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                     Merece la pena que un profesional, 
					como puede ser el director general de la Guardia Civil, 
					Arsenio Fernández de Mesa, haga una reflexión sobre lo que 
					hay, lo que ha habido y lo que no debiera haber, acerca de 
					la inmigración irregular, como es la que vienen soportando 
					tanto Melilla como Ceuta. 
					 
					El pasado jueves, el señor Fernández de Mesa criticó con 
					claridad y con toda la razón que “lamentablemente, durante 
					muchos años no se ha tomado ninguna medida en la valla de 
					Melilla”, aunque habían existido propuestas de los técnicos. 
					 
					Estamos en lo de siempre, los expertos, los que saben lo que 
					hay, tratan de atajar los problemas, con la particularidad 
					de que luego llega el patoso de turno, el político que todo 
					lo quiere saber y aborta los proyectos. 
					 
					A raíz de las palabras del director general de la Guardia 
					Civil, lo que nos da cierta tranquilidad es que, según él, 
					ahora el Ministerio del Interior está corrigiendo esa 
					política de no hacer nada y tomará las medidas que haya que 
					tomar. 
					 
					Me creo las palabras del profesional, pero nada me 
					extrañaría que a la hora final haya otro cruce político y se 
					quede todo en un proyecto más sin realizar. 
					 
					Además, de las palabras de Arsenio Fernández de Mesa se 
					deduce que estamos en vísperas de que se pongan en marcha 
					las soluciones, de verdad:” se van a tomar una serie de 
					medidas técnicas que mejoren la protección de España”, 
					añadiendo que algunas de ellas se van a tomar ya mismo, la 
					próxima semana. 
					 
					No es extraña esta urgencia en cuanto a la actuación, cuando 
					se ha detectado, y es muy serio, “una bolsa de inmigrantes 
					muy importante y cada vez más violentos y agresivos”. 
					 
					Es un aviso serio este último que habrá que atajar, sí o sí, 
					y cuanto antes mejor, haciendo las inversiones que antes se 
					dejaron por hacer y tomando unas medidas serias que a 
					propuestas de los técnicos ya deberían de haberse tomado. 
					 
					Porque no es lo malo que no se hayan tomado medidas 
					contundentes, lo peor es que no se ha dejado el terreno 
					perfectamente acondicionado para poder patrullar como es 
					debido, por haberse colocado “elementos” que crean 
					dificultades, entre las dos vallas perimetrales. 
					 
					Ahora, por tanto, se trata de avanzar en la corrección de lo 
					que antes se hizo mal, para lograr recuperar una cierta 
					política preventiva que dé todo tipo de facilidades a lo que 
					es la labor de la Policía a la hora de tratar de impedir que 
					los inmigrantes entren en el territorio español. 
					 
					Debe quedar claro que los incidentes de esta semana han sido 
					de cuidado, que han hecho temblar a más de uno a una y otra 
					parte de la frontera, con lo que se van a tomar, se tienen 
					que tomar, medidas serias desde el Ministerio del Interior, 
					unas medidas que dificulten cada vez más la labor de las 
					mafias, en todo este asunto de las inmigraciones ilegales. 
					 
					Ahora podemos empezar a creérnoslo, si es que los 
					“simplemente políticos” no ponen una nueva zancadilla. Con 
					ello se habrá dado el comienzo a la solución de un problema 
					que, desde hace casi veinte años, viene azotando a Ceuta y 
					también a Melilla, sin que se haya atajado de verdad la 
					cuestión. 
					 
					Y es que el problema se ve desde todas partes, puesto que el 
					CETI con capacidad para 512 plazas está ahora mismo con 744 
					inmigrantes, en su mayoría subsaharianos. Eso es lo que 
					tenemos. 
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