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					Cuando la humanidad no vive en armonía con ninguna de las 
					energías del cosmos, se produce un desequilibrio. Cuando el 
					concepto material de la existencia prevalece sobre el 
					espiritual, dharmasya glanih, el resultado es el declive de 
					la espiritualidad. La espiritualidad puede declinar cuando 
					se desatiende el aspecto religioso, el filosófico, o ambos. 
					Srila Prabhupada subraya: “La religión sin filosofía es 
					sentimentalismo, y a veces fanatismo, mientras que la 
					filosofía sin religión no es otra cosa que especulación 
					mental”. Y la ausencia de ambas: religión y filosofía, 
					indica la degeneración de las especies humanas camino de la 
					plataforma animal. 
					 
					Cuando la humanidad se degenera hasta descender a la 
					plataforma animal, prevalece la ley de la jungla 
					—supervivencia de los más fuertes—. Y al igual que no puede 
					hablarse de paz en una jungla, la paz se considera un sueño 
					utópico en las junglas de asfalto de la actualidad, a pesar 
					de todo tipo de “cumbres políticas”. 
					 
					Por consiguiente, la violencia no se debe a la 
					espiritualidad sino a la perversión de esa espiritualidad, 
					que ha despojado al ser humano de su humanidad. Y el modo de 
					restaurar la paz no consiste en rechazar la espiritualidad 
					sino en reformarla. Eso preparará el camino para que la 
					humanidad vuelva a desarrollar las cualidades humanas de 
					amor, satisfacción, moderación, desinterés y humildad, lo 
					único que puede traer una paz duradera. 
					 
					Podemos comparar los defectos que padece la espiritualidad a 
					las cataratas que aparecen en los ojos. Para curar el ojo, 
					hay que extraer la catarata, no es necesario extraer el ojo. 
					De modo similar, hemos de detener el declive de la 
					espiritualidad, no rechazarla en su totalidad. Igual que 
					extraer el ojo provoca ceguera, rechazar la espiritualidad 
					significa arrancarle a la humanidad los preciosos ojos de la 
					sabiduría divina, lo que provocará caos y desastres. La 
					creciente tasa de delincuencia y violencia en todo el globo 
					nos informa de la anarquía posible si la humanidad continua 
					descuidando la espiritualidad. 
					 
					Corregir el caos de esta era de hierro 
					 
					Cuando se produce el desorden cósmico, el Ser Supremo 
					desciende al reino material para reestablecer la 
					espiritualidad, gracias a la cual la humanidad puede volver 
					a aprender a vivir en armonía con el cosmos. En la era 
					actual, prevalece dharmasya glanih, pues todas las 
					aspiraciones y logros de la mayoría de la humanidad se 
					encuentran dentro del reino de la materia. La mayoría de la 
					gente no tiene interés alguno en la filosofía. Y los que 
					tienen algún interés buscan conseguir algún título o crecer 
					intelectualmente, no como deseo de encontrar la Verdad. 
					Incapaces de comprender las verdades del cosmos, engañan a 
					los demás. 
					 
					De modo similar, la mayoría de la gente no siente atracción 
					hacia la religión. Los que sienten alguna inclinación suelen 
					serlo movidos por alguna superstición; tiene escasa 
					comprensión científica de lo que hacen o por qué lo hacen. 
					La gente afirma a menudo que luchan para defender su 
					religión, pero si se les pregunta sobre su religión no 
					conocen ni los principios fundamentales. Y aunque los sepan, 
					no tienen interés alguno en seguirlos. Esos falsos 
					religiosos sólo se muestran interesados en su provecho y 
					utilizan la religión como un medio para hacerse famosos. Por 
					consiguiente, la actual edad de hierro se caracteriza por un 
					total declive de la espiritualidad. 
					 
					Para corregir el enorme caos dominante, el Ser Supremo 
					desciende en una forma que trasciende todas las 
					restricciones de tiempo y espacio. Desciende en Sus santos 
					nombres, que siempre permanecen con nosotros, atemporales, 
					sin considerar ni el lugar ni las circunstancias. Es por 
					ello que la mayoría de las religiones del mundo aconsejan a 
					sus seguidores que recen los santos nombres de Dios. Rezar 
					es la religión universal de esta era. Y entre los 
					innumerables nombres de Dios, las escrituras védicas afirman 
					que el más potente es el maha-mantra, “el gran rezo 
					liberador”: Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, 
					Hare Hare/ Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare. 
					 
