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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 4 DE DICIEMBRE DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Una herida mal cicatrizada

Por Alejandro S.


La Comisión de Investigación sobre el caso Urbaser ha supuesto un cúmulo de “verdades estúpidas” por parte del Gobierno de Vivas, que ha tratado de justificar, indicando que se ha pagado lo estipulado, pero no justifica en ningún caso, que el abono se ha hecho por algo que correspondía. El Gobierno de Vivas no se ha preocupado de fiscalizar los pagos y la justificación de los mismos, y así se ha encontrado con la gran sorpresa: se pagaba y se volvía a pagar, sin control institucional. Este dislate, no ha acarreado, en ningún caso, ni responsabilidades políticas ni administrativas, ni de ningún tipo. Más bien, se ha desplegado un tupido velo y, los mismos que habían de responder de sus desmanes fueron los encargados de hacer informes que dieran cobertura legal o apariencia legítima a un desastre intolerable.

Juan Luis Aróstegui puso ayer un ejemplo claro: con Urbaser ha sucedido como si vamos a un restaurante, pedimos mero y nos sirven aceitunas, pero pagamos el mero sin haberlo comido. ¿Por qué? ¿Juego de tontos o de muy listos? A saber: no comprobar la amortización de camiones es una negligencia que ha costado una millonada por la que nadie paga (no ya dinero sino responsabilidad) y el Gobierno de Vivas, salva la cara, creyendo que acabó este mal sueño de una noche de verano, sin reparar que, aún queda mucha más tela por cortar y más sorpresas por sobrevenir.

El caso Urbaser, ahora mismo es como una herida mal curada, a punto de infectarse y, quien sabe, si hasta de gangrenarse. Y si así fuera, habría que extirpar a la mayor celeridad posible para evitar males mayores. Pudiera darse el caso, que el Gobierno quedara de nuevo en ridículo con nuevos episodios sobre el caso Urbaser que podrían convertirse en un molestísimo dolor de cabeza, tan insoportable que hasta acarrearía consecuencias indeseables para algunos o algunos. El que avisa no es traidor.

No se puede dar carpetazo, así por las buenas, a un tema muy “caliente” y por qué no decirlo: maloliente. El tema Urbaser huele que apesta y a muy corto plazo puede resultar tan putrefacto que arrastre a Vivas a un verdadero basurero de podredumbre y sobresalto. No es plato de buen gusto éste de Urbaser, porque en él hay muchos cabos sueltos. Y las voces del silencio pueden surgir, como esas psicofonías que reclaman justicia y provocan revelaciones insospechadas. No hablamos de fantasmas sino de realidades ni del más allá sino de asuntos terrenales y cercanos.

Se ha tratado de despachar este asunto con una ligereza y autosuficiencia increíbles, como si se tratara de un tema menor. Dándole un carácter de mera anécdota o como si fuera el sueño de una mala noche de verano, aunque la pesadilla Urbaser aún puede tener largo recorrido y llevarse a alguien por delante como un morlaco envistiendo a la femoral de alguno.

La puesta en escena de asuntos aún desconocidos, ocultos, misteriosos, hasta podrían dar luz a la tenebrosa situación de un “caso” para el que se ha gastado mucha tinta y se han prodigado todo tipo de opiniones e insultos provocando tormentosas polémicas.

Puede que no se haya escrito el epitafio de este poliédrico tema, que parece el monstruo de las mil caras. El Pleno acaba de dar carpetazo a un capítulo pero en este libro de Urbaser aún quedan muchas páginas por escribir, con algún borrón incluido.

Los escribanos saldrán a la palestra, se conocerán identidades y voces diversas. Un asunto en el que aún queda mucho por barrer y nunca mejor dicho. Un torbellino de cuestiones todavía por resolver. Toca esperar pero no mucho. Repito, el que avisa no es traidor.
 

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