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sucesos - MARTES, 22 DE OCTUBRE DE 2013


jesús manuel imbroda. fidel raso.

ENTREVISTA / JESÚS MANUEL IMBRODA
 

Un agente convertido
en ‘ángel de la guarda’

Jesús Manuel Imbroda reanimó el pasado domingo, cuando se encontraba de descanso, a un niña de tres años que estaba inconsciente en la playa de ‘La Ribera’, gracias a su intervención la pequeña no sufrió secuelas
 

CEUTA
Virginia Saura

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Un agente de Policía Nacional fuera de servicio logró el pasado domingo, sobre las 17.00 horas, reanimar a una niña de casi tres años que estaba inconsciente en la playa de ‘La Ribera’. La pequeña se había adentrado en el mar en un descuido y su padre logró rescatarla tras unos instantes. El policía que se encontraba en la playa se acercó a ellos y se identificó para realizarle inmediatamente la técnica de reanimación cardio-pulmonar. Poco después, la niña volvió a respirar y fue trasladada al hospital. Esta es la historia de Jesús Manuel Imbroda, un agente de 32 años y de origen melillense que, sin quererlo, se ha convertido en un verdadero ‘ángel de la guarda’ para la niña que salvó y para su familia.

Salvarle la vida a alguien puede cambiar la tuya propia y esto es lo que le ha sucedido al agente de Policía Nacional, Jeús Manuel Imbroda, quien el pasado domingo logró reanimar a una niña de casi tres años que se ahogó mientras disfrutaba un día de playa con su familia. El no se siente un héroe, pero para la pequeña y sus padres se ha debido convertir en un ‘ángel de la guarda’ muy especial.

Al filo de las cinco de la tarde, este joven de 32 años, estaba en la playa de ‘La Ribera’ aprovechando su día de descanso cuando se formó un revuelo en la arena. Al acercarse se encontró con una niña de casi tres años, “totalmente desvanecida y tumbada en la arena”. En ese momento, la gente se encontraba en estado de ‘shock’ y nadie sabía qué hacer. “La niña estaba totalmente pálida y con los ojos cerrados, no sabía cuánto tiempo había estado sumergida”, contaba ayer este agente, que no dudó en acercarse a la pequeña para empezar a controlarle las constantes y hacerle la maniobra de Reanimación Cardio-Pulmonar (RCP). Una técnica que con niños tan pequeños requiere unas características especiales que, afortunadamente, este joven conocía debido a su pasado como miembro del O61 y socorrista en las playas de Melilla, su ciudad natal.

Instantes decisivos

Jesús se encontró con que la pequeña no respiraba, estaba en parada cardíaca y cada segundo contaba para salvarle la vida, pero también para que no sufriera ninguna secuela. “Estaba totalmente centrado en la menor, a mi alrededor no había nada más. De vez en cuando escuchaba chillidos, cuando miraba de refilón, y veía a la madre, que estaba desesperada”, relataba ayer Jesús durante una rueda de prensa que ofreció en al Jefatura Superior de Policía de Ceuta. “Al cabo de un minuto, la niña abrió los dos ojos, con sus pestañas enormes, de par en par”, un momento que este joven confesaba que no podrá olvidar nunca. Enseguida, la pequeña empezó a echar el agua que había tragado y el agente la colocó en posición lateral. “La niña reaccionó muy bien y se puso a llorar, lo que me dio mucho ánimo porque el llanto significaba que los pulmones estaban funcionando”, narraba este agente para contar como la formación recibida en el cuerpo es “fundamental” para saber reaccionar en casos como este.

Poco después llegó la asistencia sanitaria para llevarse a la pequeña. Pero Jesús no estaba dispuesto a olvidarse de esa niña que le cautivó con sus ojos. Por ello, el joven se acercó más tarde al hospital. “Allí estaba con un gotero, despierta, me dio un besito y me miraba, esa es la alegría que se lleva uno cuando se encuentra con este tipo de situaciones”, reconocía este agente que también confesaba como la vocación de ser policía le viene desde muy pequeño.

A sus 32 años, Jesús lleva diez en el Cuerpo de Policía Nacional, y para él lo mejor de su profesión son momentos como el que vivió el pasado domingo, aunque en ese instante no se encontrara de servicio. “Al tratarse de una niña tan pequeña y yo ser padre de un niña también pequeña, saqué el instinto paterno”, contaba.

“La atención al ciudadano es uno de los pilares fundamentales que tenemos en la Policía y el poder haber hecho una buena acción me complace muchísimo”, afirmaba Jesús que confesaba que hechos como este le “motivan”. “A veces caemos en la rutina, cada uno en su grupo de trabajo entra dentro de su disciplina, y estas cosas te motivan mucho a seguir, sobre todo con la formación. Nunca piensas que lo vas a necesitar y cuando llega este momento te das cuenta de que estás totalmente capacitado para responder”, explicaba este agente de la UDYCO.

Tras salvar una vida, uno se convierte en héroe sin quererlo. Sin embargo, Jesús dice que el sólo cumplía con su deber como ciudadano y así lo pensaba cuando, tras recuperar a la niña se quedó tumbado en la arena. “En esos momentos me venían a la cabeza todas aquellas situaciones de rescate en las que yo me había visto envuelto anteriormente en mi vida, pero que habían sido con adultos, nunca con un bebé y, la verdad, me alegré mucho”.

Tras este rescate, se ha creado un vínculo especial entre agente y pequeña, un lazo que Jesús quiere mantener y cuidar. “Quiero seguir en contacto con ella, le pedí a sus padres un teléfono, y me comentaron como el día 15 de noviembre cumple tres años...”, contaba este agente, emocionado al recordar los momentos que había vivido apenas 24 horas antes. Ayer, sus compañeros le recibieron dándole la enhorabuena. Para Jesús, la clave de un buen policía es ser “muy honesto” y la de su trabajo, según explicó, es su jefe, Juan Corral, quien marca los parámetros para el buen funcionamiento de la unidad.

Éste joven agente es un ejemplo de que el compromiso de los policías no se acaba cuando cuelgan el uniforme. Y es que, un agente se entrega al servicio al ciudadano a tiempo completo. En Ceuta, los ciudadanos lo saben bien y el domingo se volvió a demostrar.
 

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