior 
					legislatura. Pero el que le salgan bien a él no quiere decir 
					que los resultados sean buenos para España. En estos 
					momentos me preocupa la actitud del Presidente, porque al 
					margen de la serenidad, el equilibrio y la carta de 
					respuesta, tiene que producirse una iniciativa decidida y 
					agotar todas las posibilidades de diálogo que la democracia 
					y su posición le puedan permitir. 
					 
					Mencionaba anteriormente determinadas actitudes, aunque 
					legítimas, del Partido Popular, como sus recursos 
					inconstitucionales sobre el Estatuto Catalán, que dilataron 
					y empeoraron el estado de salud de las relaciones de 
					Cataluña con el resto del Estado. Si a ello unimos el 
					problema de la no aceptación del Pacto Fiscal, son 
					actuaciones que han provocado el que se destara con más 
					virulencia el sentimiento antiespañol, por determinados 
					sectores del independentismo catalán.  
					 
					Pienso que no está todo perdido. Es cierto que el Gobierno 
					debe mantenerse sereno y defendiendo la Constitución, pero 
					es necesario el ingenio, el arrojo, la necesidad de dialogar 
					sin forzar la legalidad, pero sì agotando sin descanso, con 
					tenacidad, entusiasmo y sin dejar un momento la puerta 
					abierta al pesimismo. Se impone el diálogo, la democracia, 
					el consenso y la Constitución. 
					 
					El Gobierno es el primero que debe tomar la iniciativa, 
					explorar y dialogar viendo las posibles salidas que no nos 
					lleven a la secesión de esta Comunidad Autónoma del 
					territorio español. Es cierto que hay sentimientos 
					independentistas que son obvios, algunos de ellos 
					potenciados por la propaganda interesada de determinados 
					grupos políticos, que también son legítimos; pero también es 
					cierto que hay un alto porcentaje de catalanes que desean 
					seguir perteneciendo a España. 
					 
					Ese diálogo no puede estar al margen del principal partido 
					de la oposición, el Partido Socialista y por supuesto con el 
					acompañamiento del mayor número de grupos del arco 
					parlamentario. No es la primera vez que lo manifiesto, pero 
					el Gobierno también debe escuchar las propuestas y 
					pensamientos del PSOE, que es un partido nada sospechoso de 
					no apostar por la unidad e integridad de España. No tengo 
					más remedio que volver a plantear la necesidad de un pacto 
					de Estado, porque las ideas del Partido Socialista pueden 
					enriquecer el diálogo y conseguir acercar posiciones con los 
					nacionalistas catalanes. 
					 
					No es necesario olvidarse de la Constitución, pero la “Carta 
					Magna” también puede ser mejorable, para que podamos estar 
					integrados todos con las singularidades y peculiaridades 
					culturales, económicas y políticas, que no supongan 
					discriminaciones de unos españoles sobre otros. Aquí me 
					estoy refiriendo a la posibilidad de estudiar la propuesta 
					de un Estado Federal, que ya planteó el Partido Socialista, 
					que podría favorecer con un diálogo abierto y decidido 
					plantear todas las alternativas que nos hagan salir del 
					túnel y donde nadie se sienta incómodo. 
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