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OPINIÓN - LUNES, 28 DE OCTUBRE DE 2013

 
OPINIÓN

El intento de Juan Vivas por recuperar votos en la zona centro de la ciudad

Por Alejandro S.


La decadencia electoral de Juan Vivas necesita, a la mayor urgencia, sacar un conejo (entiéndase proyecto o inversión populista) de la chistera. La sangría de pérdida de votos que sufrió en las últimas elecciones en la zona centro, no ha sido consecuencia de la falta de obras sino de sus propias actuaciones personales que no convencen a los clásicos militantes del Partido Popular, aquéllos que dicen que “el partido ya no es lo que era”, los mismos que no se identifican con sus conductas políticas.

No es cuestión de obras recuperar los sufragios de esa legión de votantes naturales del PP. Se requiere algo más para convencer a quienes muestran el descontento y no se van a dejar embaucar por una obra en Paseo de la Marina, máxime cuando en las barriadas existen tantas carencias que convierten a la periferia en “otra ciudad” bien distinta a la de la zona centro.

En el intento de remendar errores, de paliar deficiencias más morales que urbanísticas, el electorado del PP no reclama precisamente obras oportunistas en su zona de influencia, sino comportamientos distintos, líneas de actuación diferentes. Es cuestión de actitud.

De cara a las elecciones, a los que siempre fueron fieles no se les atrae sólo con una obra más o menos. Se requiere algo más: por ejemplo, una línea de conducta menos entreguista, más cumplimiento con lo que se promete, demostrar credibilidad en la gestión política y, desde luego, no refugiarse en proyectos millonarios para encubrir comportamientos muy cuestionables. En el Partido Popular no hay ahora mismo un entusiasmo indescriptible por Juan Vivas. No se ha hecho acreedor a fidelidades ciegas. Hay mucho descontento y bien que lo sabe. Otra cosa es que se lo demuestren abiertamente. Y estas heridas de decepción no se restañan como las heridas físicas con los puntos de sutura de unos millones en proyectos urbanísticos como cortina de humo y justificación personal por tanta decepción causada.

La pérdida de su electorado natural es preocupante. Algo está cambiando para que suceda tal cosa. Los analistas del PP habrán de hacer examen de conciencia y encontrar las causas que provocan este descontento para abordarlo en su origen y acometer actuaciones para recuperarlo. No vale ya con mirarse al ombligo, hay que profundizar, hacer una catarsis y diagnosticar la problemática.

En principio, no parece de recibo, que nuestras barriadas se encuentren con precariedades básicas y no se atiendan, porque el electorado es variopinto, mientras se quieren recuperar las pérdidas de votos en el centro de la ciudad. Otra cosa será que la Federación de Asociaciones de vecinos, reclamen con la firmeza que requiere el caso o sean tibios temiendo perder por sus críticas la dotación presupuestaria.

En unas municipales, los personalismos electorales pesan para lo bueno y lo malo. O sea, un arma de doble filo con consecuencias imprevisibles. Algo que no se puede perder de vista. Desde luego, las lamentaciones de “todos contra mí” parece más bien un juego de niños comparado con la realidad de los hechos que no se quiere ver. Más vale preguntarse con humildad: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
 

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