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OPINIÓN - SÁBADO, 21 DE SEPTIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Coño
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En su diccionario de Obras Completas, libro número 28, que recoge las letras c y d, José Camilo Cela nos dice que el día 13 de febrero de 1975 tuvo el honor de presentar a la Real Academia Española la comunicación de algunas voces usadas por Quevedo y no incluidas en la XIX edición del Diccionario…, en la que figuraba la voz que nos ocupa. Y que la corporación, dando muestras de su buen sentido, su abierto criterio y su vitalidad evidente, se digno acogerla en el diccionario. Se usa frecuentemente como interjección.

Francisco Umbral decía que lo que más le interesaba del asunto era el “coño” conversacional, que es quizá la palabra más usada en castellano y ponía ejemplo tan expresivo:

-A ver si nos vemos, coño, vente por casa, coño, me gusta lo que escribes, coño, claro que me gusta, pero nunca tengo ocasión de decírtelo, y nos tomamos, coño, unas copas, que ya está bien, coño.

Claro que hay el coño exclamativo, y el coño propiamente dicho, pero lo que más abunda, según FU, es el coño conversacional, que antes se encontraba en Cela y ahora en casi todos los columnistas de periódico. La palabra coño tiene así un valor de punto y coma, de interjección tranquila, de rúbrica.

Ni que decir tiene que las mujeres usan mucho el “coño” conversacional y hasta referente: “Estoy de mi sargento hasta el coño”, le decía una soldado a otra cuando se cruzaron conmigo por el paseo marítimo de la playa Benítez. Otras, más imaginativas, que las he oído yo, dicen: “Me tienes hasta las tetas”.

Durante la dictadura, el uso de tacos fue signo de izquierdismo. Luego, con la llegada de la democracia, la izquierda fue echando mano de la corrección hasta caer en la cursilería. Así que los hombres consideran que la utilización del taco es machismo dialéctico. Las mujeres, sin posible sospecha de machismo, siguen hablando como camioneros. No todas. La verdad sea dicha.

Días atrás, durante el pleno extraordinario celebrado con el fin de aclarar lo que es conocido como ‘caso Urbaser’, a nuestro alcalde, que hasta ahora ha formado parte de los cursis que suelen deteriorar el idioma, mientras los catetos le dan realce, como bien dice Santiago Mora Figueroa, marqués de Tamarón, se le escapó un coño que sorprendió a propios y extraños. Un coño jeremíaco.

El coño de nuestro alcalde tuvo valor de punto y coma; de interjección inquietante; lamento de alguien que tiene la sensación de que lo están persiguiendo sañudamente para acabar con él. A nuestro alcalde le salió su coño del alma. Como prueba evidente de que, a partir de ahora, cuantas denuncias se vayan produciendo contra su gobierno serán rebatidas por él mediante exclamaciones contra enemigos que actúan en la sombra a fin de darle matarile político. Así que nos tenemos que preparar para ser testigos de sus gritos desgarrados, con coños incluidos, a cada paso, a fin de venderse como alguien que es objeto de acoso y derribo.

Cuando lo de Urbaser sigue oliendo a podrido por los cuatro costados, ha surgido otro caso que tiene ribetes de escándalo mayúsculo. Es algo relacionado con la compra de materiales a una empresa, por medio de facturas fraccionadas. Y lo que aletea a su alrededor. Y a nuestro alcalde, que ha salido a la palestra para decir, mediante alzamiento de voz, que el pone la mano en el fuego por Yolanda Bel, le ha faltado la rubrica de ese coño que tan celebrado fue en la declaración que hizo de su honradez y la de los suyos. En el ‘caso Urbaser’. Y es que, coño, van a por él…
 

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