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OPINIÓN - VIERNES, 4 DE OCTUBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Entusiasmo a raudales
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El Día de la Merced, durante su celebración en las dependencias del Centro Penitenciario de los Rosales, Francisco Antonio González decidió charlar unos minutos con un funcionario de prisiones que, en ese momento, estaba pegando la hebra conmigo.

Lo primero que hizo el funcionario es interesarse por la salud de Pacoantonio. Y éste le respondió con la entereza de quien ya ha padecido lo suficiente como para no engañarse a sí mismo. De modo que dejó entrever con un gesto recio, acompañado de la palabra adecuada, su diagnóstico. A renglón seguido, no se cortó lo más mínimo en expresarse de tal guisa:

-Me consta que los hay que me desean lo peor…

Sus palabras ni salieron atropelladas ni tampoco iban entreveradas de ira. En modo alguno. Puesto que en su cara se reflejaba sosiego y entusiasmo sobrados por estar cumpliendo una de las muchas obligaciones que le exigen su cargo. Pues no me cansaré de decir que el entusiasmo del delegado del Gobierno es el que le permite todos los días acudir a su despacho dispuesto a fajarse con los problemas existentes.

El funcionario trató de quitarle importancia al asunto, mediante tópicos al uso, mientras yo guardaba un silencio sepulcral. Sabedor de que Pacoantonio no había hablado a humo de pajas. Sino que quería que alguien supiera que él estaba enterado de muchas de las cosas que se cuecen entre bastidores. Nada extraño. Dado que cuenta con los medios apropiados para que sus conocimientos sean muchos.

Francisco Antonio González ha sido siempre persona de mucho carácter. Sin duda alguna. Y, aunque yo no lo he tratado ni mucho ni poco, tengo entendido que, a pesar de su firmeza y energía, es sumamente afectuoso. Y hasta me han dicho, últimamente, que es mucho más útil de lo que algunos creían. Lo que no quiere decir que a veces le pueda el genio y acabe disparatando. Ello es algo de lo que nadie nos libramos. Como tampoco de las enfermedades.

A propósito, hablando de enfermedades, a un amigo mío, hace ya su tiempo, le diagnosticaron cáncer, cuando ocupaba un cargo público importante. Coincidí con él en una fiesta y me dio por preguntarle si tenía tiempo para hacer análisis de sus deberes y de su situación. Me contestó así:

-Solamente hago uso del análisis para combatir la enfermedad o la confusión. En cuanto vuelvo a ver claro lo rechazo y rechazo a las personas demasiado analíticas. Sólo debe utilizarse el análisis cuando es necesario. El resto del tiempo hay que vivir con pasión y entusiasmo, poniendo a prueba nuestras fuerzas en beneficio de los demás.

El delegado del Gobierno es quien mejor conoce sus fuerzas actuales y sobre todo sus deseos de ponerlas al servicio de los ceutíes. Tengo la certeza de que lo está haciendo. Pero ello no significa que aun ganado por sus deseos y ansias de entrega esté libre de errores. Hasta ahí podíamos llegar. Eso sí, cuando los yerros son cometidos por otros, en algún asunto que le concierna a él, se le ha pedido a veces cordura. Ya que nadie es perfecto.

Ahora bien, cuando ya ha transcurrido tiempo más que suficiente para enjuiciar su labor, y sin necesidad de hacerlo mediante análisis exhaustivo, uno cree que Francisco Antonio González ha dado muestras evidentes de fortaleza. De no arrugarse ante las adversidades. De estar entusiasmado con su cargo. Y, por encima de todo, parece poco dado a participar en componendas.
 

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