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					La cara de José ya no es la misma. El viernes, este hombre 
					se encontraba en una situación desesperada. El día 2 tenía 
					que pagar el alquiler de su casa o marcharse. Por eso pedía 
					un trabajo con el que poder mantener a sus dos hijas y no 
					tener que irse a la calle. Después de contar su historia a 
					través de EL PUEBLO, son muchos los que se han volcado, a 
					través de las redes sociales, para ayudar a este hombre. Un 
					trabajo que ha logrado reunir el dinero con el que José 
					podrá hacer frente a un mes de alquiler de su casa, situada 
					en la calle Duarte. Tras recibir el dinero el pasado 
					domingo, este hombre no tiene más que palabras de 
					agradecimiento, sobre todo para Gabriel Castillo, que 
					movilizó a muchas personas a través de internet.  
					 
					Al preguntarle cómo se siente, este padre se muestra 
					emocionado y, con la voz entrecortada, asegura que se viene 
					abajo porque esta situación no le ha pasado en la vida. 
					“Estoy sorprendido de la respuesta que ha tenido la gente”, 
					asegura y, con fuerzas renovadas, explica como volverá a 
					Asuntos Sociales a pedir ayuda. José también se muestra 
					indignado porque le hayan cerrado las puertas. “Todas las 
					ayudas son para los extranjeros, aquí y en la península. No 
					se nos trata igual”, lamenta.  
					 
					Reacciones 
					 
					Desde que salió en el periódico, el teléfono no le para de 
					sonar. Son muchos los que se han interesado por su historia 
					y por ver cómo le pueden ayudar. Incluso una empresa local, 
					‘Muecoceuta’, se ha ofrecido para facilitarle colchones y le 
					ha pedido que se ponga en contacto con ellos para ver de qué 
					forman pueden ayudarle a él y sus dos hijas. Para él, lo más 
					importante es un trabajo. José manifiesta que la ayuda tiene 
					un límite, y por eso para este padre el mayor regalo de 
					Navidad sería encontrar un trabajo con el que poder salir 
					adelante sin preocuparse de qué ocurrirá al día siguiente.
					 
					 
					“Quiero que mis hijas tengan una estabilidad económica y 
					psicológica”, asegura José mirando con mucha ternura a sus 
					hijas, de las que se encarga el solo. Ellas, de 5 y 9 años, 
					son lo que le mueven a seguir adelante y así lo reconoce 
					para afirmar que si no estuvieran, el se iría a vivir a la 
					calle y no le importaría . En su mirada, sigue la 
					preocupación, pero ahora cuenta con un pequeño respiro para 
					conseguir su objetivo: una vida tranquila para criar a sus 
					niñas.  
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