					El Ser Supremo también nos ofrece un conciso, y a la vez 
					completo, manual para esta era: la Bhagavad-gita, la esencia 
					de la sabiduría védica. Se trata del libro de texto ideal 
					para el aspirante a científico espiritual. El escritor 
					americano Ralph Waldo Emerson escribió acerca de la Bhagavad-gita: 
					“Le debo un día magnífico a la Bhagavad-gita. Fue el primero 
					de todos los libros; es como si un imperio se comunicara con 
					nosotros, nada hay que carezca de valor o que carezca de 
					importancia, todo es grande, sereno, consistente, la voz de 
					una antigua inteligencia que en otra era y lugar ha meditado 
					y hecho las mismas preguntas que nosotros nos hacemos”. 
					 
					Llamamiento a mis hermanos de la India 
					 
					Eminentes pensadores de todo el mundo, incluidos famosos 
					científicos como el premio Nóbel Richard R. Ernst, 
					luchadores por la paz como los premios Nóbel Oscar Arias 
					Sánchez y Betty Williams, y religiosos como el premio Nóbel 
					el Dalai Lama, creen firmemente que sólo la síntesis de 
					ciencia y espiritualidad puede apartar al mundo de estos 
					difíciles momentos. 
					 
					Como nacido de padre indio hindú y viajado en numerosas 
					ocasiones a la India (la cual considero mi patria 
					espiritual), me gustaría hacer un llamamiento a toda la 
					juventud india, que tienen una posición única frente al 
					mundo. Gracias a su nacimiento en la tierra santa de la 
					India, han heredado la valiosa riqueza del conocimiento 
					espiritual que está en los Vedas. Y gracias a su formación y 
					educación, han desarrollado el espíritu científico y la 
					racionalidad inquisitiva. Por consiguiente, están muy bien 
					preparados para hacer florecer la esperada síntesis de 
					ciencia y espiritualidad que todo el mundo desea. 
					 
					El fallecido Profesor Arthur Ellison, ingeniero mecánico y 
					técnico, afirmó: “Es seguro que la especial contribución de 
					la India ha hecho debe continuar, demostrando que el 
					verdadero progreso del mundo está en los campos de la 
					religión: la verdad y la realidad... La India puede ayudar 
					verdaderamente a occidente a encontrar el camino espiritual 
					de regreso a la realidad, esencial para todo progreso 
					verdadero”. 
					 
					Desdichadamente, la mayoría de jóvenes indios están en la 
					actualidad hechizados por lo peor de la cultura occidental: 
					mega consumo, comida basura, tabaco y alcohol, adicción a 
					los videojuegos, películas pornográficas etc. Pero antes de 
					aceptar la cultura occidental, ¿no sería mejor estudiar las 
					condiciones de vida de aquellos que la han vivido durante 
					toda su vida? El suicido es la primera causa externa de 
					defunción en España, en nuestro país se suicidan un promedio 
					de ocho personas cada día. Por cada suicidio que llega a 
					término, se cree que existen de 100 a 200 intentos. El 
					suicidio es la segunda causa principal de muerte entre los 
					estudiantes universitarios y la tercera entre la juventud en 
					general. Sin embargo, para la mayoría de indios, Occidente 
					es la tierra de sus sueños. Prabhupada lamentaría que los 
					modernos indios que poseen tantas joyas espirituales vayan a 
					implorar pedazos de cristal roto. 
					 
					Que los inteligentes jóvenes de la India y de todo el mundo 
					se conviertan en científicos espirituales desinteresados 
					dedicados a salvar al mundo de su carrera suicida. Que, en 
					el verdadero espíritu de la ciencia, estudien la teoría de 
					la espiritualidad con toda seriedad y, al mismo tiempo, que 
					realicen el experimento de la meditación en los mantras. Los 
					que acepten el desafío se convertirán en científicos 
					espirituales y podrán ayudar a iniciar una era de paz, 
					armonía y comprensión. 
					 
					*Es sacerdote hindú (purohit), maestro de yoga (yoga-acharya) 
					Doctor en filosofía clásica de la India. Autor de 11 libros 
					y numerosos artículos sobre en prensa y revistas. http://jcramchandani.blogspot.com.es/ 
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