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OPINIÓN - LUNES, 23 DE SEPTIEMBRE DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

¿La religión provoca guerras? (II)

Por Juan Carlos Ramchandani *


Cuando la humanidad no vive en armonía con ninguna de las energías del cosmos, se produce un desequilibrio. Cuando el concepto material de la existencia prevalece sobre el espiritual, dharmasya glanih, el resultado es el declive de la espiritualidad. La espiritualidad puede declinar cuando se desatiende el aspecto religioso, el filosófico, o ambos. Srila Prabhupada subraya: “La religión sin filosofía es sentimentalismo, y a veces fanatismo, mientras que la filosofía sin religión no es otra cosa que especulación mental”. Y la ausencia de ambas: religión y filosofía, indica la degeneración de las especies humanas camino de la plataforma animal.

Cuando la humanidad se degenera hasta descender a la plataforma animal, prevalece la ley de la jungla —supervivencia de los más fuertes—. Y al igual que no puede hablarse de paz en una jungla, la paz se considera un sueño utópico en las junglas de asfalto de la actualidad, a pesar de todo tipo de “cumbres políticas”.

Por consiguiente, la violencia no se debe a la espiritualidad sino a la perversión de esa espiritualidad, que ha despojado al ser humano de su humanidad. Y el modo de restaurar la paz no consiste en rechazar la espiritualidad sino en reformarla. Eso preparará el camino para que la humanidad vuelva a desarrollar las cualidades humanas de amor, satisfacción, moderación, desinterés y humildad, lo único que puede traer una paz duradera.

Podemos comparar los defectos que padece la espiritualidad a las cataratas que aparecen en los ojos. Para curar el ojo, hay que extraer la catarata, no es necesario extraer el ojo. De modo similar, hemos de detener el declive de la espiritualidad, no rechazarla en su totalidad. Igual que extraer el ojo provoca ceguera, rechazar la espiritualidad significa arrancarle a la humanidad los preciosos ojos de la sabiduría divina, lo que provocará caos y desastres. La creciente tasa de delincuencia y violencia en todo el globo nos informa de la anarquía posible si la humanidad continua descuidando la espiritualidad.

Corregir el caos de esta era de hierro

Cuando se produce el desorden cósmico, el Ser Supremo desciende al reino material para reestablecer la espiritualidad, gracias a la cual la humanidad puede volver a aprender a vivir en armonía con el cosmos. En la era actual, prevalece dharmasya glanih, pues todas las aspiraciones y logros de la mayoría de la humanidad se encuentran dentro del reino de la materia. La mayoría de la gente no tiene interés alguno en la filosofía. Y los que tienen algún interés buscan conseguir algún título o crecer intelectualmente, no como deseo de encontrar la Verdad. Incapaces de comprender las verdades del cosmos, engañan a los demás.

De modo similar, la mayoría de la gente no siente atracción hacia la religión. Los que sienten alguna inclinación suelen serlo movidos por alguna superstición; tiene escasa comprensión científica de lo que hacen o por qué lo hacen. La gente afirma a menudo que luchan para defender su religión, pero si se les pregunta sobre su religión no conocen ni los principios fundamentales. Y aunque los sepan, no tienen interés alguno en seguirlos. Esos falsos religiosos sólo se muestran interesados en su provecho y utilizan la religión como un medio para hacerse famosos. Por consiguiente, la actual edad de hierro se caracteriza por un total declive de la espiritualidad.

Para corregir el enorme caos dominante, el Ser Supremo desciende en una forma que trasciende todas las restricciones de tiempo y espacio. Desciende en Sus santos nombres, que siempre permanecen con nosotros, atemporales, sin considerar ni el lugar ni las circunstancias. Es por ello que la mayoría de las religiones del mundo aconsejan a sus seguidores que recen los santos nombres de Dios. Rezar es la religión universal de esta era. Y entre los innumerables nombres de Dios, las escrituras védicas afirman que el más potente es el maha-mantra, “el gran rezo liberador”: Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare/ Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare.

El Ser Supremo también nos ofrece un conciso, y a la vez completo, manual para esta era: la Bhagavad-gita, la esencia de la sabiduría védica. Se trata del libro de texto ideal para el aspirante a científico espiritual. El escritor americano Ralph Waldo Emerson escribió acerca de la Bhagavad-gita: “Le debo un día magnífico a la Bhagavad-gita. Fue el primero de todos los libros; es como si un imperio se comunicara con nosotros, nada hay que carezca de valor o que carezca de importancia, todo es grande, sereno, consistente, la voz de una antigua inteligencia que en otra era y lugar ha meditado y hecho las mismas preguntas que nosotros nos hacemos”.

Llamamiento a mis hermanos de la India

Eminentes pensadores de todo el mundo, incluidos famosos científicos como el premio Nóbel Richard R. Ernst, luchadores por la paz como los premios Nóbel Oscar Arias Sánchez y Betty Williams, y religiosos como el premio Nóbel el Dalai Lama, creen firmemente que sólo la síntesis de ciencia y espiritualidad puede apartar al mundo de estos difíciles momentos.

Como nacido de padre indio hindú y viajado en numerosas ocasiones a la India (la cual considero mi patria espiritual), me gustaría hacer un llamamiento a toda la juventud india, que tienen una posición única frente al mundo. Gracias a su nacimiento en la tierra santa de la India, han heredado la valiosa riqueza del conocimiento espiritual que está en los Vedas. Y gracias a su formación y educación, han desarrollado el espíritu científico y la racionalidad inquisitiva. Por consiguiente, están muy bien preparados para hacer florecer la esperada síntesis de ciencia y espiritualidad que todo el mundo desea.

El fallecido Profesor Arthur Ellison, ingeniero mecánico y técnico, afirmó: “Es seguro que la especial contribución de la India ha hecho debe continuar, demostrando que el verdadero progreso del mundo está en los campos de la religión: la verdad y la realidad... La India puede ayudar verdaderamente a occidente a encontrar el camino espiritual de regreso a la realidad, esencial para todo progreso verdadero”.

Desdichadamente, la mayoría de jóvenes indios están en la actualidad hechizados por lo peor de la cultura occidental: mega consumo, comida basura, tabaco y alcohol, adicción a los videojuegos, películas pornográficas etc. Pero antes de aceptar la cultura occidental, ¿no sería mejor estudiar las condiciones de vida de aquellos que la han vivido durante toda su vida? El suicido es la primera causa externa de defunción en España, en nuestro país se suicidan un promedio de ocho personas cada día. Por cada suicidio que llega a término, se cree que existen de 100 a 200 intentos. El suicidio es la segunda causa principal de muerte entre los estudiantes universitarios y la tercera entre la juventud en general. Sin embargo, para la mayoría de indios, Occidente es la tierra de sus sueños. Prabhupada lamentaría que los modernos indios que poseen tantas joyas espirituales vayan a implorar pedazos de cristal roto.

Que los inteligentes jóvenes de la India y de todo el mundo se conviertan en científicos espirituales desinteresados dedicados a salvar al mundo de su carrera suicida. Que, en el verdadero espíritu de la ciencia, estudien la teoría de la espiritualidad con toda seriedad y, al mismo tiempo, que realicen el experimento de la meditación en los mantras. Los que acepten el desafío se convertirán en científicos espirituales y podrán ayudar a iniciar una era de paz, armonía y comprensión.

*Es sacerdote hindú (purohit), maestro de yoga (yoga-acharya) Doctor en filosofía clásica de la India. Autor de 11 libros y numerosos artículos sobre en prensa y revistas. http://jcramchandani.blogspot.com.es/
 

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