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OPINIÓN - LUNES, 14 DE OCTUBRE DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Exige a Trace en 6 meses lo
que no hizo en 10 años a Urbaser

Por Alejandro S.


El pasado martes Caballas presentó sus conclusiones sobre la Comisión de Investigación del ‘caso Urbaser’, afirmando a su vez que el Gobierno se está comportando con la misma alegría con Trace, a la que dos meses después de la finalización del plazo para renovar toda su maquinaria “aún no se le ha abierto ningún expediente”.

Esta denuncia ha provocado que el Gobierno de Vivas se defienda afirmando que “la Ciudad vela permanentemente por que se cumplan todos los contratos”, y parece dispuesta abrir un expediente a la empresa Trace. A este respecto, el portavoz del Gobierno aseguraba que “con nadie que tenga un contrato, sea de prestación de servicios, de concesión de servicios, de obra, de suministros, se hace la vista gorda”.

El Gobierno hace lo correcto, pero los hechos no dejan de ser reveladores. Y como las matemáticas, no engañan. Ahora resulta que, despúes seis meses de la contratación a la baja del servicio de limpieza viaria, la Ciudad inicia un procedimiento “para exigir responsabilidades” a TRACE por la falta de las máquinas nuevas que aún le falta a la flota de la mencionada empresa. Precisamente, cuando ésta, ha solicitado una prórroga el 25 de junio para incorporar nuevos equipos que tuvieron los últimos avances tecnológicos.

El sentido estricto que la Ciudad quiere aplicar ahora, no se corresponde con la tolerancia que, durante 12 años, estuvo manteniendo con Urbaser y, desde luego, con la conducta de no asumir absolutamente nadie responsabilidad alguna en cuanto al contrato suscrito en su día “a medida” de la adjudicataria del servicio de limpieza, aparte de estar abonando dinero público por la renovación de una flota de camiones que no era tal.

Como el mal estudiante que en un día quiere hacer lo que no fue capaz de realizar en todo un curso, el Gobierno de la Ciudad, quiere en 6 meses exigir lo que en 12 años no hizo jamás con Urbaser, lo que pone mucho más al descubierto su culpabilidad y siembra la sospecha sobre unas conductas negligentes –en el mejor de los casos-, irresponsables y, desde luego, contrarias a los intereses generales, ellos sabrán porqué y por cuánto.

Desde un punto de vista de razonamiento lógico, no se puede entender la tolerancia extrema en un caso (Urbaser) y el comportamiento estricto (en el caso de TRANCE). Y se puede pensar, que en aquél caso había unos intereses determinados y en éste, son otros bien distintos. Ahora, eso sí –como dice Caballas en la conclusión de la Comisión de Investigación-, hubo un descontrol absoluto sobre la ejecución de “tan importante contrato”, quien señaló también: “El Ayuntamiento ha estado pagando durante 10 años maquinaria en buen uso cuando, desde hacia tiempo, esa maquinaria no estaba en buen estado”. ¡Cuánta tolerancia y consideración para con Urbaser!

Ahora con TRANCE se adopta, como cortina de humo a tanto desmán de antaño, una actitud rigurosa, estricta, minuciosa, que tiene más de excusa o justificación por los “pecados” cometidos en su día que por obedecer en un sentido responsable de actuación, ya que las mil y una excusas que se dieron en su momento para eludir responsabilidades de todo tipo con Urbaser, no han sido más que engañifas –como ahora se quiere demostrar con TRANCE-, para echar balones fuera y exonerarse de todo lo habido y por haber. Negando la mayor.

Tal es así, que se entran en unas contradicciones clamorosas: por un lado se dice a boca llena que hay que ayudar a las empresas locales (versión Yolanda Bel en el caso de Kibesan 2.000) y por otro, se demuestra con este último episodio sobre TRANCE que no es así, máxime cuando esta empresa concurrió a la baja al concurso, con el consiguiente ahorro del Ayuntamiento en los gastos del servicio de limpieza viaria y tiene la firme inteción de cumplir con todas su obligaciones.

Tantos vaivenes sólo se entienden desde el engaño y la incoherencia, porque no hay un hilo conductor que sustente mínimamente unos razonamientos sensatos, firmes, y convincentes. Muy al contrario, se actúa “a salto de mata”, improvisando y, en muchas ocasiones, ejerciendo la acción de Gobierno conforme marca la Coalición Caballas, lo que deja en ridículo cada vez más a un Ejecutivo en precario sin brújula ni criterio propio. Por ejemplo, el enfrentamiento con Delegación del Gobierno sobre las células de habitabilidad en las que Caballas ha arrastrado al Gobierno del Partido Popular a una ilegalidad manifiesta.

En este caso, una mancha no se oculta con otra, es decir, actuar de una forma con TRACE, no hará olvidar el ‘caso Urbaser’ y todo lo que conlleva su recuerdo de desastres irreconocidos por el Gobierno que lo negó todo. Un cúmulo de despropósitos que veremos cómo acaba en el Juzgado.
 

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