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sociedad - VIERNES, 15 DE NOVIEMBRE DE 2013


ponencia de Lola Escalante. fidel raso.

  I Jornadas de Intervención Psicológica ante situaciones de crisis, emergencias y catástrofes
 

El fallecimiento de un niño puede desarrollar un “duelo patológico”

El profesor y psicólogo de la UGR Francisco Cruz Quintana define las situaciones emocionales que se dan ante la muerte de un menor tras una larga enfermedad
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La psicóloga y decana del Colegio de Psicólogos de Ceuta, Lola Escalante, fue la encargada ayer de clausurar las I Jornadas de Intervención Psicológica ante situaciones de crisis, emergencias y catástrofes. El último día de jornadas comenzó a las 16.30 horas, con la ponencia del psicólogo y profesor de la Universidad de Granada, Francisco Cruz Quintana, quien habló acerca de la ‘Intervención en crisis: cuidados paliativos e indicadores de sufrimiento en niños con enfermedades crónicas graves’. La última de las charlas corrió a cargo del médico espcialista en Urgencias y Emergencias, Fernando Díaz Rivera.

La psicóloga y decana del Colegio de Psicólogos de Ceuta, Lola Escalante, fue la encargada de clausurar ayer las I Jornadas de Intervención Psicológica ate situaciones de crisis, emergencias y catástrofes, la cual tuvo lugar en el Salón de Actos del Palacio de la Asamblea. Dos fueron las ponencias elegidas para el último día. Por un lado, la del médico especialista en Urgencias y Emergencias, Fernando Díaz Rivera, con su intervención sobre ‘Ayudar a los que ayudan. Aspectos emocionales de los equipos sanitarios’. Otra de las charlas ofrecidas ayer corrió a cargo del psicólogo y profesor de la Universidad de Granada, Francisco Cruz Quintana, que habló acerca de la ‘Intervención en crisis: cuidados paliativos e indicadores de sufrimiento en niños con enfermedades crónicas graves’.

“Una de las situaciones mayores de crisis es cuando se produce el fallecimiento de un niño por una enfermedad terminal, lo que general una situación emocional que desborda, por una parte, a la familia, y que tiene efecto no sólo en el momento, sino que tiene efecto a largo plazo”, señaló el psicólogo y profesor. “El fallecimiento de un niño por estas causas tiene unas consecuencias a nivel psicológico en los padres con un alto porcentaje de que se desarrolle un duelo patológico de forma posterior”, explicó Cruz Quintana, para agregar que “para que esto se produzca lo menos posible, hay una serie de medidas que los profesionales de la salud tienen que conocer y poner en marcha en todo el proceso de enfermedad con el pequeño para que, efectivamente se produzca por una parte una buena muerte, y se produzca también la posibilidad de que el niño pueda, en un momento determinado -dependiendo por supuesto de la edad que tenga-, recibir unos cuidados paliativos”.

Este tipo de cuidados “no se terminan con el fallecimiento, sino que se continúan posteriormente con la atención a los padres”, señaló. Otro de los “elementos importantes para trabajar es con los hermanos”, comentó durante su charla.

En lo referente al tratamiento psicológico de los padres cuando un hijo fallece tras una larga enfermedad, el profesor de la UGR destacó que “es importante diferenciar cuando se trata de una muerte repentina o de un proceso de enfermedad”. En este último caso, los profesionales “tienen tiempo para poder trabajar lo que se llama la anticipación del duelo, tanto con la familia como con el niño que fallece”.

Es decir, “hay que propiciar que al niño se le dé la posibilidad de que pueda despedirse de una manera correcta”. En este sentido, diversos profesionales van a trabajar a lo largo del proceso y por lo tanto, este tipo de situaciones se aborda de una “manera multidisciplinar”. “Ahí, el psicólogo en concreto, tiene un valor fundamental a la hora de trabajar con las emociones y la situación de crisis que se genera, para que el afrontamiento de ese suceso, que es bastante terrible, al menos, deje la menor huella posible”, relató.
 


El “estrés postraumático” ante la muerte repentina de un niño

En relación al fallecimiento de un niño de forma repentina, los psicólogos denominan a este tipo de casos “estrés postraumático”. “El tratamiento es más complicado y más a largo plazo, porque, aparte de que es un sinsentido el hecho de que muera un niño, no se entiende, ni se comprende ni se acepta, para las personas más cercanas a él, por ejemplo, no haber podido despedirse, no haber solventado determinadas cuestiones en la relación con el niño, es algo que perdura posteriormente y se necesita en un porcentaje muy elevado de un tratamiento psicológico prolongado”, explicó Cruz Quintana. Por otra parte, también hay “asociaciones de padres, donde pueden hablar de tú a tú en casos parecidos”. Desde un punto de vista psicológico, “el impacto emocional no se puede evitar, lo que sí hay que hacer es estar a disposición de las personas y cubrir un aspecto importante de apoyo emocional”. Sin embargo, “no es suficiente, aunque es muy importante en el momento de ‘shock’; después es necesario realizar una intervención que en la mayoría de los casos es a largo plazo”, incidió.
 

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