PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
 

 

 

sociedad - DOMINGO, 27 DE OCTUBRE DE 2013


ESTACION MARITIMA. EP.

REPORTAJE / LA ESTACIÓN MARÍTIMA DE CEUTA
 

Una patada a nuestra
imagen turística

Como una coz en la boca de nuestra imagen, emerge la Estación Marítima de Ceuta, el primer lugar que anualmente miles de turistas y visitantes pisan al llegar a la ciudad. A todo esto, ¿dónde está la Policía Portuaria?

 

CEUTA
A.S.

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El turismo, en esta ciudad, es la única esperanza que queda vigente en nuestras aspiraciones reales, en las que pueden llegar a ser, en las de verdad. El turismo, eso que a bombo y platillo pregonan como pilar de nuestra futura economía los políticos, dándose golpes de pecho y diciendo (pero no haciendo) que lo apoyan con todo su ser, con todo su cariño.

Una esperanza se convierte en realidad cuando se mima desde que muestra sus posibilidades para contribuir a mejorar nuestro futuro, en este caso, el futuro de todo un pueblo. Pero en Ceuta, la ciudad más turística que nunca habríamos podido soñar hace 10 o 15 años, las esperanzas no se miman, se patalean.

Como una coz en la boca de nuestra imagen, emerge la Estación Marítima de Ceuta, el primer lugar que anualmente miles de turistas y visitantes pisan al llegar a la ciudad.

Un día en la Estación Marítima de Ceuta

Por nuestra experiencia directa, la que hemos vivido en primera persona, podemos asegurar y lo hacemos que pasar una jornada completa en la Estación Marítima es comparable a visionar una larga película cargada de despropósitos y personajes inverosímiles, impropios de una ciudad del Siglo XXI como la nuestra. Vamos allá.

Venta ambulante

Poner un pie en las instalaciones es entrar a formar parte “obligada” de la clientela de vendedores ambulantes que atosigan y presionan a cualquier que pase por allí. En el primer minuto nos asaltan, literalmente, dos vendedoras de collares artesanales y llaveros con pequeñas zapatillas morunas de varios colores. De nada sirve decir una y otra vez “no, gracias”, estas señoras insisten sin descanso, hasta que, por fin, observan la llegada de varios turistas que llaman su atención, provocando que se abalancen sobre ellos y ofreciéndoles una nefasta bienvenida a una ciudad que no puede verse reflejada en una venta ambulante sin control y sin respeto.

No pasan ni cinco segundos del asalto y persecución de las vendedoras de collares y llaveros, cuando se nos pone delante una niña de no más de 10 años, que nos pide insistentemente, con una preciosa pero triste cara, que le compremos unos chicles. No podemos resistirnos al dolor que nos provoca ver a una menor deambulando con unos paquetitos amarillos en la mano, de chicles malos, malísimos… y le compramos uno de ellos. ¿Qué hace una niña aquí sola y practicando la venta ambulante?.

Pero no queda aquí la cosa, no. Camino de las taquillas donde se ponen a la venta los billetes para viajar en ferry, se cruza en nuestro camino un hombre cargado de cadenas doradas y relojes sin duda falsos, que nos impide caminar y ejerce una molesta presión sobre nosotros para que veamos sus productos, a pesar de nuestra negativa, clara y reiterada. Finalmente, nos vemos obligados a empujar al individuo para que se aparte y deje de atosigarnos y molestarnos. Nuevamente, unos turistas despistados, recién llegados a Ceuta, captan toda su atención y el empujón queda en simple anécdota. Todo esto pasa justo al lado de un conocido vendedor de caramelos y frutos secos, que coloca su cesta justo en la salida de pasajeros, al final de las escaleras mecánicas.

