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OPINIÓN - DOMINGO,20 DE OCTUBRE DE 2013

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Vivas pierde crédito entre los suyos

Por Alejandro S.


Me lo dijo un miembro de la Comisión Ejecutiva del Partido Popular en la propia sede de esta formación política. “Vaya Interparlamentaria con más poco respaldo. Aquí, no ha venido nadie”. Y en efecto, llevaba razón: antes este tipo de reuniones y visitas de miembros del Partido Popular se hacían en los salones de los hoteles Tryp o Ulises con una gran capacidad.

En tiempos pasados, uno aún recuerda que los grandes líderes nacionales, medían su “tirón” popular por el aforo que llenaban en grandes recintos. Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, tuvieron muy buenos números en su poder de convocatoria en plazas de toros. ¡Ahí es nada! Como los grandes toreros, como si fueran artistas del arte de Cúchares, iban a Valencia, a las Ventas, a la Monumental de Barcelona, y hacían sus grandes “faenas” con la oratoria y los discursos multitudinarios.

Era la campaña electoral con su matiz de espectáculo y populismo, porque se celebraba la democracia y ese aire aperturista de libertad recién estrenada. Después, con el desencanto de los electores y el ascenso de la abstención, se restringió el recinto por temor a fracasar y no llenar a tope los grandes recintos: el repliegue llevó a los líderes políticos a polideportivos. Y no es que cambiaran los toros por el fútbol-sala. Más bien, de lo que se trataba es que la apatía electoral del ciudadano, cansado de falsas promesas e incumplimientos, no daba para concitar a tantas miles de personas.

En el caso de Ceuta, algo similar está sucediendo. Los grandes arrebatos mediáticos y de popularidad de Juan Vivas, ya no lo son tanto. Él mismo ya dejó de pasear por nuestras calles con esa sonrisa beatífica y estrechando manos a diestro y siniestro por temor a encontrarse con alguien que le diga lo que no le gustaría escuchar.

Por ello, de sus grandes citas en los salones de los hoteles Tryp, Ulises o Parador La Muralla, ha acabado recluyendo a su militancia y simpatizantes, en la propia sede del Partido Popular, donde siendo muy generosos, no caben más allá de treinta o cuarenta personas. ¿Y qué cifras son esas para un partido con cerca de 2.000 militantes? ¿Son cifras para tocar las castañuelas como respaldo electoral con los escaños que disfrutan en la Asamblea? Pues, sencillamente, no.

Algo está pasando: el desencanto externo e interno en el partido no da para grandes convocatorias ni para reuniones más allá del salón de nuestra propia casa. Un símil muy al pelo de esta circunstancia: cuando sólo somos capaces de reunir a los más íntimos en el salón de nuestra vivienda familiar y no en un gran salón de una gran cafetería o restaurante, es que o no somos tan carismáticos como nos creemos o es que tememos que, si vamos a un recinto grande, se quede vacío.

El Presidente Vivas en cuestión de movilización de afiliados, no parece atravesar el mejor momento. Pierde crédito entre los suyos y a nivel interno sabemos que hay muchas voces que ya no son sus corifeos, ya no le ríen las gracias, tampoco comparten algunas de sus actuaciones –como alguna voz crítica que surgió en alguna Ejecutiva-, y que el crédito que tenía se le va agotando.

No se requiere gran ciencia para saber que una mayoría de la población -y no sólo de los ciudadanos- está decepcionada de los usos del poder político y económico de Vivas, más preocupado en establecer lobbies bien fuertes para blindar su poder, que en solucionar los problemas de los ciudadanos que sufren los terribles efectos de la crisis económica.

En este clima de desconfianza, tan extendido, resulta difícil de sostener que no todos los políticos ni todos los partidos son iguales, sin ser acusado de ingenuo o de corrupto.

El desgaste que sufre el Gobierno en los últimos meses ha alcanzado de lleno a los militantes del PP y la labor de su presidente cosecha más suspensos que aprobados. Para la parafernalia que se montó con la Interparlamentaria del Partido Popular, el poder de convocatoria fue más bien escaso, mínimo, impropio de una formación política que gobierna la nación y tiene amplia mayoría absoluta en Ceuta. Una consecuencia lógica de un hecho que no se puede obviar: algo está pasando para tanto desencanto o hastío. Y conste que no es un juicio de valor sino una apreciación objetiva de un hecho tan palmario que no admite discusión posible. Podrá gustar más o menos, pero en el cesto no había más huevos que los que se vieron en esta Interparlamentaria.

Visto lo visto: de tirón, poco y de entusiasmo, nada indescriptible. Los más cercanos, el núcleo duro y punto.
 

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