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OPINIÓN - JUEVES, 3 DE OCTUBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Enorme alegría
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Me llama por teléfono alguien a quien estimo tanto como confianza tengo depositada en él para decirme que el martes pasado, a pesar de buscarme por los lugares que yo suelo frecuentar, no le fue posible hallarme. Y, por tanto, se quedó sin poder conversar conmigo. Así que aprovecha la ocasión para comunicarme que Guillermo Martínez ya está en Ceuta. Y que se ha recuperado muy bien de la dolencia que lo ha mantenido cierto tiempo bajo atención médica.

La noticia me causa una enorme alegría. Y así se lo expreso a la persona que ha tenido la delicadeza de ponerme al tanto del hecho. A partir de ahí, es decir, de conocer tan buena nueva, me niego a entrar en detalles acerca de las críticas que en su momento se le hicieron a GM como consejero de importantes cometidos en el gobierno local. Poco antes había creído conveniente opinar que la vida es un juego permanente y éste no está exento de trastornos y reveses. A los que todos estamos sometidos. Aun las personas que han nacido de pie.

Mi interlocutor, tan estimado por mí, es consciente de lo que le estoy hablando. Pues siempre se ha distinguido por sabérselas todas. Lo que unido a su forma de ser, en todo momento educado y capaz de no perder los estribos ni siquiera cuando el Madrid es humillado por el Atlético de Simeone, le permite aceptar mis respuestas sin descomponerse lo más mínimo. Y decide tomarse un respiro antes de volver a la carga…

En ese compás de espera, una especie de tregua, la charla transcurre por cauces que carecen de complicaciones: que si hay que ver cómo los dirigentes del Atlético de Ceuta están haciendo una labor tan digna de encomio; que si ‘El Pueblo de Ceuta’ es ejemplo de cómo se sale adelante contra viento y marea; que si coincidió, fechas atrás, con el editor y comprobó que estaba repleto de ilusiones con el periódico y con el fútbol. Y no sé cuántas cosas más me dijo mi estimado amigo.

Cuando yo pensaba que mi estimado amigo estaba a punto de decirme: “Bueno, Manolo, a ver si nos vemos el martes próximo, para seguir hablando de todo un poco”, no se le ocurre otra cosa que hablarme de nuestro alcalde.

-Verás, Manolo, ¿no te parece a ti que es preciso ayudar a Juan Vivas a fin de que éste llegue a las próximas elecciones en condiciones de ganar por mayoría absoluta? No vaya a ser que, en su día, las urnas nos jueguen una mala pasada.

Confieso que estuve en un tris de mandar a mi estimado amigo a… donde el viento da la vuelta. Más lejos aún: a los chirlos mirlos. Y si me contuve fue debido a que, últimamente, estoy contando hasta diez antes de partirme de ligero. Si bien en mi interior la guasa trataba por todos los medios de abrirse paso a empellones.

Con la respiración agitada y que, sin duda, era percibida por mi estimado amigo y contertulio, decido contestarle a quien, solapadamente, quería hacerle el artículo a nuestro alcalde. Un alcalde que, si la memoria no me falla, encontró siempre en este medio toda la comprensión habida y por haber. La misma de la que gozaba su partido. Puesto que la tendencia de ‘El Pueblo de Ceuta’ nunca fue ocultada. Debido a que no había miedo a ser etiquetado.

A cambio, nuestro alcalde, y sin que sepa la causa, llegó un día en el cual comenzó a mirar a este periódico con malos ojos. Quizá, por qué no, conchabado con algún neurótico; cuya vida está dedicada a la venganza por creerse ultrajado en su momento. Debe reflexionar.
 

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