“Comerciales” de las agencias de viajes

Cerca de las taquillas de venta, en las que hay varias personas esperando para comprar su correspondiente billete, observamos a dos individuos que hablan con cada una de ellas, invitándolas insistentemente a comprar su billete en tal o cual agencia de viajes de las que se ubican en la Estación Marítima. Estos señores, se comportan como si tuvieran la función “oficial” de dirigir el tránsito de personas de un lado otro de las instalaciones, conversando con una seguridad pasmosa en sí mismos y “obligando” a los potenciales compradores a acompañarlos.

Tras informarnos acerca de ellos, nos comentan algunos comerciantes del lugar que son “comerciales” de las agencias de viajes y que se llevan una comisión por cada persona que consiguen llevar hasta ellas para comprar un billete para viajar. A la pregunta de “¿estos señores están dados de alta legalmente como trabajadores?” obtenemos un silencio absoluto. El mismo silencio que nos ofrecen cuando preguntamos por los “maleteros” que deambulan por allí, con una identificación en el pecho que no alcanzamos a leer.

Guías turísticos de… ¿Marruecos?

Nos dirigimos al elegante y recién estrenado punto de información de los Servicios Turísticos de la ciudad, en el que observamos a una guapa y bien uniformada señorita atendiendo a unos turistas en inglés. Nada que objetar, buena imagen y buen servicio.

La sonrisa que nos provoca haber encontrado algo en buenas condiciones en la Estación Marítima se borra por completo de nuestras caras cuando somos testigos de la entrada a gritos en las instalaciones de un hombre vestido con chilaba que, repetimos, a gritos, se dirige a un grupo de turistas que parecían estar esperándolo. Este señor, que parece un guía turístico, pero del vecino país de Marruecos, se expresa en un nefasto castellano y “empuja” al grupo de visitantes a un autobús situado en el aparcamiento exterior. Todavía estamos con la boca abierta, ¿es esta la imagen que queremos dar a los que nos visitan?.

Peleas en vivo y en directo

Aunque parezca increíble, también fuimos testigos, en la misma jornada, de una pelea entre vendedores ambulantes que discutían violentamente por sus respectivos “territorios” para la venta de productos de desconocida procedencia. Junto a ellos, dos niñas observaban la situación, paquetes de chicles en mano, como si fuera algo tan habitual que, en sus vidas, se ha convertido en “normal”.

Menores utilizados para pedir limosna

Las vendedoras ambulantes de collares y llaveros siguen dando vueltas, molestando e importunando, no sólo a las personas que llegan a la ciudad, también a las que están tomando un café o, simplemente, observando cualquiera de los escaparates de los comercios allí ubicados. Estas vendedoras, también se dedican a conducir a los turistas a las máquinas expendedoras de billetes, como si fuera personal autorizado de la Autoridad Portuaria, pagado con propinas.

Además y a vueltas con los menores, observamos que los utilizan para pedir limosna, dándole instrucciones y quitándoles de las manos, cada cierto tiempo, el dinero que han podido conseguir. ¿La mendicidad no estaba prohibida?, ¿obligar a menores a mendigar no es un delito?.

Una película absurda que ya dura 10 años

Esta increíble situación, inaceptable y sensiblemente dañina para la imagen turística de Ceuta, dura ya diez años. Esto es lo que nos aseguran algunas de las personas que trabajan, de manera privada, en las instalaciones.

Diez años pisoteando nuestra postal de bienvenida a los turistas, diez años ofreciendo un retrato completamente erróneo de lo que Ceuta es en realidad. Una década que ha podido dejar una mancha imborrable en la opinión de los que nos han visitado y que, sin duda alguna, no beneficia para nada a nuestras pretensiones futuras, a la esperanza de la que hablábamos al principio de este reportaje, la que se patea día sí y día también permitiendo situaciones como las que hemos descrito. Situaciones que, lo crean o no, son reales y cotidianas.

La película termina de momento para nosotros, pero no para los miles de usuarios de una Estación Marítima que no está a la altura de Ceuta y sus posibilidades turísticas. A todo esto, ¿dónde está la Policía Portuaria?.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto