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OPINIÓN - JUEVES, 14 DE NOVIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Era lo que menos se esperaba
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Es la frase que más se ha repetido, en las últimas 48 horas, desde que apareció la lesión de Messi y se aceptó que era una lesión de consideración, por no decir grave.

Estaba claro, para muchos, incluso de Barcelona, aunque allí tapan todo para no desenmascarar el separatismo latente, que la vida del jugador era diferente ahora que hace un par de años o tres, pero nadie se atrevía a decir nada porque para todos los seguidores culés primero era Messi y, a continuación, todos los cielos.

Ahora sí, ahora se dice, mostrando la más rancia de las hipocresías y atreviéndose a opinar de lo que, tan sólo hace una semana, era inopinable.

Es el periodismo de hoy, especialmente en la parcela deportiva, donde se santifica a cualquiera y cuando deja de estar en todo lo alto se trata de embadurnar, con lodo, todo lo mucho que antes se había alabado.

Aquí queda claro que no hay nada de lo que pueda hacer el ser humano, que no esté sometido a la crítica o a la opinión, en cualquier momento, y hasta lo más baladí, especialmente en las figuras, se interpreta como una ofensa al cielo o al mismísimo Dios.

Para muchos, hasta hace pocos meses, Messi parecía la reencarnación de la mismísima divinidad, y daban por bueno todo lo que, años ha, se hizo para que llegara a la estatura que ahora tiene.

Nadie podrá decir si eso era bueno o malo, eso, difícilmente, se puede cuantificar, aunque todos murmuren, por lo bajo, que de no haber caído en un club como el Barcelona, Messi no hubiera sido el Messi que estamos viendo. Con todo, de ahí, que no le den más vueltas, no se puede pasar.

Ahora bien, de lo que sí están pasando o se están pasando cuatro pueblos de un tirón, en más de una crítica, es de achacar todo lo bueno del jugador a su ex técnico, Guardiola.

Se siguen pasando los pueblos de tres en tres, cuando le critican al jugador el que haya cambiado de preparador y no saben por donde andan, cuando dicen que este jugador “no sabe comer”, o que come lo que no le viene bien para ser un deportista de élite.

O se equivocan mucho, o es que más de uno ha sido invitado por el propio Messi a comer a su casa y tras haberse dado el banquete padre salen criticando lo que come. Da vergüenza que se pueda hurgar tan burdamente, en la vida diaria de una persona, por muy famosa que sea y por mucho que “venda” lo que se dice de él.

Ahora, dirán los más sensatos, lo único que queda es esperar a ver cuales son los resultados, tras dos meses de tratamiento, luego, no me cabe la menor duda de que, muchos se van a comer sus propias palabras si el jugador vuelve a ser lo que ha sido.

El problema de lesiones, y en el Barça las ha habido en cantidad, y todas muy duraderas, tiene que venir por esa serie de años jugando a tope todos los días, entrenando al límite todo el año y sin un respiro, ni en fiestas, ni en días de trabajo.

Los clubes y las marcas publicitarias, que para eso pagan muy bien, quieren hacer de los jugadores verdaderas máquinas, máquinas que, en algún momento, se tienen que desengrasar o se tienen que romper.

Esto parece que se olvida y por muy famoso que sea un jugador, por muchos goles que marque, su cuerpo es de carne y hueso, una carne y unos huesos que aguantan hasta que dicen, basta, y eso ha pasado ahora con Messi.
 

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