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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 5 DE DICIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Historia de una escalera
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Jamás, el autor de esta obra de teatro, porque la temática era diferente, llegaría a pensar que, al correr el tiempo, también una escalera, en Ceuta, iba a dar tanto para hablar, escribir o ingresar en un hospital, como la obra original.

Aquí estamos en otra situación y muy poco parece que pinten los vecinos, si en esa escalera pueden tener problemas muchas personas de una barriada, en la que falta de casi todo, y por no tener, no les va a quedar ni un camino normal para poder llegar, con seguridad, los niños al colegio.

Uno no acierta a ver, con claridad, qué es lo que pasa últimamente, en Ceuta, y lo que menos querría es ver que se trate de problemas orquestados, para debilitar a un presidente de Gobierno, de una ciudad autónoma, o para que nos entendamos todos, alcalde, que ha perdido parte de la confianza de muchos de los que creían acérrimamente en él, en otros tiempos, cuando se hizo legítimamente con una mayoría absoluta, pero que ahora no parece muy dispuesto a dejar, así como así, el sillón de la Alcaldía, para que lo ocupe otro.

Hemos dicho, en repetidas ocasiones, y habrá que repetirlo que los que se aferran a un sillón, a la larga, lo pasarán mal, el día que se tengan que levantar de él, y Juan Vivas parece que está entrando en esa situación.

Jamás hubo, en los últimos 40 años, aquí en Ceuta, una persona que fuera tan bien acogida, desde que se hizo cargo de la Alcaldía, como ha sido acogido Juan Vivas, eso hay que decirlo, aunque el camino que se siguió para que llegara a ser alcalde no haya sido el más recto de todos. Luego, cuando concurrió como cabeza de lista, no ha tenido adversarios que le hayan hecho sombra, y la duda es si ahora ya los va a tener. Para eso habrá que esperar más de un año, para poderlo comprobar.

Con todo, mi idea, hoy, no es la de analizar la entrada o la salida de un alcalde hacia su despacho oficial, hoy lo que abordamos es la famosa escalera de las inmediaciones del Tarajal, que lleva con problemas mucho tiempo y ahora los está teniendo a mayor escala.

Que la situación es problemática nos lo da el hecho de que la propia consejera de la Presidencia, Yolanda Bel, tenga que decir, creo que muy acertadamente y en el momento más idóneo para ello:”Hay que resolver el problema de la escalera con garantías”.

La frase habla por sí sola, no es cualquier cosa la que tenemos ahí, ahí hay un auténtico problemazo, que está trayendo muchos dolores de cabeza, que puede acarrear más y que todo lo que sea ir prolongando la situación es descrédito, antes de nada, para el propio Gobierno de la Ciudad, y tal como van las cosas, tal como está valorándose al Gobierno, en estos momentos, sería una incongruencia echar ese problema al baúl de los recuerdos.

Y hay más, en esta frase de Yolanda Bel, “resolver con garantías”. Ahí está todo lo que hay que hacer y dejar de lado lo que se ha hecho antes que, tras las palabras de Bel, se deja traslucir algo así como “una chapuza”.

Y chapuza o más que chapuza debe ser, cuando ya, que se sepa, ha habido dos accidentes, el de una porteadora de 68 años y el de una vecina de la barriada, mucho más joven, 24 años, pero que, también, ha sufrido los problemas que puede ocasionar un “paso” en malas o en nefastas condiciones.

Aróstegui que, en público, quiere dejarse ver como el hombre benefactor de todo, o de la nada, pidió que tras el error que se había cometido, en la demolición de ese tramo, lo mejor “es que se vuelva a su estado original”. Ya lo que nos faltaba, o le faltaba al Gobierno de la Ciudad, tener que reconocer que, una vez más había errado. ¿Para cuando la obra?.¿Quién la podrá hacer?. Tiempo al tiempo, no tengamos prisa.
 

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