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sociedad - DOMINGO, 10 DE NOVIEMBRE DE 2013


el periodista paco lobaton. reduan.

PACO LOBATÓN / PERIODISTA
 

«La información y el periodismo no son un negocio sino un resorte de la estructura democrática»

El periodista Paco Lobatón comenta la situación que viven los medios de comunicación en la actualidad, además de comentar el intrusismo en la profesión por parte de “personajillos”
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El periodista Paco Lobatón participó el pasado viernes en el IX Congreso de Periodismo ‘Antonio López Sánchez Prado’, con una ponencia en la que trató la evolución de la televisión en los últimos diez años. Lobatón, que atendió a este diario antes de la charla, valora en esta entrevista la situación que viven los medios de comunicación, además del ‘desprestigio’ de los periodidstas en la sociedad. Por otra parte, habla de la politización de los medios, y define qué es lo que se está viviendo, por ejemplo, en ‘Canal Nou’. Por último, lamenta la presencia de “personajillos” en las tertulias televisivas, que llevan ocupando “días, semanas, meses e incluso años” las pantallas de las cadenas de televisión generalistas.

El periodista Paco Lobatón participó el pasado viernes en el IX Congreso de Periodismo ‘Antonio López Sánchez Prado’ organizado por el Centro Asociado de la Univeresidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Ceuta. Lobatón ofreció una charla en la que habló acerca de sus experiencias y de las expectativas que los jóvenes asistentes al Congreso tenían sobre la profesión periodística. Antes de ofrecer la charla, concedió una entrevista a este medio en la que resume la situación actual del periodismo en general, y en particular. Durante su ponencia, Lobatón resumió los cambios que se han producido en la televisión a lo largo de los últimos diez años. Y es que, el periodista, muy conocido por ser el presentador de ‘Quién sabe dónde’, considera que se han producido distintos cambios no sólo en TV, sino también en los medios radiofónicos y en los escritos con la llegada de los medios digitales y las redes sociales.

Pregunta.- ¿Qué opinión le merece el momento en que están los periodistas?

Respuesta.- La sensación que se vive en el Periodismo es una sensación de final de época. Es una sensación de precariedad creciente en muchos ámbitos, de desprestigio, porque en las encuestas los periodistas aparecemos incluso por debajo de los políticos, algo que es bastante preocupante. Creo que todo eso es suficiente para que nos replanteemos muchísimo por qué ha ocurrido, qué es lo que tenemos que hacer para restablecer no sólo la imagen, sino la función periodística que vuelva a merecer la confianza de la gente.

P.- ¿Qué cree que ha pasado para que los periodistas ‘caigan’ en esta situación de desprestigio profesional?

R.- La sociedad se comporta de una manera muy inteligente. Eso que llamamos la gente, que es el conjunto social, es inteligente en contra de lo que quieren decir o dicen, y quieren pensar y piensan. Creo que la gente es un ente inteligente y que, al percibir que hay una utilización que no es al servicio de la sociedad, sino que responde a otros intereses, se ha despegado. Es decir, lo que tenemos que hacer, ni más ni menos, es volver a cumplir el papel que nos corresponde, que es el de ser servidores de la sociedad en el mejor sentido de la palabra. Es decir, intermediarios para proveer a la sociedad de una información veraz para, frente al poder, ser capaces de ser vigilantes y atentos frente a todo tipo de abusos, para denunciarlos e instaurar la confianza de la gente, no ya en los medios, sino en las instituciones que representan la democracia.

P.- La politización de los medios y la defensa de intereses privados es un asunto del que se ha hablado en diversas ocasiones, ¿qué es lo que está pasando? ¿Cómo cree que los editores deberían tomar cartas en el asunto?

R.- Es un tema muy complejo. No se puede negar la legitimidad de un medio a establecer una determinada línea editorial. Pero eso es una cosa y otra es que la narración, el relato de la realidad, se vea alterado a partir de un determinado prisma editorial o ideológico. Eso es inadmisible. Hay hechos que son lo que son, y hay que contarlos de una manera veraz. En su interpretación caben todos los enfoques que se quieran, pero en el relato mismo no. Creo que los ciudadanos en general son capaces de discernir entre la información y la opinión. Lo que ha malogrado la relación entre la gente y los medios, y la profesión periodística también, es precisamente eso. Se han confundido los géneros y se ha confundido el género mismo de la información con la opinión. Se ha llegado a abusar en algunos casos, por ejemplo, tenemos ahora el caso flagrante de ‘Canal Nou’, de la televisión pública valenciana. Se ha hecho un uso tan descaradamente partidista, sectario, manipulado, como están denunciando los propios trabajadores que se han visto imbuidos en esa maquinaria. Esto no puede llevar, y no ha llevado más que al abandono. Es decir, la caída en audiencia de esa cadena es absolutamente elocuente, y tampoco es casual que, justo cuando los trabajadores, durante unas horas, han mantenido una programación con libertad de expresión, dándole voz a todos aquellos que habían estado vetados, han conseguido triplicar la audiencia. ¿Por qué? Porque el momento es muy sensible, en parte, pero también porque de repente la gente se ver reconocida ahí. La gente está percibiendo que es una ventana abierta, que no es un embudo por el que se intenta colar la realidad como sea, es decir, dar una versión de la realidad absolutamente estrecha.

P.- El intrusismo es otro de los problemas a los que se enfrentan los periodistas... ¿Cree que supone un grave problema que personas sin vocación ni titulación proliferen en los medios de comunicación?

