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sociedad - JUEVES, 17 DE OCTUBRE DE 2013


Los sacrificios comenzaron alrededor de las 10.00 hora. rincon.

festividad ‘Aid el kebir’
 

Los musulmanes ceutíes sacrifican 5.000 borregos durante la celebración de su Pascua Grande

Las 15 carpas ubicadas en las distintas
barriadas de la ciudad tuvieron una actividad frenética desde las diez de la mañana, que fue cesando a partir de las tres de la tarde

CEUTA
José Manuel Rincón

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La ciudad de las cuatro culturas vivió ayer la que es una de las festividades más arraigadas entre una de sus comunidades, la musulmana, que celebró el Aid-El Kebir, comunmente conocida como el Día del Cordero o del Sacrificio. Los más de 38.000 creyentes en Ceuta cumplieron con el rito y dieron muerte a unos 5.000 borregos a lo largo de una jornada en la que las familias se reunieron en torno a la mesa para evocar la historia bíblica en la que la Divinidad evitó en el último momento que Abraham sacrificara a su hijo.

La festividad de la Pascua Grande (Aid-El Kebir) más conocida como el Día del Cordero o del Sacrificio congregó a los más de 38.000 musulmanes existentes en Ceuta para cumplir con el rito y sacrificar a unos 5.000 borregos a lo largo de una jornada festiva, tal y como nuevamente ha recogido erróneamente el calendario por tercer año consecutivo.

Se trata, sin duda, de la mayor celebración del calendario lunar musulmán, que conmemora aquello que relata, curiosamente, tanto el Corán como el Antiguo Testamento: el profeta Ibrahim –Abraham para el Cristianismo y el Judaísmo– debía sacrificar a su hijo Ismael –que según la Biblia era Isaac– para mostrar su total sumisión a Dios, como la divinidad le había ordenado; pero en el momento de realizar su gesto, Dios paró su mano y le ordenó ejecutar en su lugar a un cordero.

Los sacrificios comenzaron al concluir el rezo de la mañana. Unos musulmanes lo hicieron en sus casas –cada vez son los menos ya que no es lo más indicado por motivos higiénico-sanitarios–, y otros en alguna de las, finalmente, quince carpas habilitadas por la Ciudad.

Además de la Consejería de Sanidad y Consumo, que coordinó el dispositivo, también intervinieron el área de Medio Ambiente, Servicios Comunitarios y Barriadas, así como las consejerías de Fomento y la de Presidencia, Gobernación y Empleo. Todas estas áreas trabajaron conjuntamente para la limpieza previa y posterior y la instalación de las carpas y los grifos para evitar que las calles se convirtieran en ríos de sangre.

Las carpas comenzaron pronto a notar una actividad frenética en esta fiesta que resulta ciertamente sangrienta para un no musulmán.

Las carpas, que contaron todas con sus matarifes profesionales, se colocaron en las zonas con más profusión de población musulmana: Príncipe Alfonso (1) ya que por un problema de ubicación no pudo instalarse la segunda carpa, Príncipe Felipe (2), Loma Colmenar, Miramar Bajo, Villajovita, Pasaje Recreo, Estación Ferrocarril, Sardinero, Benzú, Bermudo Soriano, San José, Sidi Embarek, Virgen de la Palma y Tejar de Ingenieros.

Asustados, los corderos esperaban su turno, pero no tenían mucho tiempo para lamentarse desde que llegaban a la carpa y su cabeza se sitúaba mirando a La Meca y se veía sorprendido por el cuchillo que lo degollaba rápidamente si el matarife era eficaz, como así debe ser.

A cada cuchillada, la sangre –llama la atención su color tan claro– se extendía lentamente por los dibujos de las baldosas de la calle, mientras el animal expiraba durante unos segundos.

La matanza se acompañó, por su puesto, del consumo de copiosos asados que durante los dos próximos días que dura la fiesta se degustarán en las mesas musulmanas.

El referente mundial de esta Festividad está en La Meca, donde millones de peregrinos –entre ellos decenas ceutíes– viven también su día del cordero. Hace ya años que el Gobierno saudí prohibió la matanza libre de borregos, para evitar problemas sanitarios, por lo que el sacrificio se hace comprando unos bonos al Estado para que sus matarifes hagan el trabajo. Y es que la tradición se ajusta a los nuevos asépticos tiempos.
 


Athisa recoge alrededor de 34 toneladas de residuo animal

El presidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos, José Ramos, resaltaba la eficacia de la empresa Athisa a la hora de recoger los restos animales. Ramos resaltaba que los vecinos musulmanes afincados en zonas lejanas a donde se encontraban ubicadas las 15 carpas para el sacrificio, depositaban las bolsas repartidas por la FPAV para los restos animales en los contenedores cercanos a sus domicilios. Esta situación ha llevado a la empresa Athisa a redoblar su trabajo, acercándose donde era requerida por los miembros de la FPAV para proceder a la retirada de dichas bolsas a la mayor brevedad posible. Finalmente esta empresa retiró alrededor de 34 toneladas de residuo animal.
 


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