R.- El intrusismo responde a un fenómeno que en la televisión es bastante visible, que es la espectacularización de los contenidos informativos. Eso ha llevado a ese desplazamiento entre el oficio del periodista de contar la realidad y de interpretarla, y el entretenimiento basado en hechos de la actualidad, que es otra cosa. Es decir, la comunicación en un sentido amplio, y la información, se entrelazan pero son dos conceptos distintos. En nombre del entretenimiento se ha dado funciones de comunicadores pero con materia informativa a personajes, en algunos casos, que están muy lejos no ya de la formación del periodista, sino de ser un referente social. Para mí no es tanto el problema de títulos, sino que en esa función de informar o de interpretar la realidad ante el resto de los ciudadanos, que es la que debe cumplir un medio de comunicación -sea cual sea su naturaleza, escrito, radiado o televisivo-, por lo menos, si no se está formado para ello, que tenga al menos una capacidad de ser referente por su capacitación en otros campos y por su propia autoridad moral. Pero no es el caso de muchos tertulianos o de muchos personajillos que pueblan la televisión durante horas, semanas, meses e incluso en algunos casos años.

P.- Gran parte de su carrera profesional se ha desarrollado en televisión, ¿cómo cree que ha evolucionado en estos últimos años? ¿Se plantearía volver a presentar un programa como ‘Quién sabe dónde’?

R.- Nunca me he ido del todo de la televisión y de hecho ahora estoy en el canal ‘Crimen e Investigación’ haciendo una labor muy especializada en el intento de rescatar algunos casos olvidados, casos criminales no resueltos, con la esperanza de contribuir un poco a que se restablezca la investigación de esos casos y que se haga justicia. Con la justicia la sociedad es más sociedad, se cohesiona y se hace más fuerte en términos democráticos, y si no hay justicia, ocurre todo lo contrario. Humildemente ahora, desde un pequeño canal o de un espectro muy pequeño, ya que no es generalista sino temático y está en plataforma, quiero hacer esa contribución y espero poderla hacer. El panorama general que hay en la televisión es el resultado de dos dinámicas que están entrelazadas y seguramente envenenadas. Por un lado, la mercantilización, es decir, que imperen sobre todo los programas de mayor audiencia, pero de audiencias conseguidas no importa cómo. Estos son los que consiguen mayores contrataciones publicitarias. Y por otro lado, un exceso de carga ideológica en determinados contenidos. También me espanta la falta de apuesta creativa de las grandes operadoras de televisión, que han hecho una economía de escala a base de programas de tertulias muy ruidosas, donde el sentido mismo del debate creo que está desde hace tiempo muy desvirtuado, y donde parece imponerse la ley de que el que habla más alto tiene las posibilidades de llevarse el ‘gato al agua’, y no lo digo por ningún programa determinado.

P.- ¿Cómo ve el futuro de la prensa escrita tras la información ‘al minuto’ que ofrecen tanto los medios digitales como las redes sociales? ¿Qué cree que va a pasar con los periódicos?

R.- También en este sentido hay visiones muy distintas e incluso, como dice Ignacio Ramonet, el director de ‘Le Monde Diplomatique’, que llega a decir que el periodismo es un oficio en extinción y los periodistas estamos en vías de extinción. Creo que hay indicios preocupantes en ese sentido, pero que todavía se puede detener esa pendiente y hay que detenerla. La sensación de que tenemos más información que nunca es en parte verdad, pero es una verdad que hay que desentrañar. Hay más contacto con la información pero no necesariamente la gente está más informada. Por lo tanto, hay una rapidez que nunca hubo. Es decir, la velocidad, incluso en términos tecnológicos está explicado que sea así porque cada vez pedimos a los dispositivos que sean más rápidos, pedimos a las conexiones que sean más rápidas. Es verdad que las noticias circulan no ya con instantaneidad, sino casi con una dimensión superior. Es decir, hay casi una anticipación, lo que significa que estamos ante una instantaenidad llevada al extremo y sin prácticamente límites. ¿Pero eso tiene que ver con la capacidad de estar bien informado? No, yo creo que eso requiere el trabajo profesionalizado del periodismo que consiste en tomar los hechos, saber identificar todos los elementos que confluyen en un determinado acontecimiento y saberlo interpretar. Esa labor sosegada, es una labor para la que hay que prepararse y se preparan los periodistas y que yo creo que puede y debe ser rescatada. Sin periodismo no hay democracia. Esto ha sido una de las verdades que se han escrito en las pancartas de algunos colegas víctimas de despidos masivos últimamente. Cuando me refiero a esto, no lo hago sólo porque me identifico con compañeros en términos de solidaridad, sino porque realmente creo que es así. Si una sociedad deja de tener periodistas y medios periodísticos que sean los vigilantes de que le poder democrático se ejerce sin abuso de poder y a favor de los ciudadanos, si no tiene medios que garanticen la libertad de la información y la libertad de expresión, esa democracia estará sufriendo un grave handicap y se irá debilitando. Por lo tanto, es, como decía un gran comunicólogo francés, Dominique Wolton, el periodismo, la información, es una institución de la democracia. No podemos aceptar que se prescinda de ella como si simplemente fuera un negocio más. No es un negocio. Es un resorte de la propia estructura democrática y un resorte esencial.

P.- ¿Qué le ha parecido Ceuta?

R.- Estoy encantando de haber sobrepasado el tópico que habla de una ciudad en un pequeño rincón del norte de África y de la que no sabemos nada, y sólo pensamos que es una reminiscencia del pasado. Me ha sorprendido ver una ciudad con mucha vida dentro y con ese perfume que tienen las ciudades fronterizas de cruce de culturas, de sensaciones muy interesantes por ese intercambio entre dos realidades tan distintas como la de África y la de Europa. Creo que es en ese sentido una posición crítica, en ciertos sentidos privilegiada, pero también muy interesante para el visitante. Es un grandioso espectáculo.
 

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